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“La patria se puede fiar más de un crítico que trabaja, que de un entusiasta que vocifera” Eugenio D’Ors

Aznar, ¿una piedra en el zapato de Rajoy?

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Si la renuncia de José Mª Aznar a su cargo vitalicio de presidente de honor del PP marcó, sin duda, un hito en las relaciones del expresidente del Gobierno con Mariano Rajoy; la aceptación, sin un gesto de agradecimiento, sin un acto solemne de despedida o sin el expreso reconocimiento a todo lo que el señor Aznar aportó al PP, al que elevó a la categoría de partido mayoritario y , más adelante, a la de un partido responsable del gobierno de España, con mayoría absoluta, por parte de Rajoy y todo su equipo; da fe del alivio que, a los actuales gobernantes del partido, les ha producido poder prescindir de un señor que sabía decirles las verdades, recriminarles sus equivocaciones, graves equivocaciones en algunos casos, como ha sido el caso catalán o exponerles, sin cortarse por ello, aquellas directrices a las que era conveniente adaptarse para no desviarse de las líneas maestras, que siempre habían regido, en la formación de centro derecha creada por don Manuel Fraga Iribarne.

Pero la renuncia del thing tank FAES, la fundación creada por Aznar, a la subvención que venía recibiendo del partido, ha dejado claro que, el señor Aznar, ha dejado de estar condicionado por la lealtad que le podía unir a su partido ( aunque sigue militando en él como simple afiliado) y por los lazos que unían a FAES con el PP; de modo que, si hasta la fecha, sus críticas y objeciones al sistema utilizado por los actuales dirigentes de la formación popular, habían estado matizadas y retenidas por los compromisos de lealtad hacia aquellos con los que seguía manteniendo vínculos institucionales; a partir de esta doble desconexión ( personal y orgánico-funcional), ha querido dejar claro que queda libre para exponer, con entera claridad, lo que piensa sobre el partido, sus dirigentes y la forma en la que viene desarrollando una política que, no sólo para el ex presidente, sino para muchos de los simpatizantes y antiguos afiliados, se apartan peligrosamente de los principios, los fundamentos y las doctrinas que han sido preservadas, como básicas y consustanciales a las esencias propias de una formación de raíces cristianas y de pensamiento conservador.

No hace falta escarbar mucho en lo que están pretendiendo llevar a cabo los actuales dirigentes del partido de Rajoy, para encontrar aquellos puntos débiles, los fallos o las discrepancias con lo que debieran ser las políticas esenciales que debieran defenderse, a capa y espada, ante los intentos de las izquierdas y los separatistas, de convertir a nuestra nación, actualmente en proceso de recuperación y de buenas relaciones con la UE; en un país que, habiendo sido capaz de superar una grave crisis económica, sin embargo, cuando empezaba a superar lo peor, empieza a flojear, le entran las dudas y se empieza a arrugar ante quienes han sabido aprovechar este momento oportuno para llevar a cabo su campaña de destrucción de la unidad de la nación española, de demolición de todas las estructuras y leyes que han contribuido al milagro económico y dar una batalla a muerte contra las derechas, la religión, la ética y la moral tradicionales y, especialmente, encaminada a eliminar de la política al único partido que ha sido capaz de pararles los pies al comunismo.

Es muy difícil, a nivel de ciudadanos de a pie, dilucidar lo que va a hacer de aquí en adelante, el señor Aznar. Se habla de dos exministros que parece que están en sintonía con él: el señor Piqué y el señor Gallardón. En cuanto al primero, tenemos serias dudas de que se pueda confiar demasiado en él, por la mala costumbre que tiene de cambiar de chaqueta con suma facilidad y por entender el tema catalán desde una óptica que, a algunos, se nos antoja demasiado cercana a las tesis nacionalistas. Cuando habla de la cuestión idiomática en Cataluña, restándole importancia a que se hable exclusivamente en catalán, sin respetar los derechos de aquellos ciudadanos que exigen enseñanza en castellano y que haya paridad de derechos en el uso de ambos idiomas; nos da la impresión de que, como parece que están intentando Rajoy y Sáez de Santamaría, con estas negociaciones secretas que se están llevando a cabo con los secesionistas catalanes (o sea, ceder en varias cuestiones que hasta ahora eran tabúes, para que los independentistas se avengan a dejar de hablar del tema del referéndum por decidir) está por la labor de ceder para evitar el enfrentamiento que comportaría exigir que cumplan la Constitución.

