WASHINGTON - Cuando eres Michael Steele, no hay despertar bueno pensando: Ahhhh, por lo menos lo peor ya pasó .

Cualquiera que sea la semana, el lunes es el comienzo de otra muy mala. Para confirmar la tendencia, esta semana comenzó dramáticamente.

Primero, el jefe de gabinete de Steele, Ken McKay, dimite dando otra vuelta de tuerca del Comité Nacional Republicano (referencia de la banda sonora de "Psicosis") haciendo el control de daños tras el despilfarro y el escándalo del local sado.

A continuación, la veterana consultora de Steele, On Message, rompe relaciones con la dirección del Comité. Su incesante espectáculo al parecer estaba pasando factura a la reputación de la empresa. No es nada personal, por supuesto. En alta estima y todo el formulismo. "Le deseamos lo mejor", decía el consultor Curt Anderson mientras se descolgaba al último bote salvavidas del Titanic.

Y esa fue la parte buena de la semana. Aún está por venir la reacción a lo más reciente de la lista "Cosas que Michael Steele nunca debería haber dicho": la raza.

Al aparecer, Steele dijo recientemente en "Good Morning America", en la ABC, a George Stephanopoulos que ser afroamericano ha magnificado sus tribulaciones. Stephanopoulos había preguntado a Steele si su raza le daba "un margen de error más estrecho".

"La respuesta honesta es sí", dijo Steele. "Simplemente. Barack Obama tiene un margen más delgado. Todos - un montón de gente. Es un papel diferente para mí y para otros, y esa es la realidad misma".

Salvo que los Republicanos afroamericanos no se lo creen. Para empezar, Steele fue elegido por el partido mayoritariamente blanco. Después de meses de errores no forzados, ahora no puede cambiar de golpe y acusar a su partido de racismo. En realidad, racismo es esperar menos de un afroamericano que de un blanco.

Si no puedes jugar la baza racial con los tuyos, es posible que sufras un episodio de negación. Como escribe Juliette Ochieng en un comentario de blog recogido por BookerRising.net, la página informativa negra moderada conservadora:

"El margen de error de Steele es menor que cuando ocupó por primera vez la secretaría del Comité debido enteramente al hecho de que ha cometido mucho y que parece incapaz de aprender de ellos".

No está claro que Steele conozca su audiencia cuando trata de jugar la baza racial. Mientras tanto, los negros Republicanos tienen sus propias quejas de Steele, principalmente, que el secretario del Comité no ha apoyado a los candidatos afroamericanos.

Uno de los más francos de los cuales es Jean Howard-Hill, una profesora de ciencias políticas de la Universidad de Tennessee-Chattanooga, abogada y activista Republicana. Y, dirán algunos... ¿una agitadora?

Howard-Hill es un nombre familiar en la política del partido, especialmente en Tennessee, donde se postula al Congreso tras décadas de afiliar negros al Partido Republicano. Académica oriunda de Georgia cuyos recuerdos de infancia incluyen cruces ardiendo en su patio, parece una Republicana improbable.

"Hay que estar un poco loca para ser afroamericana Republicana. Lo admito".

Pero Howard-Hill considera al Partido Republicano su hogar natural y, sobre todo, la mejor vía a una mayor presencia económica.

"Algunos de nosotros estamos cansados de ser pobres".

Cuando va a las iglesias negras a predicar el Evangelio del Partido Republicano, Howard-Hill recuerda a los feligreses que los negros fueron elegidos por primera vez al Congreso como Republicanos durante la Reconstrucción, y que su derecho les fue robado por Demócratas del Sur.

En Carolina del Sur, la pujante estrella Republicana Marvin Rogers, candidato a la Legislatura de Carolina del Sur, traslada el mismo mensaje con su libro "El silencio es el ruido más fuerte". Básicamente, los negros conservadores quieren recuperar su partido.

Sin embargo, muchos candidatos políticos se ven obstaculizados en parte por la falta de acceso a las arcas del Comité, dice Howard-Hill. Ella culpa a Steele, y modifica su defensa de diferentes raseros en consecuencia.

"Yo diría que (los negros) somos tratados de manera diferente dentro del partido. Pero en términos de integridad, la norma es la misma. Michael tiene que asumirlo porque no tiene nada que ver con la raza. Desde el primer día ha levantado ampollas... Si quiere jugar la baza racial, que sea con nosotros".

Para ser justos con Steele, él no introdujo la cuestión de la raza, y estaba respondiendo a una pregunta. Sin embargo, su respuesta y la respuesta de los Republicanos afroamericanos han arrojado luz sobre el principal defecto de Steele. Como siempre, no es el error lo que te tumba; es el encubrimiento.

En el caso de Steele, el encubrimiento es orgullo - reticencia a asumir la responsabilidad personal. Ya sea culpa de la pobre becaria que aprobó el pago de 1.900 dólares en el club de baile erótico o el jefe de gabinete despedido, la culpa nunca es suya.

Steele tiene que enfrentarse a la verdad y liberarse él - y su partido.