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David S. Broder

2011: Impuestos en el punto de mira

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WASHINGTON - Con cada día que pasa queda más claro que el año próximo la cuestión de pagar al gobierno volverá a ocupar el centro del debate político.

Habrá una primera toma de contacto con este debate el verano o el otoño porque parte de las rebajas fiscales Bush deben ser renovadas. Pero la resaca de la Gran Recesión y las decepcionantes cifras del empleo harán imposible centrarse en mejorar el Código Fiscal.

Llegado 2011, sin embargo, la necesidad de empezar a abordar con rigurosidad las proyecciones del déficit y la amenaza de la deuda para el futuro de la nación pasará a ser insalvable. Nos guste o no, estamos advertidos.

El martes, Paul Volcker, antiguo gobernador de la administración de la Reserva Federal, decía ante una audiencia en Nueva York que se acerca el momento de considerar la creación de impuestos nuevos. "Si al considerar todos los factores tenemos que subir los impuestos, hay de subir los impuestos", decía.

El miércoles, en Dallas, Ben Bernanke, que ahora es titular del mismo cargo, afirmaba "Inevitablemente, abordar los desafíos fiscales planteados por una población envejecida va a exigir cierta disponibilidad a la hora de tomar decisiones difíciles. Los números, desafortunadamente, están muy claros. Para evitar déficit presupuestarios enormes e insostenibles, la nación tendrá que elegir en última instancia entre impuestos más altos, modificaciones en los programas sociales como la seguridad social o Medicare, un menor gasto público en todo lo demás desde la educación a la defensa, o alguna combinación de lo anterior".

Al día siguiente, durante un desayuno con la prensa en Washington, Douglas Elmendorf, el director de la Oficina Presupuestaria del Congreso, confirmaba que sus economistas han empezado a estudiar la formulación de un impuesto del valor añadido, una variante del impuesto nacional sobre la venta, a causa del creciente interés del Congreso en la elaboración de una medida así.

Elmendorf recordaba a la prensa las malas noticias contenidas en el análisis de las propuestas presupuestarias del Presidente Obama realizado por la instancia que dirige. Conviniendo con Bernanke en que el curso actual es "insostenible", decía que a menos que algo cambie, Estados Unidos dejará atrás los años Obama gastando un cuarto más de lo que recauda -- el 25% en comparación con el 19% de producto interior bruto.

Cerrar la brecha "no puede hacerse a través de cambios pequeños", decía. La recaudación prevista dentro del Código actual apenas bastará para pagar Medicare, Medicaid, la seguridad social, la defensa y la servidumbre de la deuda nacional. Todo lo demás quedará pendiente de encontrar nuevos recursos fiscales - o endeudarse.

Esta es la realidad a la que se enfrentará la nueva comisión de disciplina fiscal, creada mediante ejecutiva de Obama después de que los Republicanos del Senado encabezaran la lucha contra la legislación que habría instituido un panel similar. Esa comisión bipartidista puede tener dificultades este año para encontrar un acuerdo suficiente para trasladar sus recomendaciones al Congreso para someterse a votación, pero sin duda será por poco y centrará el debate de cara al año próximo.

Algunos Republicanos del Senado recibieron con predecible desconfianza las señales de subidas fiscales la semana pasada, como si ellos no tuvieran nada que ver con la creación de déficit en los años que se autorizaban guerras y se bajaban los tipos fiscales.

Pero la buena noticia es que el Senador saliente de New Hampshire, Judd Gregg, coordinador Republicano del Comité Presupuestario, está sirviendo de ejemplo a su partido asociándose con el Senador de Oregón Ron Wyden, siempre el más bipartidista de los Demócratas, para auspiciar un anteproyecto que podría ser referente el próximo año.

En lugar de subir los impuestos, los reforma en interés de la simplificación y la armonización, rebajando los tipos impositivos en la mayoría de los casos al mismo tiempo que elimina lagunas. Ese tipo de enfoque no ha sido tenido en cuenta desde la reforma fiscal de 1986, un ejercicio de colaboración entre los Republicanos Ronald Reagan, James Baker, Darman Dick y Bob Packwood y los Demócratas encabezados por Bill Bradley.

Las fuerzas que convergen para hacer de los impuestos el primer punto de la agenda de 2011 también lo convertirán en un año de oportunidades -- siempre que los legisladores y el presidente apunten alto.

