Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | The Washington Post Writers Group
Kathleen Parker

"The night they drove old dixie down"

|

CHARLESTON, S.C. -- Más raro que la política de Carolina del Sur es el orgullo casi nativista que muchos sienten en su virulencia.

No los buenos tipos del Estado de las Palmeras, sino más bien los asesores políticos profesionales que trabajan con diligencia para manipular al tipo de electores que, por ejemplo, eligen a Alvin M. Greene para representarles en el Senado.

¿Eligen a quién? Buena pregunta.

El misterioso caballero Demócrata elegido para enfrentarse al Senador Republicano Jim DeMint aparecía de la nada, sin que haya ninguna prueba de haber hecho campaña. Greene, veterano en paro relevado de dos ramas de las Fuerzas Armadas -- y con un expediente abierto por mostrar imágenes obscenas a una estudiante de la Universidad de Carolina del Sur presuntamente (una acusación que él niega) -- pagó al parecer 10.400 dólares de su bolsillo como tarifa para tener ese privilegio.

Tan extraña es la aparición de Greene, cuyas numerosas entrevistas tras las elecciones circulan por la red, que su colega de Carolina del Sur y coordinador de la mayoría en la Cámara James Clyburn ha solicitado una investigación de su carrera política.

"Algo estaba pasando en Carolina del Sur que fue funesto... No sabría definirlo", decía Clyburn.

Acertadas palabras.

Los Republicanos de Carolina del Sur, mientras tanto, pedían la dimisión del Senador del estado Jake Knotts por llamar "la paki" a la candidata Nikki Haley unos días antes de las primarias. Los comicios fueron el apogeo o el nadir del activismo político, dependiendo del punto de vista de quien a usted pregunte. Digamos solamente que la pregunta "¿Se puede caer más bajo?" no es estrictamente retórica en esto.

Knotts, que dice que lo que piensan sus colegas legisladores Republicanos "no puede importar menos" (y que no va a dimitir) insiste en que el insulto era una broma. Más probable es que fuera una maniobra estratégica destinada a sacar a colación la religión e implantar la idea en la mente de los electores de que Haley podría ser musulmana. Fue un riesgo calculado que en otras elecciones le podría haber funcionado muy bien.

Esta vez no. Los insultos raciales y étnicos son hoy un suicidio político en Carolina del Sur.

Haley se alzó con la cabeza de la lista a pesar de los dos caballeros que dicen haber tenido una aventura con la candidata por separado, que es madre de dos hijos.

Mientras el resto de la nación tiembla de indignación -- o se ríe a carcajadas del monólogo del Paramount Comedy en que se ha convertido Carolina del Sur -- los oriundos se encogen de hombros. Como siempre han hecho. ¿Pero por qué, exactamente? ¿Cuándo para? Siendo más precisos, ¿alguien quiere que pare?

Muchos invocan al célebre estratega Republicano Lee Atwater, que pidió disculpas a muchos de sus objetivos cuando se moría de cáncer cerebral. Pero Katon Dawson, ex secretario Republicano del estado derrotado por Michael Steele en la secretaría nacional, opina que la política marrullera del estado puede remontarse a la Revolución estadounidense:

"El General Francis Marion, alias 'el cisne del pantano', empezó con un enfrentamiento no tradicional contra los británicos atacando, causando bajas masivas, y a continuación retirándose a los pantanos y los bosques de Carolina del Sur. Es parte de nuestra herencia que continúa en la campaña política moderna... Todos tenemos un poco de Fox en nosotros -- y nos orgullece tenerlo".

Sea como fuere, algo ha cambiado en Carolina del Sur esta vez que ha pasado casi desapercibido. La gran noticia, según Dawson, no son las presuntas aventuras, el insulto racial o el candidato misterioso. Es que los votantes rechazaron la política barriobajera de siempre y el coto privado de los políticos.

Haley derrotó a una lista de políticos veteranos que incluye al fiscal general Henry McMaster (que merece una medalla al comportamiento de caballero).

Y aquí en el Lowcountry, donde comenzó la Guerra Civil, Tim Scott, un Republicano afroamericano, desplazó a dos de los nombres más distinguidos de la historia política del estado en el escaño del primer Congreso - Carroll Campbell III, hijo del fallecido Gobernador Carroll Campbell Jr., y Paul Thurmond, hijo del difunto Senador Strom Thurmond. Scott y Thurmond zanjarán las diferencias en la segunda vuelta del 22 junio.

Aunque Haley se quedó a las puertas del 51% necesario para hacerse con la candidatura, que se enfrenta al Representante Greham Barrett en una segunda vuelta, ella superó a su competencia en parte porque los electores rechazaron lo desagradable de los ataques vertidos en su contra.

Por su parte, Haley me decía que su mayor inquietud era que los que la atacaban daban mala imagen al estado.

"Quiero que el país sepa que no somos un atajo de paletos ignorantes. Y la gran mayoría de los residentes de Carolina del Sur no piensan de esa forma".

Si se impusiera esta forma de pensar, puede que no le queden muchos chistes de Carolina del Sur a Jon Stewart.

"The night they drove old dixie down"

Kathleen Parker
Kathleen Parker
jueves, 17 de junio de 2010, 05:51 h (CET)
CHARLESTON, S.C. -- Más raro que la política de Carolina del Sur es el orgullo casi nativista que muchos sienten en su virulencia.

No los buenos tipos del Estado de las Palmeras, sino más bien los asesores políticos profesionales que trabajan con diligencia para manipular al tipo de electores que, por ejemplo, eligen a Alvin M. Greene para representarles en el Senado.

¿Eligen a quién? Buena pregunta.

