La sensación que me queda en el cuerpo después de ver el partido de España en Francia es que la Selección ha perdido una oportunidad, diría yo que histórica, de obtener un marcador escandaloso y humillante. Fueron dos, pero la sensación de superioridad de España sobre el equipo galo es clara. Incluso, me atrevería a afirmar que en la segunda parte la Roja aflojó el acelerador y eso sirvió al conjunto de Domenech para maquillar un poco el encuentro con ese cabezazo de Malouda al palo.
Al parecer, a Del Bosque tampoco le gustó esa relajación, consciente también de la oportunidad fallida. Como viene siendo habitual el equipo aprieta y logra un marcador favorable que le sirve para desenchufarse de los choques. Eso es entendible cuando se trata de un amistoso. Espero que en el Mundial el equipo no acoja esta costumbre. Si España se parece al Barça, el equipo de Guardiola siempre quiere más. Tras el segundo busca el tercer tanto, y luego el cuarto, el quinto… Esta Selección va a marcar un punto de inflexión en la historia del fútbol nacional, por ello, haber conseguido hoy una manita hubiese sido sublime.