Este episodio narrado en la Odisea, poema atribuido a Homero, relata parte de la Guerra de Troya. Esta guerra ya tenía más de diez años cuando Aquiles, héroe principal y protagonista trascendental, es fatalmente herido en combate. Los griegos consternados solo deseaban regresar.
Bajo las instrucciones de Odiseo, construyen un caballo para ofrendarlo a los dioses –sabedores que los troyanos eran grandes creyentes en los dioses, y con la seguridad que caerían en el engaño- inscribieron esta frase: «Con la agradecida esperanza de un retorno seguro a sus casas después de una ausencia de nueve años, los griegos dedican esta ofrenda a Atenea».
Los troyanos, ignorando el ardid de los griegos, traspasaron sus murallas, los soldados ocultos en él abrieron las puertas de la ciudad, tras lo cual los invasores se apodaron de la ciudad.
Como los griegos quienes fingieron su retirada, dejando atrás un enorme caballo de madera en cuyo interior se escondían cientos de guerreros y contaron a los troyanos lo que estos querían oír, los K construyeron su caballo de Troya, con promesas de progreso, su abnegada lucha contra los monopolios y la defensa de los “derechos humanos” –que no incluyen a los civiles que hoy mueren, día a día, por la inseguridad y la indigencia- su obra hoy nos advierte del peligro de manejar el poder solo con símbolos y promesas.
Esta leyenda que relata el artilugio de los griegos nos es ajena a nuestra realidad actual, el presidente Kirchner puede ufanarse de haber introducido su propio caballo en el gobierno nacional.
La manipulación social, junto al servilismo y la simulación de una plataforma electoral lograron romper las paredes de la ciudadela del poder, para introducirse al interior de los dominios.
Esta jugada le permitió abrir las puertas del gobierno a sus guerreros, compuestos por quienes intervinieron en la sangrienta década de los 70 – solo aquellos que cuentan con una vergonzante amnistía por sus crímenes- y los arribistas y alcahuetes de turno, quienes suscriben a los "postulados de un proyecto nuevo de Nación".
Esto les permite hacer su propia interpretación del poder y el intento de instalar la idea que han recibido un cheque en blanco para el manejo de la cosa publica, pero que más allá de su obcecación, autoritarismo y las descalificaciones permanentes a sus opositores en cada mensaje, deberían entender que la crisis permanente en que vivimos, son el resultado de su propia forma de gobernar.
El matrimonio presidencial provoca la respuesta de un gran y variado sector que no está de acuerdo con esos actos, dignos de las viejas campañas proselitistas, con gente paga, discursos de muchas palabras y pocas ideas, donde además debemos soportar una burda imitación de lideres carismáticos.