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Etiquetas | El ciclismo desde la cuneta
Álvaro Calleja

Simplemente, espectacular

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No se le puede poner ni un pero, todo lo contrario, a la defensa de la “maglia” rosa por parte de David Arroyo. Mi paisano ha estado sencillamente, espectacular, tal y como reza el título de mi columna semanal. Lo que “Arroyito” hizo en el descenso del Mortirolo no se puede calificar de otra manera. Alcanzó la cima a casi dos minutos de Ivan Basso, Vincenzo Nibali y Michele Scarponi, y llegó a pie de la subida a Aprica rozando el medio minuto de diferencia con ellos.

Evans, Sastre y Vinokourov no se creían lo que estaban viendo. El chico de rosa que se había quedado nada más iniciar el ascenso al temido Mortirolo, estaba ya junto a ellos, mostrando más fuerzas que uniendo todas las suyas. Por allí andaba también John Gadret, que está haciendo un gran Giro, y que era espectador de lujo de la tremenda remontada que estaba protagonizando uno de los nuestros.

Uno de los nuestros que se ganó hoy los corazones de todos los aficionados italianos, que animaron sin parar la hazaña que estaba llevando a cabo el manchego y que siguieron animándole una vez acabada la etapa. David Arroyo ya se ha hecho un hueco en la historia del Giro con ese descenso que hasta el propio Samuel Sánchez, un mago de esta especialidad, firmaba.

Una bala rosa que se comió a Cadel Evans, al que dejó, incluso, de rueda. Una bala rosa que se comió a Gadret y a Carlos Sastre, quien se asustó a su llegada y a punto estuvo de probar el asfalto. Una bala rosa que se comió a un Alexander Vinokourov, puro músculo, pura fuerza, que veía como un imposible seguir al bravo talaverano por esas mil curvas, trazado estrecho, trazado viejo, que hacían subir las esperanzas de los hinchas españoles como la espuma.

Pero, claro, en el ciclismo nada es lo que parece. Todo puede cambiar en segundos. Todo el trabajo realizado, todo el riesgo tomado, puede irse al traste porque a esos mismos que has adelantado, que se juegan sus opciones de victoria, sus opciones de podio, les da por declararse en huelga y actuar como auténticas “garrapatas”. “Garrapatas” que dejaron sin “maglia” rosa a David Arroyo, quien la perdió pero ganó el corazón de los “tifosis”.

Simplemente, espectacular

Álvaro Calleja
Álvaro Calleja
sábado, 29 de mayo de 2010, 09:05 h (CET)
No se le puede poner ni un pero, todo lo contrario, a la defensa de la “maglia” rosa por parte de David Arroyo. Mi paisano ha estado sencillamente, espectacular, tal y como reza el título de mi columna semanal. Lo que “Arroyito” hizo en el descenso del Mortirolo no se puede calificar de otra manera. Alcanzó la cima a casi dos minutos de Ivan Basso, Vincenzo Nibali y Michele Scarponi, y llegó a pie de la subida a Aprica rozando el medio minuto de diferencia con ellos.

Evans, Sastre y Vinokourov no se creían lo que estaban viendo. El chico de rosa que se había quedado nada más iniciar el ascenso al temido Mortirolo, estaba ya junto a ellos, mostrando más fuerzas que uniendo todas las suyas. Por allí andaba también John Gadret, que está haciendo un gran Giro, y que era espectador de lujo de la tremenda remontada que estaba protagonizando uno de los nuestros.

Uno de los nuestros que se ganó hoy los corazones de todos los aficionados italianos, que animaron sin parar la hazaña que estaba llevando a cabo el manchego y que siguieron animándole una vez acabada la etapa. David Arroyo ya se ha hecho un hueco en la historia del Giro con ese descenso que hasta el propio Samuel Sánchez, un mago de esta especialidad, firmaba.

Una bala rosa que se comió a Cadel Evans, al que dejó, incluso, de rueda. Una bala rosa que se comió a Gadret y a Carlos Sastre, quien se asustó a su llegada y a punto estuvo de probar el asfalto. Una bala rosa que se comió a un Alexander Vinokourov, puro músculo, pura fuerza, que veía como un imposible seguir al bravo talaverano por esas mil curvas, trazado estrecho, trazado viejo, que hacían subir las esperanzas de los hinchas españoles como la espuma.

Pero, claro, en el ciclismo nada es lo que parece. Todo puede cambiar en segundos. Todo el trabajo realizado, todo el riesgo tomado, puede irse al traste porque a esos mismos que has adelantado, que se juegan sus opciones de victoria, sus opciones de podio, les da por declararse en huelga y actuar como auténticas “garrapatas”. “Garrapatas” que dejaron sin “maglia” rosa a David Arroyo, quien la perdió pero ganó el corazón de los “tifosis”.

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