Alemania, con un juego exquisito y próximo al tiqui-taca, goleó al conjunto australiano por cuatro tantos a cero. Podolski, Klose, Müller y Cacau fueron los autores de los goles. Por su parte, Cahill fue expulsado
Alemania empezó el Mundial con paso firme. (FIFA)
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| FICHA TÉCNICA | 4- Alemania: Neuer (2); Lahm (3), Friedrich (2), Mertesacker (2), Badstuber (1); Khedira (1), Schweinsteiger (1); Müller (3), Ozil (3); Podolski (2); Klose (2).
0- Australia: Schwarzer (0); Wilkshire (0), Moore (1), Neill (0), Chipperfield (0); Culina (1), Valeri (0); Grella (0), Emerton (1), García (1); Cahill (0).
Cambios : En Australia Holman (1) por Grella (min.45), Rukavytsya (0) por García (min.64), Jedinak (0) por Emerton (min.74) y en Alemania Cacau (2) por Klose (min.68), Mario Gómez (0) por Ozil (min.72), y Marin (-) por Podolski (min.80).
Goles: 1-0 Podolski, min.7. 2-0 Klose, min.26. 3-0 Muller, min.67. 4-0 Cacau, min.69.
Árbitro: Marco Rodríguez Moreno, mexicano (2). Amonestó a los alemanes Ozil (12’) y Cacau (92’); y a los australianos Neill (46’), Valeri (58’) y expulsó con roja directa a Cahill (56’) .
Incidencias: Partido de la fase de grupos del Mundial de Sudáfrica 2010, grupo D. 62.000 espectadores en el Estadio Moses Mabhida. Terreno de juego en buenas condiciones.
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DATOS DESTACABLES | Lo mejor: tiqui-taca alemán
Con un estilo desconocido hasta ahora en el equipo alemán, los chicos de Low dieron un recital de juego liderados por un sensacional Ozil.
Lo peor: Schwarzer
El portero del Fulham falló en los dos primeros goles alemanes: cerrando los ojos ante el tiro de Podolski y midiendo mal la salida en el centro de Lahm.
El dato: Gol 11 de Klose
Con el tanto registrado ante Australia, el delantero del Bayer de Munich se convierte en el quinto máximo goleador de la historia de Alemania en los mundiales con 11 goles.
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Daniel Sanabria / SIGLO XXI
Como si Alemania hubiera preparado el Mundial visualizando videos de España. Así se puede resumir el auténtico recital de fútbol-control que el combinado teutón dio ante una impotente y descafeinada Australia, que pareció un pelele en todo momento en manos del equipo europeo. Liderados por Ozil, un futbolista alemán destilado al más puro estilo español, Alemania goleó jugando en tercera y reservando energía para lo que se avecina. Mientras, Australia mostró su peor versión y prácticamente dice adiós al Mundial aún quedando dos jornadas en juego.
Y no es que el equipo de Oceanía saliera entregado desde el inicio del encuentro. Los primeros cinco minutos fueron suyos, mimando el balón con sentido y creando una clarísima ocasión a la salida de un corner. Pero ahí terminó todo. Alemania se vistió el traje de favorito y los ‘aussies’ desaparecieron del partido. Primero avisó Klose y, a renglón seguido, Podolski, que fusiló sin piedad a Schwarzer tras un gran paso de Muller. Aunque el gol había nacido en las botas de Ozil, el nuevo ídolo alemán que se aleja del perfil tradicional teutón: delgado, técnico, hábil, y con una visión de juego que por momentos recordó a la de Iniesta.
Alemania bailó bajo su batuta y pronto empezaron a sucederse las ocasiones. El segundo tanto llegó tras un centro medido de Lahm que Klose remató ante la mala salida de Schwarzer, posiblemente uno de los peores guardametas del Mundial. En ese momento Australia entregó la cuchara y la única emoción era saber la cantidad de goles que Alemania quería llevarse. Ozil tuvo en sus botas el tercero, pero falló en el mano a mano cuando todo el esadio cantaba el gol. Tal era la comodidad del partido para los europeos, que llegaron al descanso jugando al sesenta por ciento y sin pasar apuros en defensa.
Exhibición alemana
Es indudable el lavado de cara que Joachim Low le ha imprimido a esta selección, la más joven en una cita mundialista desde 1934. Generación hay para rato y los Ozil, Muller, Mertesacker, Marin y compañía darán que hablar en futuros compromisos; aunque todavía le faltan puestos por apuntalar a Low, especialmente en la zona del centro del campo, donde el vacío dejado por Ballack aún sigue siendo demasiado grande: Schweinsteiger es el encargado de la tarea sucia y Khedira aún está muy verde para cumplir con una camiseta como la alemana.
Por su parte, Australia tiene un enorme agujero en la punta de ataque, donde nadie consigue hacerse fuerte y el delantero titular puede variar de la noche al día. A su problema con el gol se sumó la expulsión de su futbolista estrella, Cahill, que vió la roja directa tras golpear con rabia a Schweinsteiger. Para entonces Alemania jugaba con rondos en cada ataque y casi sin esfuerzo creaba clarísimas ocasiones de gol. Khadira se hizo un lío cuando tenía el tercero para empujar y Klose falló un disparo cuando tenía media portería vacía. El que no perdonó fue Muller, que tras buena jugada personal batió cruzado al guardameta australiano.
Para evitar la previsible siesta teutona con el tres a cero en el marcador, Joachim Low movió el banquillo y dio entrada a Cacau, que transformó en gol el primer balón que tocó. La asistencia, como no podía ser de otra manera, fue de Ozil, que se retiró ovacionado minutos después. Aún pudo llegar el quinto, el sexto e incluso el séptimo si Alemania los hubiera necesitado; mientras que Australia se resquebrajaba y cada uno hacía la guerra por su cuenta. Viéndoles jugar, uno se pregunta si se hablan en el vestuario.
Australia, hundida
El encuentro, que si por alemanes y australianos fuera habría finalizado en el minuto 70, se prolongó entre las patadas de los jugadores ‘aussies’, desquiciados e impotentes ante la humillación a la que estaban siendo sometidos. Sólo Emerton y, en la segunda parte, Holman parecían tener algo de criterio con el balón en los pies. Si bien, no pudieron romper en ningún momento la ordenada defensa alemana, menos robusta y musculoso que de costumbre.
Los tres puntos colocan a Alemania en lo más alto del grupo D, cuyo liderazgo es indiscutible tras la exhibición mostrada en su debut. Por su parte, Australia es sabedora de que tiene un pie y medio fuera de Sudáfrica’10. Con su mejor futbolista expulsado, sólo dos milagrosas victorias ante Serbia y Ghana podrían meter al conjunto de Verbeck en los octavos de final; dos victorias que a día de hoy parecen una utopía.