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Teresa Berengueras

Letizia, vanidades reales

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La revista Vanity Fair España en el número del mes de marzo dedica la portada y catorce páginas en el interior a los Príncipes de Asturias. En la portada una fotografía oficial de Felipe y Letizia tomada por el fotógrafo inglés Nick Danzinger al que la revista hizo viajar expresamente a España para realizar este trabajo que le mantuvo al lado de los Príncipes durante tres semanas, la verdad, las fotografías ya las habíamos visto hace un tiempo en multitud de medios, nada excepcional teniendo en cuenta el cariz oficial de las mismas. El tema toma otro color cuando se lee el texto firmado por Eva Lamarca y Andrés Aguayo, para empezar ya te ponen sobre aviso cuando escriben: “Oficialmente los príncipes no conceden entrevistas. Si hemos hablado con ellos para este reportaje no podemos contarlo”. Claridad, transparencia, ¿qué periodista español no acataría los deseos de la Casa Real a cambio de estar al lado de los Príncipes durante dos meses?, todos, tal y como están las cosas, todos, ¿qué no debería ser así? claro que no, a mi me gustaría que el Rey, la Reina, las Infantas, Elena y Cristina, así como Felipe y Letizia fueran libres de poder hablar, claramente, sin tapujos. Pero no, la realidad es que no es así, esta periodista que no ha seguido siempre de cerca a los miembros de la Casa Real española pero que sí ha cubierto algunos años algunos actos, siempre, al acabar el acto, era invitada, como el resto de colegas, a pasar a tomar una copa o participar de la fiesta, sin papel, sin micrófonos y sin cámaras y nada de lo que pasara allí se podía explicar, mucho menos entrecomillar algún comentario de los miembros de la familia real española, el “off the record” funciona, lo dicen quiénes han escrito las catorce página de Vanity Fair y yo lo constato. Viví estas experiencias periodísticas ya hace años, muchos, por supuesto ignoro si Letizia en esos momentos habría empezado sus estudios de periodismo. Pero con los años no cambia nada, bueno, un poco pero a paso de tortuga.

LA EXCLUSIVA
Vuelvo al reportaje, se ha dicho que era una exclusiva, que los Príncipes han hablado y por tanto también se puede decir que ha sido una entrevista con todas las de la ley. Desde luego un reportaje exclusivo sí lo es, y algunos entrecomillados no pueden ser otra cosa que una respuesta de alguno de los miembros principescos, especialmente cuando la princesa dice: “No soy nadie, no soy nadie. El importante aquí es Felipe” los redactores no entrecomillan esta frase pero nadie se la puede inventar y más cuando es inconcebible que Letizia repita esta frase ante personas no habituales de su entorno, lo normal seria que Letizia, si no quería que esta frase la conociera todo el mundo, la repitiera en su alcoba, sola o acompañada de Felipe que por lo que hemos leído nunca la deja en la estacada. O bien este otro comentario de Leonor que le pregunta: “Mamá, tú ¿en qué trabajas?” “Por España, hija, para tratar de mejorar mi país”. El departamento de prensa de la Zarzuela, con quién he hablado en tres ocasiones esta semana, niegan que esto sea una entrevista, niegan que sea un reportaje en exclusiva y comentan que los entrecomillados pueden ser comentarios de personas amigas y que incluso algunos han podido ser imaginados o inventados. Saben en prensa de Zarzuela que este reportaje ha caído como una losa en los medios españoles por muchas razones pero la más significativa es que reportajes de este tipo y entrevistas con los miembros de la familia real española los tienen solicitados todos los medios, Vanity Fair se instaló en España hace año y medio y parece inconcebible que hayan sido ellos los que se hayan llevado el gato al agua, ¿por qué?, así, para empezar y después de la cantidad de medios que tratamos todos los días o de vez en cuando la vida de Palacio ¿no hubiera sido más correcto y democrático que el reportaje lo hubiera realizado la agencia Efe, que la pagamos entre todos, y ésta distribuyera el material a todos los medios?, más adelante, con los ánimos más calmados, que los Príncipes posaran y hablaran con los medios que más les gustara o conviniera. En realidad he llegado a pensar que ésta ha sido una venganza de “alguien” con poder en Zarzuela, de “alguien” que además decide, y ha tomado la decisión de dejar fuera de onda a la prensa que día a día sigue las peripecias de los Príncipes de Asturias, al fin y al cabo a estos medios los tienen a su alcance cada día.

