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Vibraciones sin sentido

Los pensamientos de la señorita Eugenia (II)

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Sé que sé lo que sé... y andando voy por el río, paso a paso en sus orillas que son las mías, marchando y marchandito... y sólo sé que nada sé. Como decía el filósofo, sólo que la felicidad, la risa se puede encontrar en el otro, en lo más triste y penoso, en lo más sombrío, en la infelicidad del ser humano que enseña, sé lo que sé, y lo sé bien y ya está. Que lo sé del fondo y hubiera deseado saberlo todo, pero todo se escapa de las manos. Todo se va y yo... voy perdiendo terreno poco a poco, se es lo que se puede, lo que no, no. Y feliz igual yo soy, que nada valgo ni soy, salvo para mamá. Y yo... que jamás seré feliz y lo sé, sólo lo seré en soledad, ayúdame en lo que queda del camino, que supongo duro será.

Bárbara enseñó los pechos a los hombres... y no le importó después a aquella chica de ojos tristes, porque había estado muerta en vida, y sabía que el cuerpo no valía nada, no sintió por ello que perdiese contacto con Dios, el padre... pues morir y volver a vivir la había traumatizado mucho. Por eso lo enseñó todo sin ocultarse, muchos hubiesen deseado ver más... pero sólo vieron esas dos cosas y les convenció totalmente y llamó su oscura curiosidad. Sabía que había que parar ese carro, por eso lo hizo.

Pluto, perro que fue el mejor amigo la mejor compañía de Popeye. Pluto, cabeza de león y tierna piel del sol. Pluto de corazón. Pluto de sol a sol. Pluto valiente e irónico y burlesco y triunfador. Pluto de pelo marrón, ojos azules, corazón de oro y collar de campana. Pluto te quiero yo, te quieren ellos, te quieren todos. Pluto de andar inquieto y dulce mirada, Pluto que ofrece alegre su andar y suave respirar y su sufrir quejoso cuando rosquillas de azúcar no hay.

Pluto que toma chocolatinas y dulcería y bollería. Pluto de crema y nata, de hojaldre y seda y tela de cielo. Pluto de caramelo, que no tuvo plutitos. Pluto de marrón glacé que no supo llorar... Pluto que bruto, que come zapatillas y llora cobre cuando su dueño lo deja solo en el garaje, Pluto de almendra, Pluto de castaña, Pluto de sidra, Pluto de champagne, Pluto de avellana, de gelatina, riquito, sabor de mar, ola y hola a tu gentileza, a tu valor, fidelidad, franqueza y ladrar de caballero.

La trampa fue tendida... por Dios, a los villanos de verdad, de mentira, a sus seguidores. La trampa fue magistralmente tendida y funcionó.

Marie Flavie dejo a su italiano... poco le duró, pero volverán a verse. Aunque sólo discutió fue duro, quizá vuelvan, él no se peinaba. A ella le gusta Italia, quizás vaya a vivir allí, lo sé. Algún día, en un futuro próximo y con ella en su regazo él estará. Pero si lo olvidó... pero su foto su firma y su fragancia siguen en su almohada, la de ella. En su bolso, lo que me hace pensar en una reconciliación.

Ana ama a Federico... el es de Barcelona, se conocieron, él con 23 años, ella 37. Da lo mismo. Él sin hijos, ella, una de cinco. A veces lo veo raro... pero es una realidad: la ama. La ama mucho, como nunca viera a Pepiño quererla. Duermen juntos, es un locura vuelta realidad, dos hombres ya en su vida... me da que pensar...

Tirar en saco roto… todo lo sentido, todo lo añorado, todo el tormento de no sentirme amada. Tirar en saco roto la muerte que viene y que parte de mi alma y dice: ¿y a mí qué?... tirar en saco roto tus ojos verdes que poco me dicen ya, tirar en saco roto, vivir por vivir, decirte que sí, cuando quiero decir no.

Voy a morir… y Dios no lo desea, lloverá, sin duda, lloverá. Voy a morir, pero ellos volverán a nacer, como ratas, y no tendrán su quesito fresco. Voy a morir como una diosa que soy, y Dios que no me abandonó… misericordia Dios, no me olvides.

