El oficialismo ostenta una virtud inédita, saben como montar un escenario paradisíaco en zona de desastre, para este tarea cuentan con dirigentes propios y ajenos.
El matrimonio elabora muy profesionalmente su conveniente realidad utilizando prácticas impropias de la política. Ambos son ejemplares de la más rancia casta de dirigentes políticos argentinos.
Articulan desde el IndeK una cadena de ficciones, intentando mostrarnos una Argentina deseable, este organismo fue el único del país que señaló que la pobreza en la Argentina disminuyó durante 2009, también es el que nos brinda mensualmente un índice de inflación imaginario que deriva en una canasta familiar aparente, y con lo cual desvirtúan además el poder adquisitivo real.
La afirmación de lo ficticio de estos índices se basa en la comparación - durante estos años kirchneristas- tanto con informes privados como con las mediciones que realizan las provincias. En todos los casos las diferencias suelen ser disparatadas, creando un efecto domino que altera toda la mecánica económica de un país.
Este teatro se alimenta gracias al contraste que amenazan a los dirigentes de la oposición, algunos por su candidez en el manejo de la estrategia parlamentaria y otros por su avaricia personal, falta de estatura dirigencial y responsabilidad en su función institucional.
Los últimos fracasos de la oposición en el Parlamento comienzan a acreditar la estrategia gubernamental, seguros en demostrar que la presunta mayoría opositora es un híbrido, casi un "rejunte", sin un proyecto.
Los referentes del oficialismo señalan: "no hay una nueva mayoría ni tampoco una nueva primera minoría", hasta que se demuestre lo contrario, la primera minoría seguirá siendo el kirchnerismo, concluyen.
Néstor Kirchner dio la orden: “congelar el Congreso de la Nación”, aunque esto provoque el deterioro en toda la dirigencia política. El corrompido mecanismo de no dar quórum mancilla a todos, cualquiera sea su posición política. El emblemático Carlos Menem, resucitado y transformado en socio clave de opositores y oficialistas, es una dramática demostración de lo que vivimos.
La oposición desconfía de las ausencias de Menem, ya que las mismas favorecen la estrategia del oficialismo, ¿serán una señal para que lo ayuden?
El ex presidente presentó un recurso de apelación ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación reclamando que ratifique la "nulidad" de su declaración indagatoria en la causa en la que se investiga la voladura de la fábrica militar de Río Tercero, en 1995.
Intenta así que sea la Corte tapone el camino hacia el juicio oral, sostuvo en su presentación que los delitos que se le imputan en esa causa "están prescriptos".
Es que Menem ya tiene cinco procesamientos y de ser condenado, el tribunal debería pedirle al Senado su desafuero y luego decidir si eventualmente lo manda a prisión.
Entonces, cualquier indicación del kirchnerismo al procurador general de la Nación, otros fiscales o algunos jueces y camaristas podrían retrasar o acelerar su situación judicial.
En esta compleja realidad parlamentaria -por la cual el 10 del corriente se cumplieron 4 meses sin congreso- todos pierden al desvalorizarse los atributos de las instituciones. Quizás Kirchner crea que ganando tiempo saca alguna ventaja, pero nuevamente se confunde. Ricardo Alfonsín dijo en el recinto: “Ustedes creen que nos matan pero nosotros creemos que se suicidan”.