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Kathleen Parker

Por sorpresa y a correr

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WASHINGTON - Mientras los Demócratas se piensan si sacar adelante la reforma sanitaria en la Cámara a través del proceso sin debate parlamentario ni votación forma conocido como "deem and pass", es de gran ayuda regresar al punto de partida y preguntarse: ¿a qué viene tanta prisa, otra vez?

Hace un año, cuando se ponía en marcha la reforma, los Demócratas estaban empeñados en aprobar la legislación antes de fin de año. ¿Y eso? No había forma, estaban convencidos los Demócratas, de poder lograr una reforma tan drástica en año electoral.

El anteproyecto del Senado, que todavía no cuenta con los votos suficientes para superar el trámite de la Cámara, superó por los pelos el plazo saliendo justo en Nochebuena.

Ahora el nuevo plazo de aprobación del paquete vence en las vacaciones de Semana Santa. Esta vez, el argumento es: si el Congreso no traslada el proyecto de ley al presidente antes del receso, no habrá reforma sanitaria en los próximos diez años. Entrado abril, sus energías harán falta para problemas más urgentes, como su reelección.

Mientras tanto, la leonera en la que viven exige atención. Si el anteproyecto es tan impopular que tiene que aprobarse mucho antes de unas elecciones, ¿será tal vez porque tiene alguna pega?

Si la reforma sanitaria tal como se propone es tan positiva para el país, ¿no prefieren los legisladores (BEG ITAL)llevarse el mérito(END ITAL) en lugar de (BEG ITAL)salir pitando(END ITAL) antes de colgarse esa medalla? Si no puedes dar la cara por las leyes que apruebas, entonces no te presentes o no las apruebes.

Aun así, la presidenta de la Cámara Nancy Pelosi está estudiando nuevas formas de permitir que los congresistas aprueben el proyecto de ley del Senado sin someterlo a votación en ningún momento de forma que los Demócratas vulnerables en las elecciones puedan negar la autoría de un proyecto de ley que no es de su gusto y que no apoyan. ¿Es esto cordura?

Ya que estamos, ¿es constitucional?
Algunos expertos dicen que sí, otros dicen que no. Una investigación minuciosa consumiría este espacio, pero básicamente, la maniobra "deem and pass" logra lo mismo que si la Cámara de Representantes aprobara el proyecto del Senado con ajustes menores a través del proceso de reconciliación presupuestaria sin posibilidad de veto legislativo. En lugar de someter a votación el proyecto del Senado, la Cámara aprueba la batería de ajustes del proyecto. De esta manera el proyecto de ley se considera "tramitado". ¿Entendido?

El beneficio reside en que los congresistas que no quieren votar a favor del proyecto pueden acogerse a la negación plausible. Llegadas las elecciones podrán decir: "Oiga, a mi no me mire, yo no voté". Y los votantes, a los que al parecer los legisladores consideran retrasados mentales, no van a pedir cuentas a los legisladores. Esto se llama optimismo inverosímil.

Reflexionar y tramitar - o imponer por sorpresa y a correr - podrá ser legal pero, ¿es correcto?

Solo es correcto si su objetivo es cumplir un plazo por los pelos a cualquier precio y aprobar lo que sea - cualquier cosa - al margen de lo imperfecto del resultado. Hasta la mayoría de estadounidenses que es contraria al proyecto no conoce ni la mitad, porque no lo conoce nadie.

Lo que sí saben es que la reforma sanitaria apesta a intrigas y al tipo de acuerdos que implican sacas de dinero. La estrategia más reciente propuesta simplemente subraya el enfoque legislativo de utilizar hasta los sobornos y la intimidación empleado el año pasado.

Ni siquiera la reciente atención dispensada a los sobornos blandos ha logrado mejorar el producto. El Presidente Obama dijo al principio que quería eliminar los privilegios concedidos a determinados estados a cambio de su voto, pero ahora la Casa Blanca ha dado marcha atrás diciendo que teóricamente un estado (BEG ITAL)puede(END ITAL) beneficiarse de una acuerdo, por lo que el programa vale.

En teoría, eso (BEG ITAL)puede(END ITAL) justificar lo que sea - y lo que haga falta. Ciertamente este enfoque ayuda a justificar favores como la llamada enmienda de "estados fronterizos" que eleva la compensación de Medicare que asume el gobierno central destinada a algunos estados rurales a un coste de 2.000 millones de dólares a 10 años.

El acuerdo se añadió al proyecto del Senado en algún momento entre su partida del Comité de Economía y la votación de Nochebuena. Casualmente beneficia en exclusiva a dos poderosos secretarios Demócratas de comité - Kent Conrad, de Dakota del Norte (presupuestos) y Max Baucus, Montana (economía). Otros estados considerados dignos de un trato preferente en función de lo que esencialmente es un artificio - la mitad de cada uno de los condados de cada estado debe tener un máximo de seis personas por milla cuadrada (¿y morderse las uñas no?) - son Wyoming, Dakota del Sur y Utah. Sólo 51 centros hospitalarios van a recibir los 2.000 millones de dólares íntegros, según el Centro de Información de Medicare y Medicaid.

Un soborno blando es una forma amable de decir otra cosa.

Teniendo en cuenta las complicaciones pro forma, la ausencia clara de apoyo en la Cámara y una serie de negociaciones turbias, reducir el ritmo no sería lo peor que le podría pasar a la reforma sanitaria.

No es ninguna deshonra admitir que había demasiada prisa. Pero apresurarse para hacer lo incorrecto, en una palabra, es del género idiota.

