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Dana Milbank

Holder y los demás funcionarios se cuelgan las medallas de atrapar al sospechoso del atentado de Times Square

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WASHINGTON - El Fiscal General Eric Holder es una de esas raras aves que canta (i)antes(/i) de salir el sol. Evan Pérez, un reportero del Wall Street Journal, estaba sentado en ropa interior en su casa de Capitol Hill a la 1:09 de la madrugada del martes cuando un correo electrónico del Departamento de Justicia llegó a su BlackBerry. Decía que Holder haría una declaración a los medios - en directo desde el Departamento de Justicia - a la intempestiva hora de la 1:30 de la madrugada.

Después de revolver buscando unos vaqueros rotos y un polo, Pérez salió pitando a la 10 con Constitution, aparcó su coche en doble fila y se precipitó a la sala de prensa. Fue uno de los dos únicos periodistas que llegaron a tiempo para ser testigos del anuncio de Holder de que el sospechoso del atentado frustrado de Times Square había sido detenido.

El fiscal general podría haber dejado el intempestivo anuncio a alguno de sus 130.000 subordinados del departamento, pero no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de vincular su nombre - y el de la administración Obama - a una buena noticia en la lucha contra el terrorismo. "No descansaremos hasta llevar ante la justicia a todos los responsables" decía Holder, quien por cierto no estaba descansando.

Exactamente 12 horas después, Holder estaba de nuevo en la misma estancia para repetir el número, esta vez con seis funcionarios de la ley reunidos en un ejercicio de elogio mutuo. "Esfuerzos de investigación ejemplares", dijo Holder. "Un gran esfuerzo de equipo", contribuyó la Secretario de Interior Janet Napolitano. "En verdad ejemplar". "Un excelente trabajo", ofreció John Pistole, el caballero del FBI de nombre afortunado sobre el estrado.

El cuarto orador, el Comisario de Policía Nueva York Ray Kelly, tenía la difícil labor de estar a la altura de los elogios de los tres anteriores. Pero estuvo a la altura. Los agentes del FBI y los detectives del Departamento de Nueva York tuvieron "profesionalidad investigadora", dijo, la brigada de artificieros "se desenvolvió en un marco de gran presión", y los funcionarios de inmigración tuvieron "vista de águila".

A partir de ahí cobra tintes cinematográficos. Kelly describió el coche bomba con un término popularizado por una película ganadora de un Oscar. "Esa mezcla letal podría haber causado un daño realmente grande", dijo, pasando de allí a la serie de televisión "24". "Según mi cálculo, desde el momento en que Faisal Shahzad conducía por Broadway y aparcaba el vehículo hasta ser detenido anoche en el aeropuerto JFK, pasaron 53 horas y 20 minutos. Bien, sabemos que Jack Bauer sabe hacerlo en 24 (horas). Pero en el mundo real, el 53 es un número bastante bueno".

Sin lugar a dudas fue una labor policial brillante que permitió a las autoridades identificar, rastrear y atrapar al sospechoso justo antes de que abandonara el país. Pero alardear de una victoria contra los terroristas es un asunto peligroso. Lo único que impidió tener éxito al potencial terrorista de Times Square fue que, al igual que el terrorista potencial del Día de Navidad, era un inepto. Y si bien la suerte nunca está de más, en algún momento la suerte se acaba - simplemente no es posible detener a todos los terroristas - y celebrar la detención del sospechoso de Times Square parecerá ingenuo en perspectiva.

Los Republicanos, en lugar de unirse a la celebración, estaban buscando la vuelta al último arresto para llamar a la administración blanda con los terroristas. El Representante Republicano Peter King, R-N.Y., hacía una evaluación asombrosa: A Shahzad, aunque es ciudadano estadounidense detenido en suelo estadounidense, no se le debieron leer sus derechos. "¿Le leyeron los derechos?" preguntaba al Político. "Sé que es ciudadano estadounidense, pero aún así".

En un discurso ante la Heritage Foundation el martes, el coordinador de la oposición en la Cámara Eric Cantor, R-Va., despachaba el incidente de Times Square en 28 palabras antes de utilizar cerca de 2.000 para condenar al Presidente Obama. Dijo que muchos en esta ciudad - Demócratas, presumiblemente - no prestarán atención al terrorismo cuando este incidente deje de ser noticia.

En el Departamento de Justicia, Holder y sus colegas trataron de desviar esta línea inevitable de ataque con múltiples recordatorios de "lo importante que es mantener una actitud vigilante".

A diferencia de la comparecencia de Holder de madrugada ante los medios, unos 40 periodistas se congregaban en la estancia la segunda vez, todos debidamente ataviados. Y estaban empezando a aguar la fiesta: ¿Cómo llegó a embarcar Shahzad si su nombre aparecía en la lista de exclusión aérea? ¿Era realmente viable la bomba? ¿Participaba algún grupo terrorista internacional? "En este punto, creo que no voy a decir más de lo que he dicho", dijo Holder.

Es comprensible. Tras los fastos televisados de la una y media de la mañana y la una y media de la tarde, el fiscal general necesitaba un descanso.

