En un momento donde el Mundial de Sudáfrica es uno de los principales protagonistas de nuestro día a día, no hay que olvidar el tenis, y mucho menos, a Rafa Nadal. Y es que el manacorí, a base de esfuerzo, garra y genialidad, ya se sitúa en semifinales del mítico torneo de Wimbledon.
Pero aquí no queda la cosa, puesto que el mallorquín se ha asegurado también el seguir como número 1 del mundo hasta 2011. ¿Qué más se puede pedir? La verdad que poco más (y además, ya se ha “quitado del medio” a Federer). Y ante este panorama, estoy segura que pocas personas apostaban por Rafa este año, sea la verdad dicha.
No se esperaba tal recuperación, sobre todo tras haberlo pasado tan mal con sus dolencias en la rodilla y en el abdominal, pero ahí está Nadal. Grande, muy grande. Y es que es indudable su capacidad de trabajo, de sacrificio… Rafa es el especialista en hacer realidad la frase de “si se quiere, se puede”; y el quiere y puede. Quiere y puede ser el mejor, de hecho, lo es; sólo le queda refrendarlo en la hierba inglesa.
Bien es cierto que no lo está teniendo nada fácil en Wimbledon, pero está demostrando de sobra estos días por qué es el mejor jugador del momento: su juego no tiene límites y cada día sorprende más, al menos a mí no deja de hacerlo.
Así pues, espero que esas sorpresas continúen y nos haga disfrutar tanto como ya nos tiene acostumbrados. Pero por el momento, hay que ir paso a paso. Primero, semifinales y luego, si todo va bien –espero-, la gran final. No dudo que llegará muy lejos, porque Rafa lo vale.