Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Cristianismo originario | Amor
El amor verdadero no tiene gestos externos

La vida es una escuela para el amor

|

A lo largo de la historia las personas que han aspirado a la espiritualidad, se dieron cuenta de que el amor verdadero que crece en el interior no es algo exagerado, es un sentir que produce alegría interna profunda, franqueza y compenetración con el prójimo. El amor verdadero y por ello divino, no se vanagloria, es reservado y espera, sin embargo se regala en todo momento donde es necesario y conveniente. Por ello a los verdaderos sabios espirituales, se les considera a menudo como personas frías, faltas de amor y duras, porque no cultivan el amor exagerado, el amor humano, sino el amor desinteresado que fluye desde el interior y que se une con lo interno en el prójimo.

El amor verdadero no tiene gestos externos, es un dejar fluir la corriente interior. Desde el interior deberían fluir hacia el prójimo las fuerzas del amor desinteresado y de la benevolencia. Gestos externos, apretones de manos y abrazos con muchas palabras de amor y apasionamiento es amor humano, es exagerado.

No debemos imponer ninguna presión a nuestro prójimo, tampoco mediante un amor humano exagerado. Muchos creen poder convencer a su prójimo con amor y cautivarlos con ello, pero esto significa abusar del amor. Cada persona tiene su libre albedrío y debe conservarlo, pues el amor interno es una entrega tranquila, que se regala, una comprensión profunda del prójimo. El amor exagerado es humano y no da testimonio de reconocimiento profundo ni de sabiduría divina. Sin embargo la vida terrenal es una escuela del amor y de la sabiduría divina y quien ha terminado con buen éxito esta escuela, ha cumplido la finalidad de su vida terrenal.

El amor es el poder más grande en el Universo, un poder que traspasa a todas las formas de vida. Deberíamos reconocer en todo la belleza y acoger todo en nosotros llenos de agradecimiento, respeto, amor y admiración. Entonces experimentamos a cada instante sucesos espirituales profundos e indescriptibles, en torno a nosotros y también dentro de nosotros. En ello muere nuestro yo humano y surge lo interno, la grandeza de nuestro Ser eterno.

La vida es una escuela para el amor

El amor verdadero no tiene gestos externos
Vida Universal
martes, 10 de enero de 2017, 00:33 h (CET)
A lo largo de la historia las personas que han aspirado a la espiritualidad, se dieron cuenta de que el amor verdadero que crece en el interior no es algo exagerado, es un sentir que produce alegría interna profunda, franqueza y compenetración con el prójimo. El amor verdadero y por ello divino, no se vanagloria, es reservado y espera, sin embargo se regala en todo momento donde es necesario y conveniente. Por ello a los verdaderos sabios espirituales, se les considera a menudo como personas frías, faltas de amor y duras, porque no cultivan el amor exagerado, el amor humano, sino el amor desinteresado que fluye desde el interior y que se une con lo interno en el prójimo.

El amor verdadero no tiene gestos externos, es un dejar fluir la corriente interior. Desde el interior deberían fluir hacia el prójimo las fuerzas del amor desinteresado y de la benevolencia. Gestos externos, apretones de manos y abrazos con muchas palabras de amor y apasionamiento es amor humano, es exagerado.

No debemos imponer ninguna presión a nuestro prójimo, tampoco mediante un amor humano exagerado. Muchos creen poder convencer a su prójimo con amor y cautivarlos con ello, pero esto significa abusar del amor. Cada persona tiene su libre albedrío y debe conservarlo, pues el amor interno es una entrega tranquila, que se regala, una comprensión profunda del prójimo. El amor exagerado es humano y no da testimonio de reconocimiento profundo ni de sabiduría divina. Sin embargo la vida terrenal es una escuela del amor y de la sabiduría divina y quien ha terminado con buen éxito esta escuela, ha cumplido la finalidad de su vida terrenal.

El amor es el poder más grande en el Universo, un poder que traspasa a todas las formas de vida. Deberíamos reconocer en todo la belleza y acoger todo en nosotros llenos de agradecimiento, respeto, amor y admiración. Entonces experimentamos a cada instante sucesos espirituales profundos e indescriptibles, en torno a nosotros y también dentro de nosotros. En ello muere nuestro yo humano y surge lo interno, la grandeza de nuestro Ser eterno.

Noticias relacionadas

Alberga la voz protocolo acepciones varias. La cuarta de ellas, siguiendo al DRAE, define esta palabra como ”secuencia detallada de un proceso de actuación científica, técnica, médica, etc.”. Al parecer, todo protocolo supone una garantía para evitar decisiones improvisadas en los distintos ámbitos y tranquilizar, de paso, a los destinatarios de la actuación, que pueden ser los miembros de un colectivo concreto o, en algunos casos, toda la población.

Si algo nos va quedando claro, es la enorme complicación de la cual formamos parte activa. El cielo nos plantea retos de altura si queremos ser consecuentes y la materia resulta muy superficial, la mayor parte es indetectable en el Universo como materia oscura. Las energías y las condensaciones nos traen de cabeza, hasta el punto de que avanzamos sin avanzar, de ver sin ver, o muchas situaciones similares.

Hoy comienzan las elecciones en la India. Están habilitados para votar más de 960 millones de habitantes en comicios de formato singular que van a durar 44 días. El país encarna la mayor democracia del mundo y, a diferencia de lo que suele acontecer en occidente, se espera un incremento del número de ciudadanos que acudan a las urnas.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto