Roberto Carrera / Corresponsal Vigo
A Eusebio se le ha agotado el tiempo. Paco Herrera guiará la nave celtiña la próxima temporada.
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Hay partidos que sirven para explicar todo un campeonato. La despedida en el último acto de Balaídos bien puede reflejar el contexto de esquizofrenia colectiva que ha vivido el club durante otro año nefasto. La derrota ante el Huesca mostró a un equipo apático, desordenado, anárquico y sin gol. Todos ellos ingredientes habituales en la deficiente dieta viguesa.
¿Les ha dado tiempo a anotarlos todos? Pues ahora no se olviden de aderezar el plato generosamente con la salsa casera de costumbre: "nuestro objetivo es el 'play-off' de ascenso". Éstas han sido las primeras declaraciones del nuevo técnico celeste, Paco Herrera, en su reciente presentación. Malas vibraciones transmite inconscientemente el barcelonés, especialmente si repasamos el transcurrir de un equipo que empezó a andar bajo un lema parecido.
Y es que los sueños, sueños son
Porque a pesar de dos temporadas rozando la catástrofe, el Celta comenzó la campaña con su habitual fe inagotable en que, aunque nada cambie, el resultado sea diferente. Eusebio aprovechó la crisis económica para jugar a Guardiola, y aunque la cantera celeste ha respondido, el atrevido dibujo del técnico pucelano no ha llegado a cuajar en ningún momento.
El de La Seca se empeñó en importar el 4-3-3 a un equipo plagado de jóvenes inexpertos y, especialmente grave, sin nada que ofrecer en ataque. La incapacidad a la hora de finalizar las jugadas fue un duro lastre que ahogó las posibilidades gallegas desde el principio. "El Celta es el equipo que mejor juega de la categoría" Lo que reclamaba ser un piropo, se transformó de inmediato en el epitafio favorito de los entrenadores rivales en las ruedas de prensa post-partido. Sin goles, el espectáculo era mera anécdota.
Girona y la Copa tiraban del carro
Con cuatro victorias en treinta partidos se presentó Eusebio en el Montilivi. Estábamos a 5 de diciembre, y el marisco en Nochebuena corría serio peligro para el vallisoletano. La victoria ante los gerundenses aseguró la continuidad hasta final de campaña del proyecto, que ganaba enteros con las victorias en Copa del Rey frente a Tenerife, Villareal y una soberbia eliminatoria ante el Atlético de Madrid.
La euforia copera coincidió con la llegada de dos refuerzos de invierno en busca del gol perdido. Papadopoulos y Cellerino tenían como objetivo hacer olvidar la renuncia semanas atrás del que debía ser el delantero estrella del club, el brasileño Arthuro.
Pero en Vigo las alegrías duran lo justo, y el cuento de la lechera quebró una vez más la esperanza por un repunte en la clasificación. El 'Papa' tenía más intención que resolución, y Gastón Cellerino llegó a Galicia ligeramente 'sobrecargado'. Para aumentar la emoción en las gradas, Eusebio condenó al exilio al dueto Joselu - Saulo, para terminar rellenando la delantera con todo aquel capaz de patear un balón. Desastre habemus.
Respiro final y vuelta al principio
La agonía arriba se compensó con un juego más ramplón y efectivo. Sin dejar de sufrir, el Celta terminó alcanzando la permanencia en uno de los campeonatos más competidos que se recuerdan. El futuro pasa ahora por la construcción del quinto proyecto del presidente Mouriño.
De momento, a Eusebio le han seguido jugadores como Vasco Fernandes, Noguerol, Saulo o Joselu. Aunque todavía queda por definir la situación de otros tantos, como Cellerino o Aarón, Paco Herrera se ha apresurado a exigir dos o tres fichajes que incrementen el poder ofensivo del equipo.
En la recámara, una cantera curtida gracias al apoyo del ya ex-entrenador y, por supuesto, la irracional ilusión habitual a la hora de marcarse nuevos objetivos. Trienio de tempestades que no calman los deseos elitistas de una afición todavía emborrachada por los éxitos de antaño. La lógica exige pausa para un club económica y deportivamente tocado. Eso sí, en el fondo de todo corazón celeste, más allá de las desagradables evidencias siempre surgirá la reconfortante duda. ¿Y si el año que viene...?