Gallardón tiene a su favor que dimitió porque no le permitieron presentar una ley más restrictiva en el tema del aborto. Detrás de ello vemos la mano negra de algunos de los miembros femeninos de la dirección del partido, cuyas simpatías por la doctrina de evitar el sacrificio de los fetos no parece que se ajuste mucho a su manera de pensar. En todo caso, el señor Aznar tiene dos caminos claros ante sí. El primero empezar a formar un equipo potente que merezca la confianza de todos aquellos miembros o simpatizantes del PP, que están en contra de la deriva que le han imprimido los actuales dirigentes del partido; sin duda una tarea complicada para la que se va a necesitar poner mucha carne en el asador, recuperar a viejas figuras de prestigio, que fueron apartadas por los nuevos inquilinos de la Moncloa, y buscar personas jóvenes y capacitadas para conseguir atraer a esta juventud que, de momento, parece que se inclina, mayoritariamente, hacia los partidos de izquierdas.

El segundo, menos ambicioso y que, en cierta manera, decepcionaría a muchos que han visto en esta maniobra un intento de trabajar para recuperar unos valores que, en la actualidad, no los defienden ni los partidos de las izquierdas ni los más moderados, como pudieran ser el PP y Ciudadanos. Se podría limitar a seguir con el Thing Tank de FAES y dedicarse a fustigar desde él, con sus artículos, estudios y conferencias, la política nacional. Algo útil, posiblemente enriquecedor apara los técnicos en política o los estudiosos pero que, a nivel del pueblo español quedaría, evidentemente, muy lejos de las clases populares menos dadas a la ilustración y más asequibles a políticos, como los de Podemos, que saben alegrarles los oídos con soflamas revolucionarias, con promesas imposibles, prometiendo arruinar a los ricos o, como ha sido el caso de Podemos, acabar por promocionar y apoyar el independentismo de los catalanes.

Sería una lástima que, como lo hemos pedido en numerosas ocasiones, ante el caos y desconcierto político en el que está sumida España, el señor Aznar se limitase a adoptar la actitud cómoda y descansada de ir lanzando dardos desde la butaca, a sabiendas de que iban a herir a sus blancos pero que, en ningún caso, conseguiría otra cosa que incomodarlos, pero sin posibilidad alguna de hacerlos desistir de sus planes respecto a la nación española. Lo cierto es que quedan, en estos momentos, pocas personas dispuestas a tomar la batuta de un nuevo movimiento de simpatizantes de centro y derecha, capaz de ilusionar a los millones de personas que estamos esperando que alguien, con arrestos y capacidad para hacerlo, se decida a enfrentarse a una situación que, si en lo económico y laboral no parece ser tan mala como pretenden algunos derrotistas, en el aspecto político y en los resultados electorales salidos de los pasados comicios; es evidente que nos encontramos en peligro de que, los unos por endebles, acomodaticios, mojigatos o amigos de transigir y los otros por inconscientes, utópicos, resabiados, descerebrados o rencorosos, lleguemos en definitiva a una situación en la que, todo lo que se ha conseguido en años de paz, de trabajo, de renovación, de mejoras sociales y económicas, de adelantos técnicos y nuevas tecnologías; acabe por ser destruido por aquellos cuyo objetivo es llevarnos a los viejos paraísos del régimen comunista o dividir España, llevándose consigo una de las partes más ricas de nuestra nación.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos vemos obligados a insistir en la urgente necesidad de que, los españoles, seamos conscientes de lo que nos espera como no reaccionemos a tiempo ante una situación que amenaza con acabar con nuestro sistema de gobierno, con nuestras tradiciones, nuestra nivel de vida y, todavía peor, con nuestra seguridad y libertades amenazadas por todos aquellos que tienen en su mente instaurar una dictadura del proletariado, a imagen y semejanza de la de la nación venezolana. Y esto, señores, puede llegar a ocurrir, mal que nos pese.

Aznar, ¿una piedra en el zapato de Rajoy?

