WASHINGTON -- Mientras miles rezaban en toda la nación un jueves celebrando el Día Nacional de la Oración, el Reverendo Franklin Graham celebraba su propia vigilia en el parking del Pentágono.
Oh bueno, no importa dónde se reza, ¿verdad? Todas las oraciones van al cielo. ¿O no?
No si usted es Graham, quien perdió su cargo en el altar del Pentágono después de mofarse de otras religiones, concretamente los musulmanes y los hindúes. Una petición dirigida al Presidente Obama para reinstaurarle al parecer ha caído en saco roto.
La ofensa de Graham consistió en expresar su creencia de que sólo los cristianos serán salvados, que el islam es el mal, y que musulmanes e hindúes no rezan al mismo Dios que él.
"Ningún elefante de 100 brazos puede hacer nada por mi", decía Graham durante una entrevista en USA Today aludiendo a una de las cinco principales deidades de los hindúes. "Ninguno de sus 9.000 dioses va a conducirme a la salvación. Nos estamos engañando si creemos poder celebrar un gran servicio religioso comunitario y cogernos de las manos y pensar que así va a ser un mundo mejor. No va a ser mejor".
¿No? Si el mundo entero reza por el bien común, ¿no sale nada bueno? Si es así, entonces ¿cuál es la idea del Día Nacional de la Oración? Tengamos un poco de fe.
Puede que Graham estuviera sintiendo el peso de la cruz de su rechazo. En calidad de secretario honorario del National Day of Prayer Task Force, un grupo evangélico privado, Graham iba a oficiar una ceremonia por el ejército estadounidense. Su hijo está destacado en Afganistán por cuarta vez.
Pero las opiniones de Graham no encajan bien con los estadounidenses seculares ni con los cristianos no evangélicos, que protestaron porque el gobierno estuviera suscribiendo una variante concreta del cristianismo. Un tribunal de Wisconsin estuvo de acuerdo al parecer y resolvió que el día es inconstitucional, pendiente de apelación.
Graham no es el único que tiene esa opinión. Una encuesta realizada entre un millar de pastores protestantes, realizada por una empresa evangélica, concluye que el 47% está de acuerdo en que el islam es "una religión muy perversa y muy diabólica". Pero tales opiniones se pueden confinar sobre todo a la generación previa. Los evangélicos de menos de 30 años creen que hay muchos caminos a Dios, no sólo a través de Jesucristo.
David Campbell, profesor de la Universidad de Notre Dame y coautor de "American Grace: How Religion Is Reshaping Our Civic and Political Lives" (junto a Bob Putnam, de Harvard) llevó a cabo estudios que demuestran que las dos terceras partes de los evangélicos de menos de 30 años creen que los no cristianos pueden ir al cielo, en contraste con el 39% de aquéllos con más de 65 años.
En lo referente a qué oraciones tienen más peso en el cielo, ¿quién lo sabe? Pero las nuevas investigaciones cerebrales apuntan la probabilidad de que las oraciones de un hombre sean tan válidas como las de otro.
Barbara Bradley Hagerty, la galardonada periodista religiosa de la radio pública, participó en una ceremonia de peyote en Arizona meditando al tiempo que se sometía a un escáner cerebral en la Universidad de Wisconsin llevando un "casco de Dios" del laboratorio de un neurocientífico de Canadá en su búsqueda por descubrir los secretos de la oración, y probablemente alguna prueba de la existencia de Dios.
En su libro "Huellas de Dios", Hagerty trata de responder a una pregunta que la ha perseguido durante años: (BEG ITAL)¿Hay algo más?(END ITAL) No podía aceptar la respuesta usual de la ciencia de que somos "una colección de moléculas sin otra finalidad que la de decaer durante unas cuantas décadas". En lugar de eso, contactó con varios virtuosos de la espiritualidad (personas que practican la oración, religiosamente) así como neurólogos, genetistas, físicos y médicos investigadores que están utilizando las herramientas más novedosas de la ciencia para buscar pruebas circunstanciales de la existencia de Dios.
Su investigación condujo a algunas conclusiones llamativas que han despertado cierta (BEG ITAL)Sturm und Drang(END ITAL) entre aquellos convencidos de que el suyo es el verdadero camino. Ella descubrió que ya se trate de un sij, una monja católica, un monje budista o un musulmán sufí, el cerebro reacciona a la oración y la meditación de forma muy parecida. Las mismas regiones cerebrales se encienden y las mismas regiones se apagan durante la meditación profunda.
Al parecer, llevamos una "huella de Dios" y "genes de Dios". Y aunque la naturaleza ha sido más generosa con unos que con otros, la experiencia espiritual es un fenómeno humano, no religioso. Caminos diferentes al mismo destino.
Comprensiblemente, no son hallazgos felices para algunos. Siglos de sangre se han derramado en aras del conocimiento religioso. Pero trascender la noción de que sólo algunas oraciones valen puede acercarnos a la iluminación que supuestamente buscamos.
Hagerty es optimista en que la ciencia con el tiempo demostrará que somos algo más que materia. En el ínterin, parece inminentemente racional suponer dentro de nuestras cuestiones de administración que Dios no tiene preferencias políticas con su creación.