UNA MUJER PRESUMIDA
En Vanity Fair se centran mucho en la figura de Letizia pero son muy críticos, dicen que es agresiva y que intimida a los hombres……quiere ser convincente en lo que dice, dicen que huele a mora, muy cerca de Letizia han tenido que estar para percibir este detalle o bien tienen el olfato amaestrado para oler en las distancias largas. En Vanity Fair escriben: “Es una mujer presumida, a la que le gustaría posar para los fotógrafos, elegante y exquisita, como Rania de Jordania. O abrir a los periodistas las puertas de su casa como hace libérrima la primera dama de Francia, Carla Bruni. Pero no puede”. Letizia quiere pero no puede, ¿por qué no puede hacer algo tan natural en otras casas reales europeas, quién coarta la libertad de Letizia en Zarzuela?, también se dice en el reportaje que Letizia no es una fashion víctim y que a ella lo único que le interesa es aparecer adecuada en cada momento, ¿cómo quedamos? , ambos aspectos expuestos me parece que se contradicen o ¿podrían ser compatibles si alguien les dejara hacer su trabajo al libre albedrío? En Zarzuela les han explicado a los redactores de la revista que: “La verdad es que gracias a ella todos los actos aparecen en prensa, aunque sea de forma secundaria: hablan de sus zapatos o de sus bolso, pero se reseñan. La princesa se ha convertido en el último objeto de deseo, no cabe duda que aporta algo que hace que todo el mundo se interese por el Príncipe, por la Casa Real” Realmente a una mujer decidida, como dicen que es, con personalidad, con una única obsesión como bandera: el trabajo, debe sentarle muy mal que en su casa hablen en ese sentido, por muy de verdad que sea. Letizia es el anexo de Felipe para que éste llegue a convertir un país juancarlista en monárquico y el elemento principal es ella de quién sólo se habla en los medios de lo delgada que está, del largo de sus faldas, de sus leggins de último modelo y en estos momentos de sus brackets. Dicen que Letizia sabe lo que cuesta el billete de metro, un kilo de merluza, una hipoteca o cómo se reclama un recibo”, claro, hace cincos años Letizia compraba en el quiosco cerca de su casa de Valdebernardo fascículos que encargaba todas las semanas y en ese momento era una chica normal que, por supuesto, tenía que ir en metro, en bus o bien en coche, pero sabía incluso entonces el precio de la gasolina y como vivía como una mujer independiente iba al mercado y llenaba la cesta de la compra. Espero que hoy sepa los precios actuales, porque los de hace cinco años ya no son vigentes, tampoco creo que la princesa tenga tanto tiempo como para hacer todos los días un reset para saber todos los precios.