“La patria se puede fiar más de un crítico que trabaja, que de un entusiasta que vocifera” Eugenio D’Ors
Miguel Massanet
lunes, 9 de enero de 2017, 00:21 h (CET)
Si la renuncia de José Mª Aznar a su cargo vitalicio de presidente de honor del PP marcó, sin duda, un hito en las relaciones del expresidente del Gobierno con Mariano Rajoy; la aceptación, sin un gesto de agradecimiento, sin un acto solemne de despedida o sin el expreso reconocimiento a todo lo que el señor Aznar aportó al PP, al que elevó a la categoría de partido mayoritario y , más adelante, a la de un partido responsable del gobierno de España, con mayoría absoluta, por parte de Rajoy y todo su equipo; da fe del alivio que, a los actuales gobernantes del partido, les ha producido poder prescindir de un señor que sabía decirles las verdades, recriminarles sus equivocaciones, graves equivocaciones en algunos casos, como ha sido el caso catalán o exponerles, sin cortarse por ello, aquellas directrices a las que era conveniente adaptarse para no desviarse de las líneas maestras, que siempre habían regido, en la formación de centro derecha creada por don Manuel Fraga Iribarne.

Pero la renuncia del thing tank FAES, la fundación creada por Aznar, a la subvención que venía recibiendo del partido, ha dejado claro que, el señor Aznar, ha dejado de estar condicionado por la lealtad que le podía unir a su partido ( aunque sigue militando en él como simple afiliado) y por los lazos que unían a FAES con el PP; de modo que, si hasta la fecha, sus críticas y objeciones al sistema utilizado por los actuales dirigentes de la formación popular, habían estado matizadas y retenidas por los compromisos de lealtad hacia aquellos con los que seguía manteniendo vínculos institucionales; a partir de esta doble desconexión ( personal y orgánico-funcional), ha querido dejar claro que queda libre para exponer, con entera claridad, lo que piensa sobre el partido, sus dirigentes y la forma en la que viene desarrollando una política que, no sólo para el ex presidente, sino para muchos de los simpatizantes y antiguos afiliados, se apartan peligrosamente de los principios, los fundamentos y las doctrinas que han sido preservadas, como básicas y consustanciales a las esencias propias de una formación de raíces cristianas y de pensamiento conservador.

No hace falta escarbar mucho en lo que están pretendiendo llevar a cabo los actuales dirigentes del partido de Rajoy, para encontrar aquellos puntos débiles, los fallos o las discrepancias con lo que debieran ser las políticas esenciales que debieran defenderse, a capa y espada, ante los intentos de las izquierdas y los separatistas, de convertir a nuestra nación, actualmente en proceso de recuperación y de buenas relaciones con la UE; en un país que, habiendo sido capaz de superar una grave crisis económica, sin embargo, cuando empezaba a superar lo peor, empieza a flojear, le entran las dudas y se empieza a arrugar ante quienes han sabido aprovechar este momento oportuno para llevar a cabo su campaña de destrucción de la unidad de la nación española, de demolición de todas las estructuras y leyes que han contribuido al milagro económico y dar una batalla a muerte contra las derechas, la religión, la ética y la moral tradicionales y, especialmente, encaminada a eliminar de la política al único partido que ha sido capaz de pararles los pies al comunismo.

Es muy difícil, a nivel de ciudadanos de a pie, dilucidar lo que va a hacer de aquí en adelante, el señor Aznar. Se habla de dos exministros que parece que están en sintonía con él: el señor Piqué y el señor Gallardón. En cuanto al primero, tenemos serias dudas de que se pueda confiar demasiado en él, por la mala costumbre que tiene de cambiar de chaqueta con suma facilidad y por entender el tema catalán desde una óptica que, a algunos, se nos antoja demasiado cercana a las tesis nacionalistas. Cuando habla de la cuestión idiomática en Cataluña, restándole importancia a que se hable exclusivamente en catalán, sin respetar los derechos de aquellos ciudadanos que exigen enseñanza en castellano y que haya paridad de derechos en el uso de ambos idiomas; nos da la impresión de que, como parece que están intentando Rajoy y Sáez de Santamaría, con estas negociaciones secretas que se están llevando a cabo con los secesionistas catalanes (o sea, ceder en varias cuestiones que hasta ahora eran tabúes, para que los independentistas se avengan a dejar de hablar del tema del referéndum por decidir) está por la labor de ceder para evitar el enfrentamiento que comportaría exigir que cumplan la Constitución.

