Si hubiese posibilidad de preguntar uno a uno a todos los ciudadanos españoles, incluidos sus señorías actuales, sobre cuántos de ellos se han leído la Constitución Española nos podríamos llevar la no grata noticia de que el resultado de la consulta sería de vergüenza torera.
Viene esto a cuento porque uno de los temas más manidos de la actualidad es la reforma de nuestra Carta Magna, reforma que algunos consideran la solución a todos los problemas que tenemos los españoles y que, la gran mayoría, achacan su redacción al PP y PSOE, o sea, a la llamada despectivamente la “casta”.
Y no es cierto porque el PP no existía en aquel bienio de 1977-78, aunque hubiese un pequeño rescoldo llamado Alianza Popular, rescoldo que tras la desaparición ´de UCD del mapa político fue encendiéndose hasta llegar al PP.
Antes de que el texto constitucional llegase al pleno del Congreso de los Diputados para su aprobación y posterior referéndum del pueblo español, debía de pasar dos filtros, a saber, la “ponencia” formada por siete diputados que la redactara y la “comisión constitucional” que la afinara mediante debate.
Al no existir mayoría absoluta, “gracias a Dios”, los ponentes, llamados “padres” de la Constitución fueron Miguel Herrero, Oscar Alzaga y José Pedro Pérez Llorca (UCD), Gregorio Peces Barba (PSOE), Jordi Solé Tura (PCE), Manuel Fraga (AP) y Miquel Roca (Minoría catalana por cesión del PSOE en representación de los partidos nacionalistas).
Una vez redactado el texto pasó a la Comisión Constitucional formada por 35 diputados de los que 17 de ellos pertenecían a UCD y que, por tanto, no gozaban de mayoría absoluta por lo que hubo que consensuar, ceder y otorgar. A veces, existieron auténticos problemas para dicho consenso, casos del tema educativo y de todo lo relacionado con el Título VIII, el de las transferencias a las Comunidades Autónomas; pero con sus más y menos, con algunos votos en contra, dos grandes hombres políticos, Fernando Abril (UCD) y Alfonso Guerra (PSOE) consiguieron poner de acuerdo a todos los miembros de la Comisión con sus “más y menos”.
Aprobada en Pleno el pueblo español le otorgó en referéndum una amplia mayoría, excepto en el País Vasco porque el PNV no formó parte de la ponencia constitucional.
Todos dejaron algo en el camino, y ese “candado del 78” que dicen algunos hoy querer abrir ha servido para que por la Presidencia del Gobierno hayan pasado derecha e izquierda sin que España estallara como en otras ocasiones.
Sin duda que la Constitución vigente sirvió y sigue viva; sin duda será necesaria una reforma de ella porque puede ser que con el paso del tiempo haya perdido cierta musculatura, pero la cuestión es saber qué músculos son los deteriorados.