FELIPE TAMPOCO ES PERFECTO
Durante años nos habían explicado que Felipe era el príncipe mejor formado, con carrera y que tenía una gran preparación, en fin, el príncipe ideal. Finalmente en este reportaje hemos podido saber que tampoco es perfecto: “Era vaguete y travieso” les explica el Príncipe Pablo de Grecia, y el primer tutor que tuvo Felipe, José Antonio Alcina, asegura:”De pequeño hubo un momento que tuvimos que alejarle de la vida deformante de palacio. Los reyes estaban preocupados por él. Decidieron enviarle a estudiar COU a Canadá. Felipe era pachorro y parsimonioso, flojo en sus estudios, sobre todo en matemáticas y física, impuntual, perezoso y le costaba levantarse por las mañanas”. Vamos que Felipe es como el común de los mortales y cuesta entender la frase: “La vida deformante de palacio” ¿qué pasa, la Zarzuela no goza de lo mejor de lo mejor, los españoles aportan poco para que la Institución tenga todo lo necesario? Felipe, un príncipe que tiene que continuar la saga del Rey Juan Carlos, tiene mucho que mejorar para llegar al pueblo, Juan Carlos no tuvo problemas de “deformación palaciega”, Juan Carlos se tuvo que espabilar con lo que había, luego su manera de ser, accesible y distante a partes iguales, ha hecho posible que España sienta fervor por ese Rey que se ríe, escucha y a veces incluso se le puede tutear sin problemas protocolarios. Ese es el punto que diferencia a Felipe de su padre, Felipe es distante, ríe poco y no está siempre en virtud del uso que hace de su privacidad, eso no gusta, no gusta a ningún juancarlista y no se lo perdonan, aunque Letizia sea el anzuelo con el que acercarle al pueblo, pero tampoco, al pueblo, de momento y por lo que vemos en el reportaje y en la vida de la calle, sólo le interesa la princesa para verla. Un aporte artístico, al menos de momento.

EL PROTOCOLO EXISTE
En la revista dejan la persona del Rey en lugar óptimo, hablan poco de la Reina y en las entrevistas realizadas a políticos, periodistas y amigos de la pareja que no quieren revelar su nombre “por miedo al acoso de la prensa rosa” quedan patentes varias cosas: los Príncipes es imposible que puedan llevar una vida normal, sencillamente porque representan a una Institución y la normalidad en estos casos no es moneda de uso, los príncipes se rigen por un protocolo y eso ya los distingue de la ciudadanía, la simpatía del Rey es muy difícil de igualar, uno es como es y Felipe carece de esa facultad aunque tiene otras, es una persona que piensa mucho las cosas y las analiza, la imagen que los diplomáticos tienen del Rey al que llaman “El Facilitador” es compleja y es preciso tener carisma y mucha tela cortada para ello. Felipe tiene una ardua tarea, conseguir que España sea monárquica, según dice Ansón en el reportaje la persona que puede llevarle a ser una persona más cercana al pueblo es Letizia, que es una mujer que toca de pies en el suelo.

LA FERIA DE LAS VANIDADES
Letizia el día de pedida de mano y ante todos sus ya ex colegas manifestó: “Y ya nos ponemos a trabajar”. Han pasado cinco años, Letizia se ha convertido en un personaje muy alejado del que quería ser, quiere trabajar, trabajar y trabajar, se lo cuenta a su hija y a todo el que la quiera escuchar, en el reportaje de Vanity Fair la retratan de forma contundente y hacen paralelismos de vivencias del Rey y de Felipe y de lo difícil que lo tienen en esta andadura. La revista ha conseguido un buen reportaje pero ello no significa que del mismo se saque la conclusión de que los Príncipes de Asturias salgan bien parados, si querían acercar a los Príncipes al pueblo no creo que lo consigan con lo explicado, Letizia trabaja pero no saca la cabeza por la ventana de su palacio para que la gente además de fotografiarse con ella le tenga confianza y Felipe, está a mil millas del viaje al corazón de los españoles, Vanity Fair traducida al castellano quiere decir Feria de Vanidades y creo, sinceramente, que en este reportaje, que tenía, en cierta forma, que acercar a los Príncipes de Asturias a los españoles se ofrece una visión principesca que más bien parece un paseo informal y etéreo por las nubes. Los republicanos deben estar muy satisfechos de los perfiles reflejados.

NOTA: A partir de esta semana LENCERÍA FINA estará con ustedes los domingos y también los lunes. O sea que mañana más “lencería”.