Gallardón tiene a su favor que dimitió porque no le permitieron presentar una ley más restrictiva en el tema del aborto. Detrás de ello vemos la mano negra de algunos de los miembros femeninos de la dirección del partido, cuyas simpatías por la doctrina de evitar el sacrificio de los fetos no parece que se ajuste mucho a su manera de pensar. En todo caso, el señor Aznar tiene dos caminos claros ante sí. El primero empezar a formar un equipo potente que merezca la confianza de todos aquellos miembros o simpatizantes del PP, que están en contra de la deriva que le han imprimido los actuales dirigentes del partido; sin duda una tarea complicada para la que se va a necesitar poner mucha carne en el asador, recuperar a viejas figuras de prestigio, que fueron apartadas por los nuevos inquilinos de la Moncloa, y buscar personas jóvenes y capacitadas para conseguir atraer a esta juventud que, de momento, parece que se inclina, mayoritariamente, hacia los partidos de izquierdas.

El segundo, menos ambicioso y que, en cierta manera, decepcionaría a muchos que han visto en esta maniobra un intento de trabajar para recuperar unos valores que, en la actualidad, no los defienden ni los partidos de las izquierdas ni los más moderados, como pudieran ser el PP y Ciudadanos. Se podría limitar a seguir con el Thing Tank de FAES y dedicarse a fustigar desde él, con sus artículos, estudios y conferencias, la política nacional. Algo útil, posiblemente enriquecedor apara los técnicos en política o los estudiosos pero que, a nivel del pueblo español quedaría, evidentemente, muy lejos de las clases populares menos dadas a la ilustración y más asequibles a políticos, como los de Podemos, que saben alegrarles los oídos con soflamas revolucionarias, con promesas imposibles, prometiendo arruinar a los ricos o, como ha sido el caso de Podemos, acabar por promocionar y apoyar el independentismo de los catalanes.

Sería una lástima que, como lo hemos pedido en numerosas ocasiones, ante el caos y desconcierto político en el que está sumida España, el señor Aznar se limitase a adoptar la actitud cómoda y descansada de ir lanzando dardos desde la butaca, a sabiendas de que iban a herir a sus blancos pero que, en ningún caso, conseguiría otra cosa que incomodarlos, pero sin posibilidad alguna de hacerlos desistir de sus planes respecto a la nación española. Lo cierto es que quedan, en estos momentos, pocas personas dispuestas a tomar la batuta de un nuevo movimiento de simpatizantes de centro y derecha, capaz de ilusionar a los millones de personas que estamos esperando que alguien, con arrestos y capacidad para hacerlo, se decida a enfrentarse a una situación que, si en lo económico y laboral no parece ser tan mala como pretenden algunos derrotistas, en el aspecto político y en los resultados electorales salidos de los pasados comicios; es evidente que nos encontramos en peligro de que, los unos por endebles, acomodaticios, mojigatos o amigos de transigir y los otros por inconscientes, utópicos, resabiados, descerebrados o rencorosos, lleguemos en definitiva a una situación en la que, todo lo que se ha conseguido en años de paz, de trabajo, de renovación, de mejoras sociales y económicas, de adelantos técnicos y nuevas tecnologías; acabe por ser destruido por aquellos cuyo objetivo es llevarnos a los viejos paraísos del régimen comunista o dividir España, llevándose consigo una de las partes más ricas de nuestra nación.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos vemos obligados a insistir en la urgente necesidad de que, los españoles, seamos conscientes de lo que nos espera como no reaccionemos a tiempo ante una situación que amenaza con acabar con nuestro sistema de gobierno, con nuestras tradiciones, nuestra nivel de vida y, todavía peor, con nuestra seguridad y libertades amenazadas por todos aquellos que tienen en su mente instaurar una dictadura del proletariado, a imagen y semejanza de la de la nación venezolana. Y esto, señores, puede llegar a ocurrir, mal que nos pese.

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