Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Estados Unidos | Política
La democracia americana se encuentra en un panorama de polarización social

Ciudadano Trump

|

El mundo ha gemido después de conocer el ascenso de Donald Trump como nuevo Presidente de los Estados Unidos. Las encuestas que daban la victoria a Hillary Clinton han fracasado y después de ocho años de los demócratas en la Casa Blanca se produce una alternancia republicana. Desde Bruselas, miran con ojos escépticos y desconfiados al flamante comandante en jefe, mientras las bolsas de distintos países empiezan a dar síntomas de ansiedad, entre ellas las del BBVA que tiene gran parte de su negocio en México.

La gente, sobre todo fuera del país, se preguntan cómo es que este señor con un discurso misógino, xenófobo y excluyente ha alcanzado a ser cabeza del ejecutivo. Incluso los manifestantes que hace unos días se han pronunciado frente a la Torre Trump están atónitos con tan díscola elección. Como dijo Fernando Savater este fin de semana, la democracia implica que tengamos compartir la cosa pública con otros ciudadanos menos agradables a nuestros oídos. Y eso es tanto lo bueno como lo malo, ya que la otra opción sería lanzar a estos sujetos fuera de las instituciones, lo que ya no sería ni democrático ni sano para una democracia que tiene que acoger incluso a las posiciones más extremistas en su seno.

La democracia americana se encuentra en un panorama de polarización social, donde el discurso de Donald Trump ha captado las esperanzas y los miedos de las clases baja y media. Sobre todo cabe pensar en los tradicionales trabajadores de las ciudades industriales como Detroit, lanzados al desempleo y a la carencia, que observan en el nuevo Presidente una luz al túnel de una situación, producida presumiblemente por los latinos y otras etnias que ocupan sus puestos de trabajo. No obstante, cabe observar hasta qué punto es realizable la agenda política que Estados Unidos pretende implementar con su nuevo ejecutivo y entre las cuales o son irrealizables o ya se han hecho antes.

Ciudadano Trump

La democracia americana se encuentra en un panorama de polarización social
Francisco Collado Campana
martes, 15 de noviembre de 2016, 00:07 h (CET)
El mundo ha gemido después de conocer el ascenso de Donald Trump como nuevo Presidente de los Estados Unidos. Las encuestas que daban la victoria a Hillary Clinton han fracasado y después de ocho años de los demócratas en la Casa Blanca se produce una alternancia republicana. Desde Bruselas, miran con ojos escépticos y desconfiados al flamante comandante en jefe, mientras las bolsas de distintos países empiezan a dar síntomas de ansiedad, entre ellas las del BBVA que tiene gran parte de su negocio en México.

La gente, sobre todo fuera del país, se preguntan cómo es que este señor con un discurso misógino, xenófobo y excluyente ha alcanzado a ser cabeza del ejecutivo. Incluso los manifestantes que hace unos días se han pronunciado frente a la Torre Trump están atónitos con tan díscola elección. Como dijo Fernando Savater este fin de semana, la democracia implica que tengamos compartir la cosa pública con otros ciudadanos menos agradables a nuestros oídos. Y eso es tanto lo bueno como lo malo, ya que la otra opción sería lanzar a estos sujetos fuera de las instituciones, lo que ya no sería ni democrático ni sano para una democracia que tiene que acoger incluso a las posiciones más extremistas en su seno.

La democracia americana se encuentra en un panorama de polarización social, donde el discurso de Donald Trump ha captado las esperanzas y los miedos de las clases baja y media. Sobre todo cabe pensar en los tradicionales trabajadores de las ciudades industriales como Detroit, lanzados al desempleo y a la carencia, que observan en el nuevo Presidente una luz al túnel de una situación, producida presumiblemente por los latinos y otras etnias que ocupan sus puestos de trabajo. No obstante, cabe observar hasta qué punto es realizable la agenda política que Estados Unidos pretende implementar con su nuevo ejecutivo y entre las cuales o son irrealizables o ya se han hecho antes.

Noticias relacionadas

Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.

El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto