“He conseguido un podio que tiene un valor muy importante". Y tan importante. El autor de esa frase se llama Beñat Intxausti, tiene 24 años y es la gran sensación de la temporada. Un chico que ya apuntaba maneras a las órdenes de Matxin, ese director que no entiende de crisis ni de falta de patrocinadores, en el Saunier Duval y en el Fuji-Servetto. Aparecía en todas las listas de jóvenes talentos y ahora lo hace en las de aquellos corredores que no se les conoce su techo y que surgen muy de vez en cuando.
Esos que surgen en los años pares. Esos que surgen, por ejemplo, en 1976, el año de Óscar Freire, el cántabro que canta en Mundiales y San Remos cuando otros agachan la cabeza. Esos que surgen, por ejemplo, en 1978, el año de Samuel Sánchez, el asturiano que voló en Pekín. Esos que surgen, por ejemplo, en 1980, el año de Alejandro Valverde, el murciano que gana sin querer, que sonríe ante cualquier adversidad. Esos que surgen, por ejemplo, en 1982, el año de Alberto Contador, el madrileño que parece que va en moto, que anda por un camino de leyenda. Esos que surgen, por ejemplo, en 1984, el año de Vincenzo Nibali, el italiano del futuro. O esos que surgen, por ejemplo, en 1986, el año de Beñat, el vizcaíno que en la Vuelta al País Vasco se saltó varios escalones de la escalera prevista de su progresión.
Allí, en la Vuelta al País Vasco, en la carrera de casa, con las cunetas repletas de esos aficionados que tienen el naranja por bandera, Intxausti tomó el mando, las riendas, el volante, de su equipo, que era también el de casa, y jugó de tú a tú con algunos de los mejores ciclistas del mundo. Con algunos de esos que, en teoría, tendría que pegarse dentro de unos años.
Valverde, Horner, los Schleck, Joaquim Rodríguez o Denis Menchov miraban atónitos, sorprendidos, extrañados, al Euskaltel que tendría que ser un campeón olímpico que viste igual, Samuel Sánchez, pero que no era. Era uno más menudito, más ligero, típico corredor vasco que siempre te obliga a hacer la misma pregunta: ¿de dónde saca las fuerzas?
Y es que cuando Beñat las saca, brilla y te obliga a hacer otra: ¿cuánto tardará en pelear por una grande?