Horizonte distante… perturbaciones del alma del caminante hacia Dios que es la luz. Respirar almohaditas, recibir la bendición, no la rendición. Precaución para no perderlo todo, todo lo que ya no se sabe si se perdió, no debo lamentarlo, ellos lo comprenderán, reaccionarán a tiempo, no sé si su perdón lograrán, pero mi lucha será fuerte. Para que escribir palabras, fantasías son poesías, para qué si ya no sé, si perdí la fe.

Odio, odio hasta la tortura del ser, del mío que tiene que soportarlo todo.

Odio, sentimiento que lleva al mar, perturbador y sin razón de ser. Más con que razón se tiene, cuando se trata de la luz que ellos no ven.

Odio, oscura fuente del pozo azul, que bruta soy, sólo al verlos, tan concentrados en el mal. Odio que me corre por las venas, que sale de mis poros. Odio que entra y sale de mi corazón, que no me deja dormir en paz, y sin embargo, soy lo que soy.

Odio, perturbación infinita que con qué razón se tiene. Odio, mal sentimiento que deja su huella, del que quiero escapar, que no me deja en paz. Odio, sentimiento de ira, de desolación, del infinito deseo de ver como desaparece el ser odiado, y son tantos… tantos y tantos los seres que se odian, y con qué razón… Odio que quita la alegría, asocia ideas y se pregunta ¿por qué?.

Odio, que es como una máscara, reflejado en el rostro, que brota por las mejillas cuando todo se apaga. Odio, que no deseo morir, más mi muerte se desea. La desean esos odiados por mí, que lo sepan eternamente. Nunca responderé por ellos, para mi nada son… que se hundan en una arena sin sol.

…Haciendo una comparativa, después de tantos años, creo que mi suerte no fue del todo mala, he sido feliz. Todos los males que me vinieron, fueron por bien, un gran bien.

Continuará…

Los pensamientos de la señorita Eugenia (II)

Vibraciones sin sentido
Aurora Peregrina Varela Rodriguez
sábado, 14 de enero de 2017, 11:32 h (CET)
Sé que sé lo que sé... y andando voy por el río, paso a paso en sus orillas que son las mías, marchando y marchandito... y sólo sé que nada sé. Como decía el filósofo, sólo que la felicidad, la risa se puede encontrar en el otro, en lo más triste y penoso, en lo más sombrío, en la infelicidad del ser humano que enseña, sé lo que sé, y lo sé bien y ya está. Que lo sé del fondo y hubiera deseado saberlo todo, pero todo se escapa de las manos. Todo se va y yo... voy perdiendo terreno poco a poco, se es lo que se puede, lo que no, no. Y feliz igual yo soy, que nada valgo ni soy, salvo para mamá. Y yo... que jamás seré feliz y lo sé, sólo lo seré en soledad, ayúdame en lo que queda del camino, que supongo duro será.

Bárbara enseñó los pechos a los hombres... y no le importó después a aquella chica de ojos tristes, porque había estado muerta en vida, y sabía que el cuerpo no valía nada, no sintió por ello que perdiese contacto con Dios, el padre... pues morir y volver a vivir la había traumatizado mucho. Por eso lo enseñó todo sin ocultarse, muchos hubiesen deseado ver más... pero sólo vieron esas dos cosas y les convenció totalmente y llamó su oscura curiosidad. Sabía que había que parar ese carro, por eso lo hizo.

Pluto, perro que fue el mejor amigo la mejor compañía de Popeye. Pluto, cabeza de león y tierna piel del sol. Pluto de corazón. Pluto de sol a sol. Pluto valiente e irónico y burlesco y triunfador. Pluto de pelo marrón, ojos azules, corazón de oro y collar de campana. Pluto te quiero yo, te quieren ellos, te quieren todos. Pluto de andar inquieto y dulce mirada, Pluto que ofrece alegre su andar y suave respirar y su sufrir quejoso cuando rosquillas de azúcar no hay.

