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Ayer, el director del programa “Al rojo vivo”, Antonio G. Ferreras, dedicó las dos horas de programación a “echar el muerto (Rita Berberá) a otro”, en este caso a los propios, o sea, a los compañeros de partido de la exalcaldesa de Valencia. Debemos de partir de un hecho real, Rita Barberá ha fallecido de una parada respiratoria; las causas pueden ser múltiples, a saber, el stress de los últimos tiempos, una cierta obesidad, un exceso de medicación ante la posible depresió, el maldito tabaco o vaya usted a saber la causa, aunque todo parece indicar que la suma total de todas se la haya podido llevar para siempre. Ferreras despide todos los días el programa con la frase “más periodismo”, cita que queda bien y hasta simpática por la forma de decirlo, aunque ocasiones hay en que ella puede conformar un deseo más que una realidad. La maldita hemeroteca podría rebobinar sus programas del lunes y martes pasados para comprobar que durante más de hora y media diarios “jugó” a tratar a Rita Barberá como un muñeco de trapo al que lanzaron toda clase de pelotazos que daban en el blanco de la presunta corrupta, que no te olvides, oh Ferreras, lo de presunta. Hoy su estrategia, tras unas declaraciones del portavoz parlamentario del PP en las que tachaba de “cacería humana en la Sexta” el comportamiento de dicha cadena con la fallecida Rita Barberá, el que fuese hombre de confianza de don Florentino Pérez ha tirado de hemeroteca y ha vuelto a reproducir las declaraciones en contra de la fallecida de los cachorros del PP, a saber, Casado, Maroto y Máillo, entre otros; de los cuales ya comenté algo en el “copo” de ayer. Pero al señor Ferreras, por más que le haya caído mal, o eso parece, la “espantá” de Podemos durante el humanitario minuto de silencio del Congreso de los Diputados por la muerte de Rita Barberá, nunca podrá resarcir el lamentable espectáculo durante días y días de no respetar la “presunción de inocencia”, sacrosanto principio de la imparcialidad periodística, que no política pues ya se sabe que los políticos gustan de saltárselo a la torera. Lo dicho: “más periodismo”.
Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.
Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.
El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.
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