Triunfo de Jenson Button en la carrera más apasionante del tour asiático. La inestabilidad climática proporcionó cambios radicales en la tabla de una clasificación que no se decidió hasta el último giro. Fernando es penalizado en la salida pero consigue acercarse al podio. Vettel y Webber se ahogan en la piscina de Shanghái.
Roberto Carrera / SIGLO XXI
El incidente entre Hamilton y Vettel será investigado tras la carrera (© Sutton) |
Una manguera, amigo Bernie. Es todo lo que la F1 necesita para convertir un interesante desfile de ingeniería técnica en un maravilloso laberinto de incertidumbre y emoción. Carrera brillante de McLaren, que salió airosa de la lotería china en lo que a cambio de gomas se refiere. Button se convierte en el primer piloto en repetir victoria, en un Mundial históricamente apretado donde los candidatos crecen por momentos. Shanghái nos ha dejado dos horas de pura F1, con un final combativo como desenlace a una carrera que dejó claras sus intenciones desde el principio.
El caos como norma
Todo el mundo dirigía su mirada al cielo momentos antes de la salida. Quizá por miedo al aguacero, un incrédulo Timo Glock permaneció apuntando a las nubes al ser abandonado por su equipo con el gato delantero puesto. Ironías en la competición más precisa del planeta.
Semáforo apagado y salida fulgurante de Fernando. Excesivo empuje del asturiano que acabaría condenándolo a un 'drive trough' en un par de giros. Siguen los problemas de salida para el bicampeón español. Webber se ponía líder aprovechando el mediocre inicio de un Vettel cruzado a la hora de arrancar desde la pole.
Un destrozo provocado por Liuzzi anuncia la primera entrada en escena del coche de seguridad, y con la incapacidad metereológica de las escuderías, se da inicio al baile en boxes en pos de montar el neumático acertado.
El desorden más apasionante
¿Lisos? ¿Intermedios? ¿Duros? La indecisión fue tan grande que resultó milagroso que todos los pilotos salieran a pista con el mismo compuesto en sus cuatro ruedas. De todas formas, pocos se libraron de una visita doble al garaje, y sólo aquellos que mantuvieron la calma consiguieron mantenerse al frente.
Con Rosberg, Button y los Renault dirigiendo el circo, la velocidad la puso los chicos de oro de Christian Horner y la agresividad de Hamilton. Las gomas duras se adaptaron a la perfección al piso ligeramente mojado, pero apenas se atisbó una pequeña fase de transición, Alguersuari donaba su alerón delantero al asfalto interrumpiendo la indeseable calma. Segundo acto del 'safety car' y vuelta a empezar para todos. Bendita agua.
Alonso carga las baterías del Cavallino
Emulando a lo hecho por Hamilton con Vettel, Fernando dio inicio a la guerra interna en Ferrari adelantando a Massa entrando en el 'pit-lane'. Maniobra al límite que permitió al español tomar ventaja en el cambio de neumáticos y ganar valiosas posiciones en carrera. El 'tapón brasileño' por fin era descorchado en pista.
Con el asfalto inundándose progresivamente, los equipos fueron unánimes en la elección de gomas intermedias, aunque el baile en la clasificación fue tan sorprendente como entretenido. Los dos Renault confirmaron su alternativa a los pesos pesados, acechando al dueto Nico – Jenson en un clima cada segundo más inestable.
Broche de oro
La recta final del GP no se conformó con el espectáculo anterior y fue capaz de aumentar su intensidad, gracias a una lluvia implacable y unos neumáticos intermedios que con el desgaste acabaron travestidos en unos deslizantes 'slicks'.
Batalla feroz entre Fernando y Rosberg, y concentración máxima de un Button que ha demostrado que en McLaren tiene una lucha de poderes inesperada en casa propia. Gran Premio espectacular que, a expensas de posibles sanciones todavía por resolver, supone el fin del magnífico primer tomo de una temporada que promete diversión a raudales para escuderías y aficionados .Atención a la regularidad de un Nico Rosberg al que Schumacher sólo logra ver en boxes, y mención especial a la encomiable maestría de Kubica con un Renault que no ha dicho su última palabra.
Ya espera impaciente en la retaguardia el GP de España. Tres semanas de trabajo intenso en todos los equipos para implantar las imprescindibles mejoras y mantenerse en la lucha. Se acabaron las horas intempestivas de la gira asiática, en una carrera muy especial para la temporada más española de la historia. La F1, si los volcanes no lo impiden, regresa a Europa.