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“La libertad no es posible más que en aquellos países en que el derecho predomina sobre las pasiones” J.B.H. Lacordaire

La libertad de expresión no avala incumplir la Ley

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La democracia mal entendida y la libertad de expresión sin límites son dos de los medios de que se valen estos colectivos progresistas, antisistema y partidarios de cambiar la Constitución, con el sólo objeto de implantar, en nuestro país, los métodos importados de los llamados “paraísos comunistas”, en un intento de subvertir nuestro sistema democrático de gobierno, cambiar nuestro modo de vida e implantar, en nuestra nación, aquellas prácticas totalitarias tan características del régimen soviético derivado de la gran revolución rusa del año 2017.

En Cataluña, una comunidad que parece que se ha convertido en el centro de todos los graves problemas que vienen afectando a nuestra nación, se han instalado una serie de colectivos, a cual peor, que están intentando, por todos los medios a su alcance, crear una situación que, no sólo afecte al futuro de los catalanes y a sus relaciones con el resto de España, sino que, aprovechándose del sentimiento separatista que se ha ido gestando, a través de años de lavado de cerebro de los ciudadanos, especialmente en esta especie de Ikastolas en las que se han convertido las escuelas catalanas, bajo la dirección de profesores adictos al independentismo, en las que se ha enseñado a los niños, desde su infancia, a odiar al resto de España, por medio de lavados de cerebro que les han hecho creer que, España, se aprovecha de los catalanes, que sin los españoles los catalanes vivirían mejor y que, una Cataluña independiente, podría subsistir por sí sola, por sus propios medios y, por añadidura, engañándolos malévolamente contándoles la gran mentira, el cuento de la lechera y la gran invención del adoctrinamiento catalanista, cuando afirman que, los catalanes, independizándose de España, podrían formar parte de la Comunidad europea; con lo cual pretenden desmentir los informes , desde la propia UE, de todos los organismos del propio Parlamento Europeo y de los líderes de todas las naciones, actualmente integradas en dicha comunidad, en los que se deja claro que la legislación europea impide que: cualquier nación surgida de la separación de alguna de las que forman parte de dicha unión, no podrá seguir perteneciendo a la CE, ni recibir subvenciones ni ayudas de sus bancos ni comerciar, aprovechando la libertad interior de libre comercio; siendo tratada, a todos los efectos, como un país tercero, con el cual no existirían los lazos y privilegios, incluso la exención de las tasas fronterizas, derivados de la calidad de socio de dicha entidad supranacional.

Últimamente, a medida que el proceso soberanista va adquiriendo mayor virulencia, el Parlamento catalán se va mostrando más agresivo contra el gobierno de la nación y las resoluciones de sus tribunales, especialmente las del TC, más cuestionadas, menos obedecidas y temerariamente despreciadas; hasta el punto de que da la sensación de que, a muchos efectos, la comunidad catalana ya ha decidido, de hecho, prescindir del resto de los españoles y de quienes ostentan la representación del Estado español, para dedicarse de pleno a seguir el camino trazado hacia su proyecto de nación independiente del resto de España. Una excepción: la señora Sáez de Santamaría que todavía sueña en ser capaz de convencer a Cataluña que le conviene seguir siendo parte de España. Le deseamos suerte, pero, la verdad, dudamos que la tenga.

Y, ante una situación tan alarmante, no nos queda más remedio que reconocer que, una de las causas importantes de que nos encontremos en esta situación, se debe a la forma equívoca con la que los tribunales tratan cuestiones de gran trascendencia, como lo son las repetidas ofensas contra el Jefe del Estado y su familia, manifestadas públicamente mediante insultos, quema de fotografías, destrucción y quema de banderas españolas, destrucción y quema de ejemplares de la Constitución española; todo ello con plena impunidad, con el apoyo de cientos de personas, ante la pasividad de las autoridades y la lentitud de la Justicia, que parece considerar que tales atentados contra el orden, los símbolos nacionales y las normas por las que acordamos, democráticamente, regirnos los españoles, no merecen castigo para quienes los practican; demostrando con semejantes actitudes pasivas la falta de respeto hacia millones de ciudadanos, que no acabamos de entender cómo, en un Estado de Derecho, es posible que se repitan, una y otra vez, situaciones como las descritas, mientras los tribunales tardan eternidades en actuar, si es que llegan a hacerlo, dentro de un contexto de tolerancia y falta de autoridad que parece que se ha contagiado a muchos de nuestros políticos y gobernantes.