Letizia, vanidades reales

Teresa Berengueras
Teresa Berengueras
domingo, 21 de febrero de 2010, 09:00 h (CET)
La revista Vanity Fair España en el número del mes de marzo dedica la portada y catorce páginas en el interior a los Príncipes de Asturias. En la portada una fotografía oficial de Felipe y Letizia tomada por el fotógrafo inglés Nick Danzinger al que la revista hizo viajar expresamente a España para realizar este trabajo que le mantuvo al lado de los Príncipes durante tres semanas, la verdad, las fotografías ya las habíamos visto hace un tiempo en multitud de medios, nada excepcional teniendo en cuenta el cariz oficial de las mismas. El tema toma otro color cuando se lee el texto firmado por Eva Lamarca y Andrés Aguayo, para empezar ya te ponen sobre aviso cuando escriben: “Oficialmente los príncipes no conceden entrevistas. Si hemos hablado con ellos para este reportaje no podemos contarlo”. Claridad, transparencia, ¿qué periodista español no acataría los deseos de la Casa Real a cambio de estar al lado de los Príncipes durante dos meses?, todos, tal y como están las cosas, todos, ¿qué no debería ser así? claro que no, a mi me gustaría que el Rey, la Reina, las Infantas, Elena y Cristina, así como Felipe y Letizia fueran libres de poder hablar, claramente, sin tapujos. Pero no, la realidad es que no es así, esta periodista que no ha seguido siempre de cerca a los miembros de la Casa Real española pero que sí ha cubierto algunos años algunos actos, siempre, al acabar el acto, era invitada, como el resto de colegas, a pasar a tomar una copa o participar de la fiesta, sin papel, sin micrófonos y sin cámaras y nada de lo que pasara allí se podía explicar, mucho menos entrecomillar algún comentario de los miembros de la familia real española, el “off the record” funciona, lo dicen quiénes han escrito las catorce página de Vanity Fair y yo lo constato. Viví estas experiencias periodísticas ya hace años, muchos, por supuesto ignoro si Letizia en esos momentos habría empezado sus estudios de periodismo. Pero con los años no cambia nada, bueno, un poco pero a paso de tortuga.

LA EXCLUSIVA
Vuelvo al reportaje, se ha dicho que era una exclusiva, que los Príncipes han hablado y por tanto también se puede decir que ha sido una entrevista con todas las de la ley. Desde luego un reportaje exclusivo sí lo es, y algunos entrecomillados no pueden ser otra cosa que una respuesta de alguno de los miembros principescos, especialmente cuando la princesa dice: “No soy nadie, no soy nadie. El importante aquí es Felipe” los redactores no entrecomillan esta frase pero nadie se la puede inventar y más cuando es inconcebible que Letizia repita esta frase ante personas no habituales de su entorno, lo normal seria que Letizia, si no quería que esta frase la conociera todo el mundo, la repitiera en su alcoba, sola o acompañada de Felipe que por lo que hemos leído nunca la deja en la estacada. O bien este otro comentario de Leonor que le pregunta: “Mamá, tú ¿en qué trabajas?” “Por España, hija, para tratar de mejorar mi país”. El departamento de prensa de la Zarzuela, con quién he hablado en tres ocasiones esta semana, niegan que esto sea una entrevista, niegan que sea un reportaje en exclusiva y comentan que los entrecomillados pueden ser comentarios de personas amigas y que incluso algunos han podido ser imaginados o inventados. Saben en prensa de Zarzuela que este reportaje ha caído como una losa en los medios españoles por muchas razones pero la más significativa es que reportajes de este tipo y entrevistas con los miembros de la familia real española los tienen solicitados todos los medios, Vanity Fair se instaló en España hace año y medio y parece inconcebible que hayan sido ellos los que se hayan llevado el gato al agua, ¿por qué?, así, para empezar y después de la cantidad de medios que tratamos todos los días o de vez en cuando la vida de Palacio ¿no hubiera sido más correcto y democrático que el reportaje lo hubiera realizado la agencia Efe, que la pagamos entre todos, y ésta distribuyera el material a todos los medios?, más adelante, con los ánimos más calmados, que los Príncipes posaran y hablaran con los medios que más les gustara o conviniera. En realidad he llegado a pensar que ésta ha sido una venganza de “alguien” con poder en Zarzuela, de “alguien” que además decide, y ha tomado la decisión de dejar fuera de onda a la prensa que día a día sigue las peripecias de los Príncipes de Asturias, al fin y al cabo a estos medios los tienen a su alcance cada día.