Holder y los demás funcionarios se cuelgan las medallas de atrapar al sospechoso del atentado de Times Square

Dana Milbank
Dana Milbank
jueves, 13 de mayo de 2010, 06:16 h (CET)
WASHINGTON - El Fiscal General Eric Holder es una de esas raras aves que canta (i)antes(/i) de salir el sol. Evan Pérez, un reportero del Wall Street Journal, estaba sentado en ropa interior en su casa de Capitol Hill a la 1:09 de la madrugada del martes cuando un correo electrónico del Departamento de Justicia llegó a su BlackBerry. Decía que Holder haría una declaración a los medios - en directo desde el Departamento de Justicia - a la intempestiva hora de la 1:30 de la madrugada.

Después de revolver buscando unos vaqueros rotos y un polo, Pérez salió pitando a la 10 con Constitution, aparcó su coche en doble fila y se precipitó a la sala de prensa. Fue uno de los dos únicos periodistas que llegaron a tiempo para ser testigos del anuncio de Holder de que el sospechoso del atentado frustrado de Times Square había sido detenido.

El fiscal general podría haber dejado el intempestivo anuncio a alguno de sus 130.000 subordinados del departamento, pero no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de vincular su nombre - y el de la administración Obama - a una buena noticia en la lucha contra el terrorismo. "No descansaremos hasta llevar ante la justicia a todos los responsables" decía Holder, quien por cierto no estaba descansando.

Exactamente 12 horas después, Holder estaba de nuevo en la misma estancia para repetir el número, esta vez con seis funcionarios de la ley reunidos en un ejercicio de elogio mutuo. "Esfuerzos de investigación ejemplares", dijo Holder. "Un gran esfuerzo de equipo", contribuyó la Secretario de Interior Janet Napolitano. "En verdad ejemplar". "Un excelente trabajo", ofreció John Pistole, el caballero del FBI de nombre afortunado sobre el estrado.

El cuarto orador, el Comisario de Policía Nueva York Ray Kelly, tenía la difícil labor de estar a la altura de los elogios de los tres anteriores. Pero estuvo a la altura. Los agentes del FBI y los detectives del Departamento de Nueva York tuvieron "profesionalidad investigadora", dijo, la brigada de artificieros "se desenvolvió en un marco de gran presión", y los funcionarios de inmigración tuvieron "vista de águila".

A partir de ahí cobra tintes cinematográficos. Kelly describió el coche bomba con un término popularizado por una película ganadora de un Oscar. "Esa mezcla letal podría haber causado un daño realmente grande", dijo, pasando de allí a la serie de televisión "24". "Según mi cálculo, desde el momento en que Faisal Shahzad conducía por Broadway y aparcaba el vehículo hasta ser detenido anoche en el aeropuerto JFK, pasaron 53 horas y 20 minutos. Bien, sabemos que Jack Bauer sabe hacerlo en 24 (horas). Pero en el mundo real, el 53 es un número bastante bueno".

Sin lugar a dudas fue una labor policial brillante que permitió a las autoridades identificar, rastrear y atrapar al sospechoso justo antes de que abandonara el país. Pero alardear de una victoria contra los terroristas es un asunto peligroso. Lo único que impidió tener éxito al potencial terrorista de Times Square fue que, al igual que el terrorista potencial del Día de Navidad, era un inepto. Y si bien la suerte nunca está de más, en algún momento la suerte se acaba - simplemente no es posible detener a todos los terroristas - y celebrar la detención del sospechoso de Times Square parecerá ingenuo en perspectiva.

Los Republicanos, en lugar de unirse a la celebración, estaban buscando la vuelta al último arresto para llamar a la administración blanda con los terroristas. El Representante Republicano Peter King, R-N.Y., hacía una evaluación asombrosa: A Shahzad, aunque es ciudadano estadounidense detenido en suelo estadounidense, no se le debieron leer sus derechos. "¿Le leyeron los derechos?" preguntaba al Político. "Sé que es ciudadano estadounidense, pero aún así".

En un discurso ante la Heritage Foundation el martes, el coordinador de la oposición en la Cámara Eric Cantor, R-Va., despachaba el incidente de Times Square en 28 palabras antes de utilizar cerca de 2.000 para condenar al Presidente Obama. Dijo que muchos en esta ciudad - Demócratas, presumiblemente - no prestarán atención al terrorismo cuando este incidente deje de ser noticia.

En el Departamento de Justicia, Holder y sus colegas trataron de desviar esta línea inevitable de ataque con múltiples recordatorios de "lo importante que es mantener una actitud vigilante".

A diferencia de la comparecencia de Holder de madrugada ante los medios, unos 40 periodistas se congregaban en la estancia la segunda vez, todos debidamente ataviados. Y estaban empezando a aguar la fiesta: ¿Cómo llegó a embarcar Shahzad si su nombre aparecía en la lista de exclusión aérea? ¿Era realmente viable la bomba? ¿Participaba algún grupo terrorista internacional? "En este punto, creo que no voy a decir más de lo que he dicho", dijo Holder.

Es comprensible. Tras los fastos televisados de la una y media de la mañana y la una y media de la tarde, el fiscal general necesitaba un descanso.

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