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Mis clases de francés…
que yo me sé,
no fracasaré en ellas,
pues lograré amor.
Graduarme,
paz por todas partes,
buenas aventuras,
compañerismo,
saber más, aprender,
poder hablar con los míos,
que están en París…
que quiero, que aprecio,
que deseo ver, que adoro
con el corazón y con la mente.
Entre París y abril
late mi corazón,
pero duele mi pecho
por una triste operación…
que no dejó cicatriz,
la mala suerte me acompañó,
no volví a ver a mi amado en abril,
pero sí que volví a París,
quizás algún día de abril,
piense él en estar también allí…
conmigo. Sabiendo que estoy allí.
Abril y París, París y abril,
mi corazón empieza a vivir.
Soneto dedicado a la Hermandad del Cristo de los Estudiantes de Córdoba que ha logrado esta imagen, tan cabal como conmovedora, que nos acerca, más aún, al Cristo Vivo del Sagrario.
A pocos días de que comience la Semana Santa, en donde se vive con especial devoción en lugares tan emblemáticos como Sevilla, cae en nuestras manos una característica novela negra del escritor Fran Ortega. Los hijos de justo comienza con el capellán de la Macarena degollado en la Basílica, en donde, además, no hay rastro de la imagen de la virgen.
Te he mirado Señor, como otras veces, pero hoy tu rostro está más afligido. Sé que ahora te sientes muy herido por agravios que tu no te mereces.
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