Por sorpresa y a correr

Kathleen Parker
Kathleen Parker
viernes, 19 de marzo de 2010, 05:21 h (CET)
WASHINGTON - Mientras los Demócratas se piensan si sacar adelante la reforma sanitaria en la Cámara a través del proceso sin debate parlamentario ni votación forma conocido como "deem and pass", es de gran ayuda regresar al punto de partida y preguntarse: ¿a qué viene tanta prisa, otra vez?

Hace un año, cuando se ponía en marcha la reforma, los Demócratas estaban empeñados en aprobar la legislación antes de fin de año. ¿Y eso? No había forma, estaban convencidos los Demócratas, de poder lograr una reforma tan drástica en año electoral.

El anteproyecto del Senado, que todavía no cuenta con los votos suficientes para superar el trámite de la Cámara, superó por los pelos el plazo saliendo justo en Nochebuena.

Ahora el nuevo plazo de aprobación del paquete vence en las vacaciones de Semana Santa. Esta vez, el argumento es: si el Congreso no traslada el proyecto de ley al presidente antes del receso, no habrá reforma sanitaria en los próximos diez años. Entrado abril, sus energías harán falta para problemas más urgentes, como su reelección.

Mientras tanto, la leonera en la que viven exige atención. Si el anteproyecto es tan impopular que tiene que aprobarse mucho antes de unas elecciones, ¿será tal vez porque tiene alguna pega?

Si la reforma sanitaria tal como se propone es tan positiva para el país, ¿no prefieren los legisladores (BEG ITAL)llevarse el mérito(END ITAL) en lugar de (BEG ITAL)salir pitando(END ITAL) antes de colgarse esa medalla? Si no puedes dar la cara por las leyes que apruebas, entonces no te presentes o no las apruebes.

Aun así, la presidenta de la Cámara Nancy Pelosi está estudiando nuevas formas de permitir que los congresistas aprueben el proyecto de ley del Senado sin someterlo a votación en ningún momento de forma que los Demócratas vulnerables en las elecciones puedan negar la autoría de un proyecto de ley que no es de su gusto y que no apoyan. ¿Es esto cordura?

Ya que estamos, ¿es constitucional?
Algunos expertos dicen que sí, otros dicen que no. Una investigación minuciosa consumiría este espacio, pero básicamente, la maniobra "deem and pass" logra lo mismo que si la Cámara de Representantes aprobara el proyecto del Senado con ajustes menores a través del proceso de reconciliación presupuestaria sin posibilidad de veto legislativo. En lugar de someter a votación el proyecto del Senado, la Cámara aprueba la batería de ajustes del proyecto. De esta manera el proyecto de ley se considera "tramitado". ¿Entendido?

El beneficio reside en que los congresistas que no quieren votar a favor del proyecto pueden acogerse a la negación plausible. Llegadas las elecciones podrán decir: "Oiga, a mi no me mire, yo no voté". Y los votantes, a los que al parecer los legisladores consideran retrasados mentales, no van a pedir cuentas a los legisladores. Esto se llama optimismo inverosímil.

Reflexionar y tramitar - o imponer por sorpresa y a correr - podrá ser legal pero, ¿es correcto?

Solo es correcto si su objetivo es cumplir un plazo por los pelos a cualquier precio y aprobar lo que sea - cualquier cosa - al margen de lo imperfecto del resultado. Hasta la mayoría de estadounidenses que es contraria al proyecto no conoce ni la mitad, porque no lo conoce nadie.

Lo que sí saben es que la reforma sanitaria apesta a intrigas y al tipo de acuerdos que implican sacas de dinero. La estrategia más reciente propuesta simplemente subraya el enfoque legislativo de utilizar hasta los sobornos y la intimidación empleado el año pasado.

Ni siquiera la reciente atención dispensada a los sobornos blandos ha logrado mejorar el producto. El Presidente Obama dijo al principio que quería eliminar los privilegios concedidos a determinados estados a cambio de su voto, pero ahora la Casa Blanca ha dado marcha atrás diciendo que teóricamente un estado (BEG ITAL)puede(END ITAL) beneficiarse de una acuerdo, por lo que el programa vale.

En teoría, eso (BEG ITAL)puede(END ITAL) justificar lo que sea - y lo que haga falta. Ciertamente este enfoque ayuda a justificar favores como la llamada enmienda de "estados fronterizos" que eleva la compensación de Medicare que asume el gobierno central destinada a algunos estados rurales a un coste de 2.000 millones de dólares a 10 años.

El acuerdo se añadió al proyecto del Senado en algún momento entre su partida del Comité de Economía y la votación de Nochebuena. Casualmente beneficia en exclusiva a dos poderosos secretarios Demócratas de comité - Kent Conrad, de Dakota del Norte (presupuestos) y Max Baucus, Montana (economía). Otros estados considerados dignos de un trato preferente en función de lo que esencialmente es un artificio - la mitad de cada uno de los condados de cada estado debe tener un máximo de seis personas por milla cuadrada (¿y morderse las uñas no?) - son Wyoming, Dakota del Sur y Utah. Sólo 51 centros hospitalarios van a recibir los 2.000 millones de dólares íntegros, según el Centro de Información de Medicare y Medicaid.

Un soborno blando es una forma amable de decir otra cosa.

Teniendo en cuenta las complicaciones pro forma, la ausencia clara de apoyo en la Cámara y una serie de negociaciones turbias, reducir el ritmo no sería lo peor que le podría pasar a la reforma sanitaria.

No es ninguna deshonra admitir que había demasiada prisa. Pero apresurarse para hacer lo incorrecto, en una palabra, es del género idiota.

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