WASHINGTON -- En asuntos nacionales, el secretario de la oposición en la Cámara John Boehner se muestra inequívoco en su apoyo a tres puntos: Quench, Dawn y OxiClean.

Quench es la loción corporal, Dawn es el lavavajillas, y OxiClean el quitamanchas -- los dos primeros los fabrica Procter & Gamble, uno de los mayores patronos del Ohio natal de Boehner.

Estos secretos de estado surgieron cuando pregunté al perpetuamente bronceado Boehner, que insiste en que "nació moreno", cómo tratar mi eritema solar. Encendiéndose un pitillo de tabaco rubio, el primero de los tres que cayeron durante nuestra entrevista de 40 minutos en su oficina del Capitolio, dijo, "Ah, yo soy un convencido de la loción Quench".

Antes de pasar a asuntos más urgentes, Boehner se puso a marujear sobre otros productos favoritos. El Dawn no sólo es bueno lavando los platos, sino los pájaros cubiertos de petróleo, como presume la página web del fabricante. En cuanto al OxiClean, basta con mirar la camisa blanco nuclear de Boehner.

Es de admirar un hombre capaz de conjugar a la filósofa Heloise y a Nancy Pelosi en la misma oración. Es imposible no observar que Boehner resulta al mismo tiempo imponente e inexplicablemente cercano. Lo que no muestra (pero otros dicen) es que es inteligente, un hombre de palabra, y tiene una aguda vista para el talento ajeno y es fácil jugar en equipo con él.

De manera que ¿por qué deben confiar los estadounidenses en los Republicanos a la luz de las formas manirrotas de gestión del propio Partido Republicano cuando controlaba el Congreso? La respuesta de Boehner habría de ser el eslogan del partido este año: "Hemos aprendido la lección".

"¿La gente desconfía? Oh por supuesto. Pero llevamos una ventaja de dos a uno entre los independientes ahora mismo".

Para Boehner, ser llamado "el partido del no" no es un insulto lamentable. Es una estrategia encaminada a destacar el contraste entre aquellos que dirigen las cosas y aquellos que quieren dirigirlas. ¿El ensordecedor silencio que se escucha de los Republicanos acerca del vertido del Golfo? Mucho mejor que los estadounidenses escuchen el borboteo de los Demócratas y la administración yéndose por el desagüe.

Boehner y compañía están ocupados, mientras tanto, realizando un masivo sondeo digital a través de la nueva página del Partido Republicano "America Speaking Out", a la que los electores pueden presentar y votar ideas. Es fácil de manejar hasta el aburrimiento, con matices que recuerdan a programas infantiles como "Mister Rogers' Neighborhood" tales que puede jugar toda la familia, Dick, Jane y hasta Spot.

Una vez más, los Republicanos han obrado por fin el milagro de las redes sociales y lo están utilizando para movilizar a los votantes cabreados con un Washington que no parece escucharles y al que no parece importarle lo que ellos piensen. A la diestra de la página de "speaking out" va YouCut, presentada a principios de este mes por el Representante Eric Cantor, en la que los estadounidenses pueden votar recortes fiscales. En uno de los vídeos, Michele Bachmann, R-Minn., anuncia al ganador: recortes en las subidas salariales del Congreso y los funcionarios (menos al ejército).

Las páginas han desatado gran controversia entre los Demócratas, que tienen ideas propias de recortes del gasto -- el dinero utilizado para respaldar las páginas. Mientras los líderes Republicanos insisten en que las páginas son vehículos para recoger las ideas que van a modelar el programa del Partido Republicano, los Demócratas han vertido acusaciones apuntando que la financiación pública se está utilizando para fines políticos. Por supuesto, los Demócratas hicieron tres cuartos de lo mismo con su iniciativa "Six for 2006". Lo que revierte en interés de la nación, y lo que puede resultar políticamente rentable, es una cuerda floja que ambos partidos han recorrido. El gabinete de Boehner afirma que no se han utilizado fondos de campaña, ni existe un componente electoral en las páginas web.

Boehner se muestra reticente a especular sobre los comicios de noviembre, cuando habrá en juego 100 escaños. Si las cosas van como la seda la noche de las elecciones -- y Boehner sustituye a Pelosi en el puesto de presidente de la Cámara -- se espera mucha sangre sobre el estrado. Lo primero que va a desenterrar el hacha de guerra será la reforma sanitaria, que los Republicanos pretenden reemplazar con medidas "de sentido común" encaminadas a reducir el precio de las pólizas de seguro y garantizar puestos de trabajo. Otras prioridades deberían incluir recortes presupuestarios integrales, la reforma de las prestaciones sociales y la restauración de la integridad a la Cámara, que Boehner afirma se ha visto mermada por el énfasis puesto por la anterior presidenta en los beneficios partidistas.

"Ese es el motivo de que el Congreso de los Estados Unidos no funcione y yo pretendo arreglarlo".

Es un listón muy alto, teniendo en cuenta especialmente las significativas "cicatrices" entre los partidos, en palabras de Boehner. Pero cuando 43 centavos de cada dólar que se está gastando deben pedirse prestados, alguien, tal como describía el Presidente Obama la crisis del petróleo, tiene que "tapar el maldito agujero".

Si los Republicanos tienen los recursos para hacer eso sigue estando en manos de los electores, pero mientras los Demócratas están limpiando petróleo del Golfo, los Republicanos están engrasando la maquinaria de una rebelión anticipada desde hace mucho.