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Sergio Brosa

El mausoleo de Jordi Hereu

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El actual alcalde de Barcelona, Jordi Hereu (45) del PSC, está tratando de construir, con el dinero del Consistorio, claro está, su mausoleo particular, al que denomina Nueva Diagonal.

Hereu sustituyó a Joan Clos (PSC) cuando fue catapultado (defenestrado) al ministerio de Industria, tradicionalmente ocupado un catalán, hasta la llegada de Miguel Sebastián, amigo personal de Zapatero. Cuando Hereu fue promovido por su partido a la Alcaldía de Barcelona era el quinto (5º) teniente de alcalde; ni el primero ni el segundo ni el tercero: el quinto. Y Concejal de Seguridad y Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona. Seguridad y movilidad, bestias negras perpetuas de la Ciudad Condal.

Después de los Juegos Olímpicos de Maragall y el malogrado Forum de las Culturas de Clos, Hereu no quiere ser menos y está empeñado en una reforma de la Diagonal, arteria principal de la ciudad que si a ciertas horas soporta bien gran densidad circulatoria, no experimenta atascos de tránsito. Pero Hereu quiere gastar lo que no tiene en reformar lo que no hace falta para así pasar a las crónicas ciudadanas como el alcalde que transformó la Diagonal diseñada por el Ingeniero Ildefonso Cerdá en 1860, ejemplo mundial de planificación urbana, con 100 años de perspectiva y otros tantos años más de plena vigencia operativa.

Pero como la reforma de una calle, por ancha y larga que sea, no es muy costosa, Hereu se empecina en incrustar en ella un tranvía, anacrónico y lindo sistema de transporte colectivo, por mucho que se mueva por electricidad que es generada en centrales nucleares o de ciclo combinado consumiendo combustibles sólidos y contaminando la atmósfera de su entorno.

Pero el tranvía es costosísimo y su rentabilidad, incluida la social, es imperceptible. A parte de ser un armatoste fijo que provoca no pocos accidentes e incomodidades circulatorias sin número, como explica el profesor Germà Bel, catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, quien afirma que es, de lejos, el peor de los modos de transporte en Barcelona desde el punto de vista financiero. Una gran sangría dado el servicio que presta. Y extrayendo datos del Observatorio de la Movilidad Metropolitana (Ministerio de Fomento) publicado (2009, p. 55) sabemos, dice el Dr. Bel que en el 2007 el tranvía de Barcelona ingresó 9,14 millones, y tuvo unos costes operativos de 24,27 millones; los ingresos cubrieron el 38% de los costes operativos. El coste total (financieros incluidos) sumó 51,01 millones, por lo que la subvención requerida fue de 41,88 millones, es decir el 173% (el 173%) de los costes de operación. En resumen, el tranvía ingresó 0,44 euros y nos costó 2,45 euros por pasajero, concluye Bel.

Pero si no hay fuertes inversiones, sino hay importantes movimientos de dinero, algunas obras públicas superfluas se hacen entonces del todo inapetecibles para sus promotores. Y tal parece que si no hay inclusión del tranvía en la reforma de la Diagonal, el alcalde se desinteresa, razón por la que debe haber pergeñado la peregrina idea de organizar unos juegos olímpicos de invierno a sabiendas de que Barcelona carece de la climatología necesaria para una olimpiada blanca.

La controversia generada por la modificación de la Diagonal ha concitado una consulta popular, ahora que han proliferado las correspondientes a la independencia de Catalunya. Consulta patrocinada por el Ayuntamiento y para conocer si los ciudadanos quieren el proyecto A o el B de modificación siempre con un tranvía por en medio, molestando mucho o muchísimo al resto de la circulación rodada, aunque sin estar resuelta su inclusión en ninguna de las dos propuestas que se someten a consulta en el mes de mayo. En definitiva, un despropósito muy propio del alcalde Hereu; la tercera opción es no hacer nada.

Probablemente la Diagonal precise una reforma dado que la zona central sobretodo, en el tramo comprendido entre la plaza de Francesc Macià y el Paseo de Gracia se ha convertido en una importante área comercial y las aceras resultan por ello particularmente estrechas y el boulevard se ha destinado al inefable carril bici y al aparcamiento de motos, por lo que se desaconseja a los caminantes andar por esa franja, ideada originalmente para pasear precisamente.

La Diagonal en el tramo mencionado, se compone de una calzada principal de seis carriles, tres en cada sentido, siendo uno de ellos reservado al transporte público. Un boulevard a cada lado de la vía principal con sendas hileras de arbolado diverso a cada lado. Y otras dos vías laterales, al lado de cada boulevard, de dos carriles cada una.

Pues bien, se podrían ampliar las aceras hasta la primera línea de arbolado del boulevard. Reconvertir el boulevard en la vía reservada al transporte público y el carril bici y mantener la calzada central tal como está, recuperando el carril reservado al transporte público para el tránsito privado.

Los autobuses de transporte público seguirán como ahora en fila india por su carril y las bicis no interferirán con los peatones. La circulación en la calzada principal incrementa un 50% su capacidad y las aceras junto a los edificios y las tiendas doblan su superficie para los caminantes.

Y todo ello, sin tranvía, coquetón pero obstaculizador, extra-costoso y súper-antieconómico que se olvida. Total, una mejora sustancial en la fluidez circulatoria, tanto de personas como de automóviles, bicicletas y transporte público colectivo, con un ajustada inversión y sin tocar el arbolado centenario en su mayoría.

Aunque seguramente, una solución sencilla y económica no represente el mausoleo que Jordi Hereu pretende para su posteridad, habida cuenta de que no será el próximo alcalde de la ciudad.