UNA MUJER PRESUMIDA
En Vanity Fair se centran mucho en la figura de Letizia pero son muy críticos, dicen que es agresiva y que intimida a los hombres……quiere ser convincente en lo que dice, dicen que huele a mora, muy cerca de Letizia han tenido que estar para percibir este detalle o bien tienen el olfato amaestrado para oler en las distancias largas. En Vanity Fair escriben: “Es una mujer presumida, a la que le gustaría posar para los fotógrafos, elegante y exquisita, como Rania de Jordania. O abrir a los periodistas las puertas de su casa como hace libérrima la primera dama de Francia, Carla Bruni. Pero no puede”. Letizia quiere pero no puede, ¿por qué no puede hacer algo tan natural en otras casas reales europeas, quién coarta la libertad de Letizia en Zarzuela?, también se dice en el reportaje que Letizia no es una fashion víctim y que a ella lo único que le interesa es aparecer adecuada en cada momento, ¿cómo quedamos? , ambos aspectos expuestos me parece que se contradicen o ¿podrían ser compatibles si alguien les dejara hacer su trabajo al libre albedrío? En Zarzuela les han explicado a los redactores de la revista que: “La verdad es que gracias a ella todos los actos aparecen en prensa, aunque sea de forma secundaria: hablan de sus zapatos o de sus bolso, pero se reseñan. La princesa se ha convertido en el último objeto de deseo, no cabe duda que aporta algo que hace que todo el mundo se interese por el Príncipe, por la Casa Real” Realmente a una mujer decidida, como dicen que es, con personalidad, con una única obsesión como bandera: el trabajo, debe sentarle muy mal que en su casa hablen en ese sentido, por muy de verdad que sea. Letizia es el anexo de Felipe para que éste llegue a convertir un país juancarlista en monárquico y el elemento principal es ella de quién sólo se habla en los medios de lo delgada que está, del largo de sus faldas, de sus leggins de último modelo y en estos momentos de sus brackets. Dicen que Letizia sabe lo que cuesta el billete de metro, un kilo de merluza, una hipoteca o cómo se reclama un recibo”, claro, hace cincos años Letizia compraba en el quiosco cerca de su casa de Valdebernardo fascículos que encargaba todas las semanas y en ese momento era una chica normal que, por supuesto, tenía que ir en metro, en bus o bien en coche, pero sabía incluso entonces el precio de la gasolina y como vivía como una mujer independiente iba al mercado y llenaba la cesta de la compra. Espero que hoy sepa los precios actuales, porque los de hace cinco años ya no son vigentes, tampoco creo que la princesa tenga tanto tiempo como para hacer todos los días un reset para saber todos los precios.