El misterioso caballero Demócrata elegido para enfrentarse al Senador Republicano Jim DeMint aparecía de la nada, sin que haya ninguna prueba de haber hecho campaña. Greene, veterano en paro relevado de dos ramas de las Fuerzas Armadas -- y con un expediente abierto por mostrar imágenes obscenas a una estudiante de la Universidad de Carolina del Sur presuntamente (una acusación que él niega) -- pagó al parecer 10.400 dólares de su bolsillo como tarifa para tener ese privilegio.

Tan extraña es la aparición de Greene, cuyas numerosas entrevistas tras las elecciones circulan por la red, que su colega de Carolina del Sur y coordinador de la mayoría en la Cámara James Clyburn ha solicitado una investigación de su carrera política.

"Algo estaba pasando en Carolina del Sur que fue funesto... No sabría definirlo", decía Clyburn.

Acertadas palabras.

Los Republicanos de Carolina del Sur, mientras tanto, pedían la dimisión del Senador del estado Jake Knotts por llamar "la paki" a la candidata Nikki Haley unos días antes de las primarias. Los comicios fueron el apogeo o el nadir del activismo político, dependiendo del punto de vista de quien a usted pregunte. Digamos solamente que la pregunta "¿Se puede caer más bajo?" no es estrictamente retórica en esto.

Knotts, que dice que lo que piensan sus colegas legisladores Republicanos "no puede importar menos" (y que no va a dimitir) insiste en que el insulto era una broma. Más probable es que fuera una maniobra estratégica destinada a sacar a colación la religión e implantar la idea en la mente de los electores de que Haley podría ser musulmana. Fue un riesgo calculado que en otras elecciones le podría haber funcionado muy bien.

Esta vez no. Los insultos raciales y étnicos son hoy un suicidio político en Carolina del Sur.

Haley se alzó con la cabeza de la lista a pesar de los dos caballeros que dicen haber tenido una aventura con la candidata por separado, que es madre de dos hijos.

Mientras el resto de la nación tiembla de indignación -- o se ríe a carcajadas del monólogo del Paramount Comedy en que se ha convertido Carolina del Sur -- los oriundos se encogen de hombros. Como siempre han hecho. ¿Pero por qué, exactamente? ¿Cuándo para? Siendo más precisos, ¿alguien quiere que pare?

Muchos invocan al célebre estratega Republicano Lee Atwater, que pidió disculpas a muchos de sus objetivos cuando se moría de cáncer cerebral. Pero Katon Dawson, ex secretario Republicano del estado derrotado por Michael Steele en la secretaría nacional, opina que la política marrullera del estado puede remontarse a la Revolución estadounidense:

"El General Francis Marion, alias 'el cisne del pantano', empezó con un enfrentamiento no tradicional contra los británicos atacando, causando bajas masivas, y a continuación retirándose a los pantanos y los bosques de Carolina del Sur. Es parte de nuestra herencia que continúa en la campaña política moderna... Todos tenemos un poco de Fox en nosotros -- y nos orgullece tenerlo".

Sea como fuere, algo ha cambiado en Carolina del Sur esta vez que ha pasado casi desapercibido. La gran noticia, según Dawson, no son las presuntas aventuras, el insulto racial o el candidato misterioso. Es que los votantes rechazaron la política barriobajera de siempre y el coto privado de los políticos.

Haley derrotó a una lista de políticos veteranos que incluye al fiscal general Henry McMaster (que merece una medalla al comportamiento de caballero).

Y aquí en el Lowcountry, donde comenzó la Guerra Civil, Tim Scott, un Republicano afroamericano, desplazó a dos de los nombres más distinguidos de la historia política del estado en el escaño del primer Congreso - Carroll Campbell III, hijo del fallecido Gobernador Carroll Campbell Jr., y Paul Thurmond, hijo del difunto Senador Strom Thurmond. Scott y Thurmond zanjarán las diferencias en la segunda vuelta del 22 junio.

Aunque Haley se quedó a las puertas del 51% necesario para hacerse con la candidatura, que se enfrenta al Representante Greham Barrett en una segunda vuelta, ella superó a su competencia en parte porque los electores rechazaron lo desagradable de los ataques vertidos en su contra.

Por su parte, Haley me decía que su mayor inquietud era que los que la atacaban daban mala imagen al estado.

"Quiero que el país sepa que no somos un atajo de paletos ignorantes. Y la gran mayoría de los residentes de Carolina del Sur no piensan de esa forma".

Si se impusiera esta forma de pensar, puede que no le queden muchos chistes de Carolina del Sur a Jon Stewart.

Noticias relacionadas

La libertad de expresión es un derecho fundamental que abarca las libertades de opinión, información y prensa, es esencial para ejercer otros derechos humanos y participar activamente en una sociedad libre y democrática, pero lo mismo en España que toda Europa, este derecho se enfrenta a desafíos y tensiones debido a la censura y a las restricciones.

Tras conocer por la prensa que un juzgado ha abierto diligencias de investigación por una denuncia contra su esposa, el presidente del Gobierno ha publicado una carta abierta dirigida a la ciudadanía en el antiguo Twitter, en la que afirma que: "Vive con impotencia el fango que se esparce sobre su mujer", y se pregunta si debe continuar o renunciar, motivo por el cual cancela su agenda, y se da de plazo hasta el próximo lunes, para meditar su futuro.

Pedro Sánchez habría dado por amortizada la actual legislatura y, con un golpe de efecto, anunciará presumiblemente el 29 de abril el adelanto de las Elecciones Generales para el próximo otoño, con la esperanza de renacer cual Ave Fénix y obtener unos resultados que le permitan conformar un Gobierno en solitario tras fagocitar los restos del naufragio de la efímera candidatura unitaria de izquierdas Sumar y con apoyos externos de los grupos nacionalistas periféricos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto