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Rodrigo Gil-Sabio

Memorias de Sudáfrica

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Ha empezado el Mundial y la noticia está más fuera que dentro del césped. Pese a la oleada de robos y atracos que están ocurriendo, Sudáfrica merece realmente esta oportunidad, En estos años vivimos el debut sonoro del continente africano como organizador de un Mundial y viviremos también la samba de los primeros Juegos Olímpicos de Verano en Brasil.

A mí gusta el ambiente que está transmitiendo Sudáfrica sin olvidar una realidad social: a 200 metros del Soccer City vive gente sin agua y sin luz. Señores políticos, no escondan lo evidente. Pero esa es la grandeza y la miseria del fútbol, que allá donde va mueve montañas y que hace feliz a tanta gente, sin distinguir raza ni clase social.

Bueno, y de futbolistas ¿qué? Pues nada, comienzo timorato, con una Sudáfrica más entusiasta que real, con un portero inglés crucificado ya por sus tabloides, con una Serbia en el abismo, con una Alemania que golea sin alma, con una Argentina con alma que no logra golear, o con una Francia que no carbura nada, desde luego.

¿Y los que faltan? Bueno, pues falta ver el candado que trae Italia, falta ver a Brasil y su incógnita Kaká, a la Portugal más ‘cristiana’ y a la España más bella. Cuatro equipazos llamados a llegar lejos en el Mundial. Italia es imprevisible porque ganó el Mundial de España 82 con tres pírricos empates en la primera fase. Brasil es el sempiterno favorito, pero lleva años sin jugar a ser Brasil, y eso es efectivo pero muy peligroso. Portugal me gusta, pero la ‘cristianodependencia’ puede ser muy mala.

Y queda España, que debutará la última frente a Suiza. Los de Del Bosque están llamados a escribir en la historia de oro de los Mundiales. Serán, desde el viernes, siete finales donde realmente no se puede fallar, porque un error casi, casi te condena. España no debe fiarse de ningún rival y debe jugarse la vida (deportiva) en cada partido. Además, hay que trabajar también la suerte de los campeones, los momentos adversos, los penalties, los infortunios, las lesiones, los cambios,… son muchas cosas.

Hasta ahora, no hay ninguna selección que me haya enamorado. Espero siempre mucho de Holanda, con un gusto exquisito por el balón heredado de la ‘banda del 74’ de Johan Cruyff y con posibilidades reales, pero esto del fútbol es imprevisible. Grecia ganó una Eurocopa infame y aquella ‘naranja mecánica’ no ganó un Mundial cuando jugaba como los ángeles.

Memorias de Sudáfrica

Rodrigo Gil-Sabio
Rodrigo Gil
lunes, 14 de junio de 2010, 02:05 h (CET)
Ha empezado el Mundial y la noticia está más fuera que dentro del césped. Pese a la oleada de robos y atracos que están ocurriendo, Sudáfrica merece realmente esta oportunidad, En estos años vivimos el debut sonoro del continente africano como organizador de un Mundial y viviremos también la samba de los primeros Juegos Olímpicos de Verano en Brasil.

A mí gusta el ambiente que está transmitiendo Sudáfrica sin olvidar una realidad social: a 200 metros del Soccer City vive gente sin agua y sin luz. Señores políticos, no escondan lo evidente. Pero esa es la grandeza y la miseria del fútbol, que allá donde va mueve montañas y que hace feliz a tanta gente, sin distinguir raza ni clase social.

Bueno, y de futbolistas ¿qué? Pues nada, comienzo timorato, con una Sudáfrica más entusiasta que real, con un portero inglés crucificado ya por sus tabloides, con una Serbia en el abismo, con una Alemania que golea sin alma, con una Argentina con alma que no logra golear, o con una Francia que no carbura nada, desde luego.

¿Y los que faltan? Bueno, pues falta ver el candado que trae Italia, falta ver a Brasil y su incógnita Kaká, a la Portugal más ‘cristiana’ y a la España más bella. Cuatro equipazos llamados a llegar lejos en el Mundial. Italia es imprevisible porque ganó el Mundial de España 82 con tres pírricos empates en la primera fase. Brasil es el sempiterno favorito, pero lleva años sin jugar a ser Brasil, y eso es efectivo pero muy peligroso. Portugal me gusta, pero la ‘cristianodependencia’ puede ser muy mala.

Y queda España, que debutará la última frente a Suiza. Los de Del Bosque están llamados a escribir en la historia de oro de los Mundiales. Serán, desde el viernes, siete finales donde realmente no se puede fallar, porque un error casi, casi te condena. España no debe fiarse de ningún rival y debe jugarse la vida (deportiva) en cada partido. Además, hay que trabajar también la suerte de los campeones, los momentos adversos, los penalties, los infortunios, las lesiones, los cambios,… son muchas cosas.

Hasta ahora, no hay ninguna selección que me haya enamorado. Espero siempre mucho de Holanda, con un gusto exquisito por el balón heredado de la ‘banda del 74’ de Johan Cruyff y con posibilidades reales, pero esto del fútbol es imprevisible. Grecia ganó una Eurocopa infame y aquella ‘naranja mecánica’ no ganó un Mundial cuando jugaba como los ángeles.

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