FELIPE TAMPOCO ES PERFECTO
Durante años nos habían explicado que Felipe era el príncipe mejor formado, con carrera y que tenía una gran preparación, en fin, el príncipe ideal. Finalmente en este reportaje hemos podido saber que tampoco es perfecto: “Era vaguete y travieso” les explica el Príncipe Pablo de Grecia, y el primer tutor que tuvo Felipe, José Antonio Alcina, asegura:”De pequeño hubo un momento que tuvimos que alejarle de la vida deformante de palacio. Los reyes estaban preocupados por él. Decidieron enviarle a estudiar COU a Canadá. Felipe era pachorro y parsimonioso, flojo en sus estudios, sobre todo en matemáticas y física, impuntual, perezoso y le costaba levantarse por las mañanas”. Vamos que Felipe es como el común de los mortales y cuesta entender la frase: “La vida deformante de palacio” ¿qué pasa, la Zarzuela no goza de lo mejor de lo mejor, los españoles aportan poco para que la Institución tenga todo lo necesario? Felipe, un príncipe que tiene que continuar la saga del Rey Juan Carlos, tiene mucho que mejorar para llegar al pueblo, Juan Carlos no tuvo problemas de “deformación palaciega”, Juan Carlos se tuvo que espabilar con lo que había, luego su manera de ser, accesible y distante a partes iguales, ha hecho posible que España sienta fervor por ese Rey que se ríe, escucha y a veces incluso se le puede tutear sin problemas protocolarios. Ese es el punto que diferencia a Felipe de su padre, Felipe es distante, ríe poco y no está siempre en virtud del uso que hace de su privacidad, eso no gusta, no gusta a ningún juancarlista y no se lo perdonan, aunque Letizia sea el anzuelo con el que acercarle al pueblo, pero tampoco, al pueblo, de momento y por lo que vemos en el reportaje y en la vida de la calle, sólo le interesa la princesa para verla. Un aporte artístico, al menos de momento.

EL PROTOCOLO EXISTE
En la revista dejan la persona del Rey en lugar óptimo, hablan poco de la Reina y en las entrevistas realizadas a políticos, periodistas y amigos de la pareja que no quieren revelar su nombre “por miedo al acoso de la prensa rosa” quedan patentes varias cosas: los Príncipes es imposible que puedan llevar una vida normal, sencillamente porque representan a una Institución y la normalidad en estos casos no es moneda de uso, los príncipes se rigen por un protocolo y eso ya los distingue de la ciudadanía, la simpatía del Rey es muy difícil de igualar, uno es como es y Felipe carece de esa facultad aunque tiene otras, es una persona que piensa mucho las cosas y las analiza, la imagen que los diplomáticos tienen del Rey al que llaman “El Facilitador” es compleja y es preciso tener carisma y mucha tela cortada para ello. Felipe tiene una ardua tarea, conseguir que España sea monárquica, según dice Ansón en el reportaje la persona que puede llevarle a ser una persona más cercana al pueblo es Letizia, que es una mujer que toca de pies en el suelo.

LA FERIA DE LAS VANIDADES
Letizia el día de pedida de mano y ante todos sus ya ex colegas manifestó: “Y ya nos ponemos a trabajar”. Han pasado cinco años, Letizia se ha convertido en un personaje muy alejado del que quería ser, quiere trabajar, trabajar y trabajar, se lo cuenta a su hija y a todo el que la quiera escuchar, en el reportaje de Vanity Fair la retratan de forma contundente y hacen paralelismos de vivencias del Rey y de Felipe y de lo difícil que lo tienen en esta andadura. La revista ha conseguido un buen reportaje pero ello no significa que del mismo se saque la conclusión de que los Príncipes de Asturias salgan bien parados, si querían acercar a los Príncipes al pueblo no creo que lo consigan con lo explicado, Letizia trabaja pero no saca la cabeza por la ventana de su palacio para que la gente además de fotografiarse con ella le tenga confianza y Felipe, está a mil millas del viaje al corazón de los españoles, Vanity Fair traducida al castellano quiere decir Feria de Vanidades y creo, sinceramente, que en este reportaje, que tenía, en cierta forma, que acercar a los Príncipes de Asturias a los españoles se ofrece una visión principesca que más bien parece un paseo informal y etéreo por las nubes. Los republicanos deben estar muy satisfechos de los perfiles reflejados.

NOTA: A partir de esta semana LENCERÍA FINA estará con ustedes los domingos y también los lunes. O sea que mañana más “lencería”.

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