2011: Impuestos en el punto de mira

David S. Broder
David S. Broder
lunes, 12 de abril de 2010, 08:57 h (CET)
WASHINGTON - Con cada día que pasa queda más claro que el año próximo la cuestión de pagar al gobierno volverá a ocupar el centro del debate político.

Habrá una primera toma de contacto con este debate el verano o el otoño porque parte de las rebajas fiscales Bush deben ser renovadas. Pero la resaca de la Gran Recesión y las decepcionantes cifras del empleo harán imposible centrarse en mejorar el Código Fiscal.

Llegado 2011, sin embargo, la necesidad de empezar a abordar con rigurosidad las proyecciones del déficit y la amenaza de la deuda para el futuro de la nación pasará a ser insalvable. Nos guste o no, estamos advertidos.

El martes, Paul Volcker, antiguo gobernador de la administración de la Reserva Federal, decía ante una audiencia en Nueva York que se acerca el momento de considerar la creación de impuestos nuevos. "Si al considerar todos los factores tenemos que subir los impuestos, hay de subir los impuestos", decía.

El miércoles, en Dallas, Ben Bernanke, que ahora es titular del mismo cargo, afirmaba "Inevitablemente, abordar los desafíos fiscales planteados por una población envejecida va a exigir cierta disponibilidad a la hora de tomar decisiones difíciles. Los números, desafortunadamente, están muy claros. Para evitar déficit presupuestarios enormes e insostenibles, la nación tendrá que elegir en última instancia entre impuestos más altos, modificaciones en los programas sociales como la seguridad social o Medicare, un menor gasto público en todo lo demás desde la educación a la defensa, o alguna combinación de lo anterior".

Al día siguiente, durante un desayuno con la prensa en Washington, Douglas Elmendorf, el director de la Oficina Presupuestaria del Congreso, confirmaba que sus economistas han empezado a estudiar la formulación de un impuesto del valor añadido, una variante del impuesto nacional sobre la venta, a causa del creciente interés del Congreso en la elaboración de una medida así.

Elmendorf recordaba a la prensa las malas noticias contenidas en el análisis de las propuestas presupuestarias del Presidente Obama realizado por la instancia que dirige. Conviniendo con Bernanke en que el curso actual es "insostenible", decía que a menos que algo cambie, Estados Unidos dejará atrás los años Obama gastando un cuarto más de lo que recauda -- el 25% en comparación con el 19% de producto interior bruto.

Cerrar la brecha "no puede hacerse a través de cambios pequeños", decía. La recaudación prevista dentro del Código actual apenas bastará para pagar Medicare, Medicaid, la seguridad social, la defensa y la servidumbre de la deuda nacional. Todo lo demás quedará pendiente de encontrar nuevos recursos fiscales - o endeudarse.

Esta es la realidad a la que se enfrentará la nueva comisión de disciplina fiscal, creada mediante ejecutiva de Obama después de que los Republicanos del Senado encabezaran la lucha contra la legislación que habría instituido un panel similar. Esa comisión bipartidista puede tener dificultades este año para encontrar un acuerdo suficiente para trasladar sus recomendaciones al Congreso para someterse a votación, pero sin duda será por poco y centrará el debate de cara al año próximo.

Algunos Republicanos del Senado recibieron con predecible desconfianza las señales de subidas fiscales la semana pasada, como si ellos no tuvieran nada que ver con la creación de déficit en los años que se autorizaban guerras y se bajaban los tipos fiscales.

Pero la buena noticia es que el Senador saliente de New Hampshire, Judd Gregg, coordinador Republicano del Comité Presupuestario, está sirviendo de ejemplo a su partido asociándose con el Senador de Oregón Ron Wyden, siempre el más bipartidista de los Demócratas, para auspiciar un anteproyecto que podría ser referente el próximo año.

En lugar de subir los impuestos, los reforma en interés de la simplificación y la armonización, rebajando los tipos impositivos en la mayoría de los casos al mismo tiempo que elimina lagunas. Ese tipo de enfoque no ha sido tenido en cuenta desde la reforma fiscal de 1986, un ejercicio de colaboración entre los Republicanos Ronald Reagan, James Baker, Darman Dick y Bob Packwood y los Demócratas encabezados por Bill Bradley.

Las fuerzas que convergen para hacer de los impuestos el primer punto de la agenda de 2011 también lo convertirán en un año de oportunidades -- siempre que los legisladores y el presidente apunten alto.

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