El mausoleo de Jordi Hereu

Sergio Brosa
Sergio Brosa
martes, 6 de abril de 2010, 08:33 h (CET)
El actual alcalde de Barcelona, Jordi Hereu (45) del PSC, está tratando de construir, con el dinero del Consistorio, claro está, su mausoleo particular, al que denomina Nueva Diagonal.

Hereu sustituyó a Joan Clos (PSC) cuando fue catapultado (defenestrado) al ministerio de Industria, tradicionalmente ocupado un catalán, hasta la llegada de Miguel Sebastián, amigo personal de Zapatero. Cuando Hereu fue promovido por su partido a la Alcaldía de Barcelona era el quinto (5º) teniente de alcalde; ni el primero ni el segundo ni el tercero: el quinto. Y Concejal de Seguridad y Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona. Seguridad y movilidad, bestias negras perpetuas de la Ciudad Condal.

Después de los Juegos Olímpicos de Maragall y el malogrado Forum de las Culturas de Clos, Hereu no quiere ser menos y está empeñado en una reforma de la Diagonal, arteria principal de la ciudad que si a ciertas horas soporta bien gran densidad circulatoria, no experimenta atascos de tránsito. Pero Hereu quiere gastar lo que no tiene en reformar lo que no hace falta para así pasar a las crónicas ciudadanas como el alcalde que transformó la Diagonal diseñada por el Ingeniero Ildefonso Cerdá en 1860, ejemplo mundial de planificación urbana, con 100 años de perspectiva y otros tantos años más de plena vigencia operativa.

Pero como la reforma de una calle, por ancha y larga que sea, no es muy costosa, Hereu se empecina en incrustar en ella un tranvía, anacrónico y lindo sistema de transporte colectivo, por mucho que se mueva por electricidad que es generada en centrales nucleares o de ciclo combinado consumiendo combustibles sólidos y contaminando la atmósfera de su entorno.

Pero el tranvía es costosísimo y su rentabilidad, incluida la social, es imperceptible. A parte de ser un armatoste fijo que provoca no pocos accidentes e incomodidades circulatorias sin número, como explica el profesor Germà Bel, catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, quien afirma que es, de lejos, el peor de los modos de transporte en Barcelona desde el punto de vista financiero. Una gran sangría dado el servicio que presta. Y extrayendo datos del Observatorio de la Movilidad Metropolitana (Ministerio de Fomento) publicado (2009, p. 55) sabemos, dice el Dr. Bel que en el 2007 el tranvía de Barcelona ingresó 9,14 millones, y tuvo unos costes operativos de 24,27 millones; los ingresos cubrieron el 38% de los costes operativos. El coste total (financieros incluidos) sumó 51,01 millones, por lo que la subvención requerida fue de 41,88 millones, es decir el 173% (el 173%) de los costes de operación. En resumen, el tranvía ingresó 0,44 euros y nos costó 2,45 euros por pasajero, concluye Bel.

Pero si no hay fuertes inversiones, sino hay importantes movimientos de dinero, algunas obras públicas superfluas se hacen entonces del todo inapetecibles para sus promotores. Y tal parece que si no hay inclusión del tranvía en la reforma de la Diagonal, el alcalde se desinteresa, razón por la que debe haber pergeñado la peregrina idea de organizar unos juegos olímpicos de invierno a sabiendas de que Barcelona carece de la climatología necesaria para una olimpiada blanca.

La controversia generada por la modificación de la Diagonal ha concitado una consulta popular, ahora que han proliferado las correspondientes a la independencia de Catalunya. Consulta patrocinada por el Ayuntamiento y para conocer si los ciudadanos quieren el proyecto A o el B de modificación siempre con un tranvía por en medio, molestando mucho o muchísimo al resto de la circulación rodada, aunque sin estar resuelta su inclusión en ninguna de las dos propuestas que se someten a consulta en el mes de mayo. En definitiva, un despropósito muy propio del alcalde Hereu; la tercera opción es no hacer nada.

Probablemente la Diagonal precise una reforma dado que la zona central sobretodo, en el tramo comprendido entre la plaza de Francesc Macià y el Paseo de Gracia se ha convertido en una importante área comercial y las aceras resultan por ello particularmente estrechas y el boulevard se ha destinado al inefable carril bici y al aparcamiento de motos, por lo que se desaconseja a los caminantes andar por esa franja, ideada originalmente para pasear precisamente.

La Diagonal en el tramo mencionado, se compone de una calzada principal de seis carriles, tres en cada sentido, siendo uno de ellos reservado al transporte público. Un boulevard a cada lado de la vía principal con sendas hileras de arbolado diverso a cada lado. Y otras dos vías laterales, al lado de cada boulevard, de dos carriles cada una.

Pues bien, se podrían ampliar las aceras hasta la primera línea de arbolado del boulevard. Reconvertir el boulevard en la vía reservada al transporte público y el carril bici y mantener la calzada central tal como está, recuperando el carril reservado al transporte público para el tránsito privado.

Los autobuses de transporte público seguirán como ahora en fila india por su carril y las bicis no interferirán con los peatones. La circulación en la calzada principal incrementa un 50% su capacidad y las aceras junto a los edificios y las tiendas doblan su superficie para los caminantes.

Y todo ello, sin tranvía, coquetón pero obstaculizador, extra-costoso y súper-antieconómico que se olvida. Total, una mejora sustancial en la fluidez circulatoria, tanto de personas como de automóviles, bicicletas y transporte público colectivo, con un ajustada inversión y sin tocar el arbolado centenario en su mayoría.

Aunque seguramente, una solución sencilla y económica no represente el mausoleo que Jordi Hereu pretende para su posteridad, habida cuenta de que no será el próximo alcalde de la ciudad.

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