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Álvaro Calleja

Un cántabro en busca de su tercera Classicissima

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La Classicissima es la Milán-San Remo, esa prueba de un día que comienza en un castilllo que alberga un museo, el Castello Sforzesco, en Milán, y que finaliza, 298 kilómetros más tarde, en el paseo marítimo al que da nombre uno de los escritores más importantes de Italia en el siglo XX, Italo Calvino, en San Remo.

El cántabro, como no podía ser de otra forma, es Óscar Freire, ese corredor que gana menos que los sprinters más importantes pero que elige los mejores escenarios para brillar, ese corredor que rompe con el modelo ideal de velocista, pesa unos 63 kilos tan solo, y que hoy busca desempatar con Miguel Poblet, el otro ciclista español que también posee en su palmarés la Milán-San Remo.

El de Torrelavega quiere volver a sentir lo mismo que hace seis años, en 2004, cuando Erik Zabel se sintió ridículo tras levantar los brazos celebrando algo que no era suyo, lo mismo que hace tres años, en 2007, cuando se impuso a los más grandes en el centenario de uno de los monumentos del ciclismo.

Óscar, el pequeño corredor del Rabobank que consiguió el segundo triunfo de su carrera deportiva en un Mundial, elige las carreras más importantes para imponerse, para lucir su maillot naranja ante el pelotón, ante el público. Su palmarés es muy selecto, menor cantidad que la de los grandes pero mayor calidad. Un palmarés que hoy puede sumar su tercera Milán-San Remo, una nueva demostración de Freire, el tricampeón del mundo.

Un cántabro en busca de su tercera Classicissima

Álvaro Calleja
Álvaro Calleja
sábado, 20 de marzo de 2010, 07:58 h (CET)
La Classicissima es la Milán-San Remo, esa prueba de un día que comienza en un castilllo que alberga un museo, el Castello Sforzesco, en Milán, y que finaliza, 298 kilómetros más tarde, en el paseo marítimo al que da nombre uno de los escritores más importantes de Italia en el siglo XX, Italo Calvino, en San Remo.

El cántabro, como no podía ser de otra forma, es Óscar Freire, ese corredor que gana menos que los sprinters más importantes pero que elige los mejores escenarios para brillar, ese corredor que rompe con el modelo ideal de velocista, pesa unos 63 kilos tan solo, y que hoy busca desempatar con Miguel Poblet, el otro ciclista español que también posee en su palmarés la Milán-San Remo.

El de Torrelavega quiere volver a sentir lo mismo que hace seis años, en 2004, cuando Erik Zabel se sintió ridículo tras levantar los brazos celebrando algo que no era suyo, lo mismo que hace tres años, en 2007, cuando se impuso a los más grandes en el centenario de uno de los monumentos del ciclismo.

Óscar, el pequeño corredor del Rabobank que consiguió el segundo triunfo de su carrera deportiva en un Mundial, elige las carreras más importantes para imponerse, para lucir su maillot naranja ante el pelotón, ante el público. Su palmarés es muy selecto, menor cantidad que la de los grandes pero mayor calidad. Un palmarés que hoy puede sumar su tercera Milán-San Remo, una nueva demostración de Freire, el tricampeón del mundo.

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