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María Cicuéndez

¡Dame tiempo para cuidar de mis hijos!

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Los padres no lo tienen más fácil para conciliar la vida familiar y laboral

Los padres que deciden tomar una excedencia laboral para cuidar de su hijo en lugar de sentirse obligados a mandarlos a la guardería a los pocos meses de nacer, están amparados por la ley, pero siguen corriendo riesgos a ser discriminados por su empresa o incluso despedidos, en el peor de los casos.

A pesar de que la legislación española está dando pequeños pasos en cuanto a facilitar legalmente la conciliación de la vida laboral y familiar, los padres españoles más osados y concienciados de la importancia de su participación en el cuidado de sus hijos lo tienen también muy complicado a la hora de convencer a sus jefes de que prefirieren dedicarse a sus hijos unos meses que a desarrollar su carrera profesional.

Además de poder contar con un permiso por paternidad de cuatro semanas a partir del 2011, también se contempla un permiso de lactancia para que tanto el padre como la madre, indistintamente, cuenten con una hora para alimentar a su hijo hasta que el niño tenga nueve meses. Asimismo, hasta que su hijo tenga ocho años, ambos tendrán derecho a pedir la reducción de la jornada laboral con los recortes salariales que esto implique, en función de sus horas de trabajo.

Aunque la legislación no sea excesivamente generosa, especialmente en comparación de otros países europeos, es evidente que en estos momentos de crisis, la mayoría de los empresarios no están dispuestos a prescindir de sus trabajadores en una situación tan delicada en la economía global, sobre todo cuando esto implique contratar más personal para cubrir todas las horas de la jornada laboral. En cuanto a la especificación de los derechos del personal subcontratado, esta ley deja flecos abiertos y por definir para que este colectivo no se encuentre desamparado a la hora de reincorporarse al trabajo.

Al ser una jurisprudencia reciente, los riesgos ante esta ambigüedad legal, influyen decisivamente en que padres en la plenitud de su carrera profesional se acojan a este permiso. Y por tanto, sigue existiendo un altísimo porcentaje de padres que ni se plantea disfrutarlo. Sin embargo, paulatinamente, las nuevas generaciones, que en cierta medida han tenido una mayor exposición a otras formas de vida socialmente más concienciadas, deciden tener una presencia más activa que sus respectivos padres en la educación de sus hijos desde su nacimiento, sintonizando con su sentido de la paternidad de una manera protectora, emocionalmente equilibrada, además de sensible. Este enfoque, libera a los hombres de la pesada carga del machismo, culturalmente predominante, permitiéndoles recuperar la posibilidad de pasar más tiempo con sus hijos, algo que la vida empresarial, altamente competitiva, descarta, en la mayoría de las ocasiones.

Al igual que le ocurre a la mujer, el hombre del siglo XXI se encuentra sin referentes a la hora de encontrar su nuevo papel para conciliar su vida familiar y profesional, donde ambos han cambiado sus roles en un momento especialmente delicado en cuanto a la estabilidad laboral y la posibilidad de tener hijos al retrasar cada vez más la edad de concebir debido, en parte, a compromisos profesionales.

Es por tanto fundamental que la ley que contempla el permiso por paternidad evolucione de una manera favorable para apoyar a las madres y a los padres españoles a la hora de repartirse el tiempo dedicado a sus respectivas responsabilidades, tanto profesionales, como familiares.

Además de cubrir las necesidades materiales, los padres que están emocionalmente presentes en la educación de sus hijos, permiten que crezcan dentro de un entorno familiar sano, equilibrado y afectuoso.

¡Dame tiempo para cuidar de mis hijos!

María Cicuéndez
Redacción
domingo, 14 de marzo de 2010, 17:15 h (CET)
Los padres no lo tienen más fácil para conciliar la vida familiar y laboral

Los padres que deciden tomar una excedencia laboral para cuidar de su hijo en lugar de sentirse obligados a mandarlos a la guardería a los pocos meses de nacer, están amparados por la ley, pero siguen corriendo riesgos a ser discriminados por su empresa o incluso despedidos, en el peor de los casos.

A pesar de que la legislación española está dando pequeños pasos en cuanto a facilitar legalmente la conciliación de la vida laboral y familiar, los padres españoles más osados y concienciados de la importancia de su participación en el cuidado de sus hijos lo tienen también muy complicado a la hora de convencer a sus jefes de que prefirieren dedicarse a sus hijos unos meses que a desarrollar su carrera profesional.

Además de poder contar con un permiso por paternidad de cuatro semanas a partir del 2011, también se contempla un permiso de lactancia para que tanto el padre como la madre, indistintamente, cuenten con una hora para alimentar a su hijo hasta que el niño tenga nueve meses. Asimismo, hasta que su hijo tenga ocho años, ambos tendrán derecho a pedir la reducción de la jornada laboral con los recortes salariales que esto implique, en función de sus horas de trabajo.

Aunque la legislación no sea excesivamente generosa, especialmente en comparación de otros países europeos, es evidente que en estos momentos de crisis, la mayoría de los empresarios no están dispuestos a prescindir de sus trabajadores en una situación tan delicada en la economía global, sobre todo cuando esto implique contratar más personal para cubrir todas las horas de la jornada laboral. En cuanto a la especificación de los derechos del personal subcontratado, esta ley deja flecos abiertos y por definir para que este colectivo no se encuentre desamparado a la hora de reincorporarse al trabajo.

Al ser una jurisprudencia reciente, los riesgos ante esta ambigüedad legal, influyen decisivamente en que padres en la plenitud de su carrera profesional se acojan a este permiso. Y por tanto, sigue existiendo un altísimo porcentaje de padres que ni se plantea disfrutarlo. Sin embargo, paulatinamente, las nuevas generaciones, que en cierta medida han tenido una mayor exposición a otras formas de vida socialmente más concienciadas, deciden tener una presencia más activa que sus respectivos padres en la educación de sus hijos desde su nacimiento, sintonizando con su sentido de la paternidad de una manera protectora, emocionalmente equilibrada, además de sensible. Este enfoque, libera a los hombres de la pesada carga del machismo, culturalmente predominante, permitiéndoles recuperar la posibilidad de pasar más tiempo con sus hijos, algo que la vida empresarial, altamente competitiva, descarta, en la mayoría de las ocasiones.

Al igual que le ocurre a la mujer, el hombre del siglo XXI se encuentra sin referentes a la hora de encontrar su nuevo papel para conciliar su vida familiar y profesional, donde ambos han cambiado sus roles en un momento especialmente delicado en cuanto a la estabilidad laboral y la posibilidad de tener hijos al retrasar cada vez más la edad de concebir debido, en parte, a compromisos profesionales.

Es por tanto fundamental que la ley que contempla el permiso por paternidad evolucione de una manera favorable para apoyar a las madres y a los padres españoles a la hora de repartirse el tiempo dedicado a sus respectivas responsabilidades, tanto profesionales, como familiares.

Además de cubrir las necesidades materiales, los padres que están emocionalmente presentes en la educación de sus hijos, permiten que crezcan dentro de un entorno familiar sano, equilibrado y afectuoso.

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