Era cuestión de tiempo, y ha sido Sepang donde la mejor escudería del campeonato ha conseguido reivindicar su reinado con un dominio abrumador. Vettel se resarce de las fatalidades pasadas y renueva su candidatura para luchar por el Mundial. La desastrosa clasificación de ayer marcó la mediocre carrera de los Ferrari.
Roberto Carrera / SIGLO XXI
Scalextric Red Bull en Sepang. Sobre raíles fueron los coches diseñados por Adrian Newey, que finalmente han conseguido conjugar potencia con fiabilidad para alcanzar un doblete fantástico. Sin oposición alguna, Vettel sacia su hambre de victorias y amenaza el dominio Ferrari en el Mundial. Los de rojo completaron un GP irregular donde no se pudo compensar el lastre de una salida desde la retaguardia.
Sin agua no hay paraíso
Con el cielo despejado y las previsiones de lluvia en declive, la batalla quedó enfrascada en la propia supervivencia de las máquinas. Las altas temperaturas amenazaban la fiabilidad de los motores menos resistentes, y el Sauber de un desafortunado Pedro fue el primero en rendirse antes incluso de llegar a parrilla. Seis nombres más se terminarían uniendo a la lista.
Semáforo apagado, y salida inusualmente limpia en un GP acostumbrado al caos. La pole de Webber se convirtió en historia en apenas un par de giros, con un Vettel imbatible rebasando a Webber y Rosberg en un suspiro. De aquí a la gloria. Sin palabras.
En la retaguardia, el cuarteto de lujo McLaren - Ferrari esquivaba con dificultad al Williams inmóvil de Barrichello, con un extraño incluido en la primera curva para el coche del asturiano. Tras la debacle en clasificación, la escudería italiana y Lewis Hamilton optaron por neumáticos duros con la esperanza de un regalo del cielo que no acabaría por llegar.
Dictadura Red Bull y sprint de Lewis
Tuvo que ser en un circuito tan exigente como Sepang donde Vettel y Webber disfrutaran por fin de una merecida fiabilidad mecánica. Monopolio en cabeza y superioridad insultante en duelo descafeinado entre compañeros.
Más trabajo tuvo Hamilton para recortar posiciones y aprovechar su sobresaliente ritmo en carrera. El inglés fue el único de los grandes que supo sacar partido a su ventaja en caballos y deleitó al público con una remontada magnífica. Punto negro en su maniobra ilegal en el duelo con el Renault de Petrov.
Mientras a Schumacher le fallaban las tuercas (del coche), la pareja del Cavallino giraba a un preocupante ritmo de 1:40. Felipe no podía con Buemi y las esperanzas de aspirar a un premio mayor se esfumaban con cada vuelta.
En cabeza, la pistola del Red Bull de Webber se quedaba enganchada en boxes evitando cualquier forcejeo final, de todas formas improbable. La superioridad de Vettel es incontestable, y el australiano deberá amoldarse a su situación de segundo piloto en una escudería campeona.
No fue hasta la vuelta 37 cuando Fernando calzó neumáticos blandos, dando inicio a una explosión de tiempos que apenas le pudieron acercar al dueto Button – Massa, en la lucha por la séptima plaza. Rotura final del español que le aparta del liderato.
Rebelión de los modestos y doblete Red Bull
Nuevo carrerón de Kubica y primeros puntos para un valiente Alguersuari. A pesar de mantener la sangría de presupuestos, el buen trabajo de los menos poderosos se ha materializado en coches competitivos y capaces de aprovechar sus oportunidades.
El descalabro en clasificación condenó la carrera de Ferrari, y la amenaza Red Bull ha pasado de posibilidad incierta ha realidad inquietante. Sebastian es ahora el centro de todas las miradas, y tras superar el duro examen de Sepang los hombres de Christian Horner no tienen límites.
En dos semanas tendremos el último episodio de esta gira asiática en el circuito de Shanghai, donde el propio Vettel consiguió quebrar el dominio de los Brawn la temporada pasada. Con Montmeló esperando en la retaguardia, la F1 aguarda con expectación un nuevo paso adelante en un campeonato con un futuro más que prometedor para el aficionado.