Pluto que toma chocolatinas y dulcería y bollería. Pluto de crema y nata, de hojaldre y seda y tela de cielo. Pluto de caramelo, que no tuvo plutitos. Pluto de marrón glacé que no supo llorar... Pluto que bruto, que come zapatillas y llora cobre cuando su dueño lo deja solo en el garaje, Pluto de almendra, Pluto de castaña, Pluto de sidra, Pluto de champagne, Pluto de avellana, de gelatina, riquito, sabor de mar, ola y hola a tu gentileza, a tu valor, fidelidad, franqueza y ladrar de caballero.

La trampa fue tendida... por Dios, a los villanos de verdad, de mentira, a sus seguidores. La trampa fue magistralmente tendida y funcionó.

Marie Flavie dejo a su italiano... poco le duró, pero volverán a verse. Aunque sólo discutió fue duro, quizá vuelvan, él no se peinaba. A ella le gusta Italia, quizás vaya a vivir allí, lo sé. Algún día, en un futuro próximo y con ella en su regazo él estará. Pero si lo olvidó... pero su foto su firma y su fragancia siguen en su almohada, la de ella. En su bolso, lo que me hace pensar en una reconciliación.

Ana ama a Federico... el es de Barcelona, se conocieron, él con 23 años, ella 37. Da lo mismo. Él sin hijos, ella, una de cinco. A veces lo veo raro... pero es una realidad: la ama. La ama mucho, como nunca viera a Pepiño quererla. Duermen juntos, es un locura vuelta realidad, dos hombres ya en su vida... me da que pensar...

Tirar en saco roto… todo lo sentido, todo lo añorado, todo el tormento de no sentirme amada. Tirar en saco roto la muerte que viene y que parte de mi alma y dice: ¿y a mí qué?... tirar en saco roto tus ojos verdes que poco me dicen ya, tirar en saco roto, vivir por vivir, decirte que sí, cuando quiero decir no.

Voy a morir… y Dios no lo desea, lloverá, sin duda, lloverá. Voy a morir, pero ellos volverán a nacer, como ratas, y no tendrán su quesito fresco. Voy a morir como una diosa que soy, y Dios que no me abandonó… misericordia Dios, no me olvides.

Horizonte distante… perturbaciones del alma del caminante hacia Dios que es la luz. Respirar almohaditas, recibir la bendición, no la rendición. Precaución para no perderlo todo, todo lo que ya no se sabe si se perdió, no debo lamentarlo, ellos lo comprenderán, reaccionarán a tiempo, no sé si su perdón lograrán, pero mi lucha será fuerte. Para que escribir palabras, fantasías son poesías, para qué si ya no sé, si perdí la fe.

Odio, odio hasta la tortura del ser, del mío que tiene que soportarlo todo.

Odio, sentimiento que lleva al mar, perturbador y sin razón de ser. Más con que razón se tiene, cuando se trata de la luz que ellos no ven.

Odio, oscura fuente del pozo azul, que bruta soy, sólo al verlos, tan concentrados en el mal. Odio que me corre por las venas, que sale de mis poros. Odio que entra y sale de mi corazón, que no me deja dormir en paz, y sin embargo, soy lo que soy.

Odio, perturbación infinita que con qué razón se tiene. Odio, mal sentimiento que deja su huella, del que quiero escapar, que no me deja en paz. Odio, sentimiento de ira, de desolación, del infinito deseo de ver como desaparece el ser odiado, y son tantos… tantos y tantos los seres que se odian, y con qué razón… Odio que quita la alegría, asocia ideas y se pregunta ¿por qué?.

Odio, que es como una máscara, reflejado en el rostro, que brota por las mejillas cuando todo se apaga. Odio, que no deseo morir, más mi muerte se desea. La desean esos odiados por mí, que lo sepan eternamente. Nunca responderé por ellos, para mi nada son… que se hundan en una arena sin sol.

…Haciendo una comparativa, después de tantos años, creo que mi suerte no fue del todo mala, he sido feliz. Todos los males que me vinieron, fueron por bien, un gran bien.

Continuará…

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