En Cataluña se está creando un particular clima de rebeldía, tanto por parte de los separatistas, como por la de los comunistas de origen bolivariano, actualmente sólidamente implantados en algunos ayuntamientos, como es el caso de la señora Colau en el de Barcelona; que se caracteriza por actuar por libre, crear sus propias normas, olvidarse de los preceptos constitucionales, especialmente del que reconoce la vigencia de la propiedad privada en España, de modo que se están implantando, con plena libertad y sin reacción ninguna por parte del Estado español, una serie de situaciones más propias de un régimen soviético que de una país democrático unido al mundo libre. Si la franquicia de Podemos, representada por el grupo de la señora Ada Colau, va progresando y captando cada días más adeptos (el Papa Francisco les proporcionó una propaganda adicional al recibirlos en el Vaticano); otra rama, en esta ocasión formada por el grupo más revolucionario y antisistema, de carácter anarquista, constituido por los miembros del Comité Político de la CUP, con personajes tan radicales como Anna Gabriel, Romeva, Arrufat etc., ha conseguido tener sujetos a los teóricos gobernantes de la antigua CDC, hoy Pecta, que se han visto obligados a claudicar, adelantar la fecha de la celebración de “una consulta por el derecho a decidir” fijada para el 17 de septiembre del año 2017, lo que supone poner fecha a la comisión de un acto de rebeldía contra el Estado y la propia Constitución española.

Existe, en la actualidad, según como se desarrollen los acontecimientos, la probabilidad de que se pueda producir una gran alianza entre los comunistas de la señora Colau (cada vez más independientes de sus correligionarios de Podemos y de su líder Pablo Iglesias) y los anarquistas de la CUB, lo que dejaría sentenciada ( con la posible anuencia de la ERC del señor Junqueras) la gobernabilidad de la comunidad catalana y su evidente proyección para su futuro si, en realidad, existiera la más mínima posibilidad de que, este absurdo proyecto del independentismo catalán, llegara a tener la posibilidad de tener éxito, que no lo va a tener. En cualquier caso, lo que sí puede ocurrir es que, las alianzas faciliten un gobierno de carácter comunista en Cataluña, independientemente de que la escisión de España llegara a producirse. Una posibilidad más cercana de lo que hubiéramos podido imaginar los españoles, que continuamos viviendo en Cataluña, que nos vemos abocados, si Dios no lo remedia, a vernos sujetos a un régimen bolivariano, a limitaciones ( como ya se están produciendo) a nuestras libertades constitucionales o respecto a nuestros legítimos derechos de propiedad que, a la vista está, en cualquier momento pueden sernos restringidos, tan pronto como, como ya está haciendo con los bancos propietarios de viviendas sin habitar, a los que sanciona con multas de hasta 600.000 euros si siguen manteniendo sus propiedades sin alquilar ya que, venderlas, no es tan fácil como se podría suponer y, venderlas una vez alquiladas, todavía mucho más improbable.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos percatamos de que el cumplimiento de las leyes se ha convertido en algo opcional para determinados grupos de inadaptados; que, en lugar de ir en contra de aquellos que cometen delitos, existen grupos de ciudadanos que lo que hacen es apoyarlos, defenderlos de las fuerzas del orden e ir a jalearlos ante los órganos judiciales que tiene la tarea de juzgarlos. En esta España que nos ha tocado vivir, los que medran, los que se hacen con las calles y dictan las leyes de la indisciplina, la rebeldía, la desobediencia y la fuerza bruta en contra del orden y la convivencia pacífica; son los que llevan las de ganar, ante la incomprensible tolerancia, la impasibilidad, el miedo a indisponerse con los alborotadores y la inoperancia de aquellas autoridades y gobernantes, que debieran ser las que pusieran coto a semejante estado de cosas. Si seguimos así no tardaremos a ser un reflejo europeo de la Venezuela de Maduro. Y luego llegarán las lágrimas y el crujir de dientes.

La libertad de expresión no avala incumplir la Ley

“La libertad no es posible más que en aquellos países en que el derecho predomina sobre las pasiones” J.B.H. Lacordaire
Miguel Massanet
miércoles, 14 de diciembre de 2016, 01:03 h (CET)
La democracia mal entendida y la libertad de expresión sin límites son dos de los medios de que se valen estos colectivos progresistas, antisistema y partidarios de cambiar la Constitución, con el sólo objeto de implantar, en nuestro país, los métodos importados de los llamados “paraísos comunistas”, en un intento de subvertir nuestro sistema democrático de gobierno, cambiar nuestro modo de vida e implantar, en nuestra nación, aquellas prácticas totalitarias tan características del régimen soviético derivado de la gran revolución rusa del año 2017.

