Si habitualmente me sigues en prensa o redes sociales te habrás dado cuenta del peso que le otorgo en la vida de las personas a que estas dediquen tiempo a potenciar la felicidad, desde el único punto de trabajo posible, el científico. Como te he comentado en numerosas ocasiones ser feliz es un objetivo natural y evolutivo inherente a toda persona, por ello planteo lo lícito de su búsqueda.
Sin embargo, también me he dado cuenta, de que este terreno es un campo abierto donde múltiples profesionales han encontrado un territorio abonado para posicionarse desde las pseudo-ciencias o las nuevas tendencias que aluden al entrenamiento como base metodológica y que lo único que hacen es desacreditar a esta disciplina a la que represento, como es la Psicología Positiva.
Hoy quiero poner el acento en esas leyendas urbanas que han extendido este tipo de gurús de la felicidad fácil. A mi, por ejemplo, me parece tan complejo hablar de una felicidad fácil, ser felices es un trabajo personal de crecimiento que yo he llegado a denominar: la felicidad de pico y pala.
Sin embargo existe una tendencia a potenciar una felicidad engañosa y vacía de sentido, que se basa fundamentalmente en experimentar el hedonismo en vacío, es decir vivir experiencia positiva tras experiencia positiva. La persona que se deja aconsejar por este tipo de gurús del éxito y la felicidad fácil comienza a centrarse únicamente en vivir el presente, obviando lo demás. Es más lo demás ni siquiera existe en muchos casos.
Eso hace que se conviertan en expertos en diseñar planes de vida donde la carga en vivencias positivas es enorme, pero que con el tiempo abandonan por un fenómeno que se denomina adaptación hedonista y que ha descubierto la psicología, es decir, tan básico como que nos adaptamos a todo amigos y amigas.
Otra leyenda urbana que han creado este tipo de pseudoterapeutas es que todos tenemos que ser felices ¡ya!, obviando la tristeza, el dolor o la ira. Esta afirmación es tan errónea pero tan peligrosa que puede convertir nuestra vida en un camino sin sentido. Las emociones básicas de supervivencia activan en nosotros mecanismos esenciales de compensación y supervivencia, mecanismos que se basan en el otro objetivo de todo ser vivo: sobrevivir.
Por esa razón una de las estrategias y herramientas a potenciar en todos nosotros es la inteligencia emocional como fortaleza del carácter que nos ayude a gestionar (que no eliminar) nuestras emociones, pero voy más allá ¿quién ha dicho que no tengamos que gestionar también la alegría o la risa o la esperanza? Emociones positivas que cuando se experimentan producen un efecto diferente en nuestro organismo y con las que nuestra vida entra en un proceso de construcción y transformación.
Pero es más si ahondas en el campo de la positividad y su estudio científico te daras cuenta de que existen un tope de potencialidad para experimentarla y en algunos casos puede ser contraproducente como bien afirma el amigo y presidente de la Sociedad Española de Psicología Positiva: Gonzalo Hervás, quien asegura que: no hay atajos para ser feliz y asegura que el querer aumentar los ritmos personales para potenciar el bienestar y la satisfacción: puede tener posteriormente alguna contraindicación.
Pero voy más allá, la actual presidenta saliente de la IPPA (órgano internacional que reúne la los expertos en Psicología Positiva) Barbara Fredrickson ha demostrado en sus últimas investigaciones que no hay felicidad si no se explota el sentido vital, es decir, el encontrar un fin y relacionarlo con tus necesidades y anhelos vitales, el entender que tu formas parte de algo mayor que da sentido a todo, es fundamental en el proceso de llegar a ser felices.
Los estudios apuntan además que las personas que ponen el énfasis únicamente en experimentar la felicidad sin potenciar el sentido, son personas más centradas en el presente, además de tener mayor probabilidad de tener la mala salud y problemas asociados con el estado emocional, siendo además más dependientes del poder y menos reflexivos.
Todo ello invita a potenciar la felicidad en tu vida lo que implica poner de tu parte, aprendiendo en tu vida todas aquellas herramientas que no solo te permitan experimentar la felicidad hedónica, sino que te potencien como persona, potenciando así tu sentido vital.