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Eduardo Patiño

La hora de Sergio

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“Lo de los traspasos hace que la NBA puede ser una mierda o ser maravillosa. El 70% de los jugadores no juegan donde les gustaría”, comentaba Sergio Rodríguez días después de disputar sus primer partido como jugador de los Knicks. Pocos, más bien ninguno, eligen destino y pocos, casi ninguno, está donde le gustaría jugar. No es el caso de Sergio, que tras cuatro años en la liga, por fin ha encontrado su sitio, la Gran Manzana. Ahora si, llegó la hora de Sergio, para lo bueno o para lo malo…

Y es que a nadie se le escapa que el base canario se encuentra ante la oportunidad de su carrera. Tras unos comienzos prometedores en una franquicia que parecía hecha a su medida, con jugadores jóvenes y con potencial para convertirse -a medio plazo- en uno de los aspirantes al titulo, su estancia en Pórtland involucionó de sueño a pesadilla. Atrapado por un entrenador que no le daba bola y un sistema demasiado rígido para su juego, el ‘Chacho’ tuvo que hacer las maletas rumbo a Sacramento dónde las cosas no acabaron de mejorar. Cuatro meses después se cumplió su sueño, pero no sin suspense. El anuncio de su pase a los Rockets, una franquicia con dos bases consolidados, le relegaba de nuevo al más profundo ostracismo, pero sin apenas tiempo para digerirlo, y en medio de la vorágine de rumores, se cumplieron los mejores presagios: en una operación a tres bandas “made in NBA” Sergio recalaba en los Knicks de la mano de Tracy McGrady.

Ahora o nunca. Con su fichaje por los Knicks se despejaron los eternos nubarrones y de entre ellos apareció la silueta de un ítaloamericano que le quiere brindar una nueva oportunidad. Su llegada a New York ha sido la mejor noticia desde que arrancó su periplo americano: una ciudad con enorme sabor latino, una franquicia mítica, dirigida por Mike D'Antoni -un entrenador con gusto por el caos ofensivo, donde mejor se maneja Sergio-, con grandes posibilidades para brillar en el plano individual, sin excesiva competencia en el puesto de base y con enormes planes de futuro. Un futuro que deberá ganarse en los próximos meses, pues su contrato finaliza este año y de su rendimiento dependerá una renovación que le permitiera jugar en un equipo plagado de estrellas, pues los Knicks’10 tendrán capacidad salarial para juntar a dos de las megaestrellas que acaban contrato este verano: Lebron, Wade, Bosh, Stoudemire, Joe Jonson… Gran parte del futuro de Sergio en la NBA pasa por sus próximos días como Knickerbocker, porque un tercer fallo podría significar su vuelta a Europa. En cualquier caso, se acaba el margen de espera y a lo largo de esta temporada saldremos de dudas. Suerte Chacho…

La hora de Sergio

Eduardo Patiño
Eduardo Patiño
martes, 2 de marzo de 2010, 01:14 h (CET)
“Lo de los traspasos hace que la NBA puede ser una mierda o ser maravillosa. El 70% de los jugadores no juegan donde les gustaría”, comentaba Sergio Rodríguez días después de disputar sus primer partido como jugador de los Knicks. Pocos, más bien ninguno, eligen destino y pocos, casi ninguno, está donde le gustaría jugar. No es el caso de Sergio, que tras cuatro años en la liga, por fin ha encontrado su sitio, la Gran Manzana. Ahora si, llegó la hora de Sergio, para lo bueno o para lo malo…

Y es que a nadie se le escapa que el base canario se encuentra ante la oportunidad de su carrera. Tras unos comienzos prometedores en una franquicia que parecía hecha a su medida, con jugadores jóvenes y con potencial para convertirse -a medio plazo- en uno de los aspirantes al titulo, su estancia en Pórtland involucionó de sueño a pesadilla. Atrapado por un entrenador que no le daba bola y un sistema demasiado rígido para su juego, el ‘Chacho’ tuvo que hacer las maletas rumbo a Sacramento dónde las cosas no acabaron de mejorar. Cuatro meses después se cumplió su sueño, pero no sin suspense. El anuncio de su pase a los Rockets, una franquicia con dos bases consolidados, le relegaba de nuevo al más profundo ostracismo, pero sin apenas tiempo para digerirlo, y en medio de la vorágine de rumores, se cumplieron los mejores presagios: en una operación a tres bandas “made in NBA” Sergio recalaba en los Knicks de la mano de Tracy McGrady.

Ahora o nunca. Con su fichaje por los Knicks se despejaron los eternos nubarrones y de entre ellos apareció la silueta de un ítaloamericano que le quiere brindar una nueva oportunidad. Su llegada a New York ha sido la mejor noticia desde que arrancó su periplo americano: una ciudad con enorme sabor latino, una franquicia mítica, dirigida por Mike D'Antoni -un entrenador con gusto por el caos ofensivo, donde mejor se maneja Sergio-, con grandes posibilidades para brillar en el plano individual, sin excesiva competencia en el puesto de base y con enormes planes de futuro. Un futuro que deberá ganarse en los próximos meses, pues su contrato finaliza este año y de su rendimiento dependerá una renovación que le permitiera jugar en un equipo plagado de estrellas, pues los Knicks’10 tendrán capacidad salarial para juntar a dos de las megaestrellas que acaban contrato este verano: Lebron, Wade, Bosh, Stoudemire, Joe Jonson… Gran parte del futuro de Sergio en la NBA pasa por sus próximos días como Knickerbocker, porque un tercer fallo podría significar su vuelta a Europa. En cualquier caso, se acaba el margen de espera y a lo largo de esta temporada saldremos de dudas. Suerte Chacho…

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