En Cataluña, una comunidad que parece que se ha convertido en el centro de todos los graves problemas que vienen afectando a nuestra nación, se han instalado una serie de colectivos, a cual peor, que están intentando, por todos los medios a su alcance, crear una situación que, no sólo afecte al futuro de los catalanes y a sus relaciones con el resto de España, sino que, aprovechándose del sentimiento separatista que se ha ido gestando, a través de años de lavado de cerebro de los ciudadanos, especialmente en esta especie de Ikastolas en las que se han convertido las escuelas catalanas, bajo la dirección de profesores adictos al independentismo, en las que se ha enseñado a los niños, desde su infancia, a odiar al resto de España, por medio de lavados de cerebro que les han hecho creer que, España, se aprovecha de los catalanes, que sin los españoles los catalanes vivirían mejor y que, una Cataluña independiente, podría subsistir por sí sola, por sus propios medios y, por añadidura, engañándolos malévolamente contándoles la gran mentira, el cuento de la lechera y la gran invención del adoctrinamiento catalanista, cuando afirman que, los catalanes, independizándose de España, podrían formar parte de la Comunidad europea; con lo cual pretenden desmentir los informes , desde la propia UE, de todos los organismos del propio Parlamento Europeo y de los líderes de todas las naciones, actualmente integradas en dicha comunidad, en los que se deja claro que la legislación europea impide que: cualquier nación surgida de la separación de alguna de las que forman parte de dicha unión, no podrá seguir perteneciendo a la CE, ni recibir subvenciones ni ayudas de sus bancos ni comerciar, aprovechando la libertad interior de libre comercio; siendo tratada, a todos los efectos, como un país tercero, con el cual no existirían los lazos y privilegios, incluso la exención de las tasas fronterizas, derivados de la calidad de socio de dicha entidad supranacional.

Últimamente, a medida que el proceso soberanista va adquiriendo mayor virulencia, el Parlamento catalán se va mostrando más agresivo contra el gobierno de la nación y las resoluciones de sus tribunales, especialmente las del TC, más cuestionadas, menos obedecidas y temerariamente despreciadas; hasta el punto de que da la sensación de que, a muchos efectos, la comunidad catalana ya ha decidido, de hecho, prescindir del resto de los españoles y de quienes ostentan la representación del Estado español, para dedicarse de pleno a seguir el camino trazado hacia su proyecto de nación independiente del resto de España. Una excepción: la señora Sáez de Santamaría que todavía sueña en ser capaz de convencer a Cataluña que le conviene seguir siendo parte de España. Le deseamos suerte, pero, la verdad, dudamos que la tenga.

Y, ante una situación tan alarmante, no nos queda más remedio que reconocer que, una de las causas importantes de que nos encontremos en esta situación, se debe a la forma equívoca con la que los tribunales tratan cuestiones de gran trascendencia, como lo son las repetidas ofensas contra el Jefe del Estado y su familia, manifestadas públicamente mediante insultos, quema de fotografías, destrucción y quema de banderas españolas, destrucción y quema de ejemplares de la Constitución española; todo ello con plena impunidad, con el apoyo de cientos de personas, ante la pasividad de las autoridades y la lentitud de la Justicia, que parece considerar que tales atentados contra el orden, los símbolos nacionales y las normas por las que acordamos, democráticamente, regirnos los españoles, no merecen castigo para quienes los practican; demostrando con semejantes actitudes pasivas la falta de respeto hacia millones de ciudadanos, que no acabamos de entender cómo, en un Estado de Derecho, es posible que se repitan, una y otra vez, situaciones como las descritas, mientras los tribunales tardan eternidades en actuar, si es que llegan a hacerlo, dentro de un contexto de tolerancia y falta de autoridad que parece que se ha contagiado a muchos de nuestros políticos y gobernantes.

En Cataluña se está creando un particular clima de rebeldía, tanto por parte de los separatistas, como por la de los comunistas de origen bolivariano, actualmente sólidamente implantados en algunos ayuntamientos, como es el caso de la señora Colau en el de Barcelona; que se caracteriza por actuar por libre, crear sus propias normas, olvidarse de los preceptos constitucionales, especialmente del que reconoce la vigencia de la propiedad privada en España, de modo que se están implantando, con plena libertad y sin reacción ninguna por parte del Estado español, una serie de situaciones más propias de un régimen soviético que de una país democrático unido al mundo libre. Si la franquicia de Podemos, representada por el grupo de la señora Ada Colau, va progresando y captando cada días más adeptos (el Papa Francisco les proporcionó una propaganda adicional al recibirlos en el Vaticano); otra rama, en esta ocasión formada por el grupo más revolucionario y antisistema, de carácter anarquista, constituido por los miembros del Comité Político de la CUP, con personajes tan radicales como Anna Gabriel, Romeva, Arrufat etc., ha conseguido tener sujetos a los teóricos gobernantes de la antigua CDC, hoy Pecta, que se han visto obligados a claudicar, adelantar la fecha de la celebración de “una consulta por el derecho a decidir” fijada para el 17 de septiembre del año 2017, lo que supone poner fecha a la comisión de un acto de rebeldía contra el Estado y la propia Constitución española.

Existe, en la actualidad, según como se desarrollen los acontecimientos, la probabilidad de que se pueda producir una gran alianza entre los comunistas de la señora Colau (cada vez más independientes de sus correligionarios de Podemos y de su líder Pablo Iglesias) y los anarquistas de la CUB, lo que dejaría sentenciada ( con la posible anuencia de la ERC del señor Junqueras) la gobernabilidad de la comunidad catalana y su evidente proyección para su futuro si, en realidad, existiera la más mínima posibilidad de que, este absurdo proyecto del independentismo catalán, llegara a tener la posibilidad de tener éxito, que no lo va a tener. En cualquier caso, lo que sí puede ocurrir es que, las alianzas faciliten un gobierno de carácter comunista en Cataluña, independientemente de que la escisión de España llegara a producirse. Una posibilidad más cercana de lo que hubiéramos podido imaginar los españoles, que continuamos viviendo en Cataluña, que nos vemos abocados, si Dios no lo remedia, a vernos sujetos a un régimen bolivariano, a limitaciones ( como ya se están produciendo) a nuestras libertades constitucionales o respecto a nuestros legítimos derechos de propiedad que, a la vista está, en cualquier momento pueden sernos restringidos, tan pronto como, como ya está haciendo con los bancos propietarios de viviendas sin habitar, a los que sanciona con multas de hasta 600.000 euros si siguen manteniendo sus propiedades sin alquilar ya que, venderlas, no es tan fácil como se podría suponer y, venderlas una vez alquiladas, todavía mucho más improbable.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, nos percatamos de que el cumplimiento de las leyes se ha convertido en algo opcional para determinados grupos de inadaptados; que, en lugar de ir en contra de aquellos que cometen delitos, existen grupos de ciudadanos que lo que hacen es apoyarlos, defenderlos de las fuerzas del orden e ir a jalearlos ante los órganos judiciales que tiene la tarea de juzgarlos. En esta España que nos ha tocado vivir, los que medran, los que se hacen con las calles y dictan las leyes de la indisciplina, la rebeldía, la desobediencia y la fuerza bruta en contra del orden y la convivencia pacífica; son los que llevan las de ganar, ante la incomprensible tolerancia, la impasibilidad, el miedo a indisponerse con los alborotadores y la inoperancia de aquellas autoridades y gobernantes, que debieran ser las que pusieran coto a semejante estado de cosas. Si seguimos así no tardaremos a ser un reflejo europeo de la Venezuela de Maduro. Y luego llegarán las lágrimas y el crujir de dientes.

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Alberga la voz protocolo acepciones varias. La cuarta de ellas, siguiendo al DRAE, define esta palabra como ”secuencia detallada de un proceso de actuación científica, técnica, médica, etc.”. Al parecer, todo protocolo supone una garantía para evitar decisiones improvisadas en los distintos ámbitos y tranquilizar, de paso, a los destinatarios de la actuación, que pueden ser los miembros de un colectivo concreto o, en algunos casos, toda la población.

Si algo nos va quedando claro, es la enorme complicación de la cual formamos parte activa. El cielo nos plantea retos de altura si queremos ser consecuentes y la materia resulta muy superficial, la mayor parte es indetectable en el Universo como materia oscura. Las energías y las condensaciones nos traen de cabeza, hasta el punto de que avanzamos sin avanzar, de ver sin ver, o muchas situaciones similares.

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