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“Ningún hombre hay de condición tan áspera como aquel que, de humildes principios, llega a verse encumbrado” Claudiano

¿Apoya el Vaticano al dictador venezolano Maduro?

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El problema de Venezuela está basado, fundamentalmente, en que existe un sujeto, un dictador nato, un individuo sin cultura, elevado desde conductor de autobuses a presidente de la nación venezolana, que se ha creído ser un enviado de Dios y que se aferra al poder aunque el pueblo, sobre el que ejerce el poder omnímodo y totalitario, cansado de aguantar su tiranía, de sufrir su evidente incapacidad para gobernar el país y de verse empobrecido y sin los más elementales medios para mantenerse, cuidar sus enfermedades y subsistir con un mínimo de decencia; decidió, en unas elecciones legales y multitudinarias, que debía ser apartado del poder para que dejara paso a otro gobernante, que se preocupara de mejorar el lamentable estado de una nación tan rica y autosuficiente como es la república venezolana.

Desde entonces este individuo no ha cejado en poner toda clase de obstáculos para que, el nuevo Parlamento surgido de las urnas, que descabalgó del poder a los antiguos miembros afines al señor Maduro, no haya podido desempeñar sus funciones con independencia, libertad y autoridad, a causa de que, como es sabido, el sátrapa venezolano ha estado, ayudado por una justicia completamente subordinada a sus deseos y por un Ejército al que el tirano ha comprado otorgándole privilegios que permiten sacar pingües beneficios a sus mandos superiores, despojando al pueblo de sus derechos y libertades. De nada ha valido que mandatarios, como el expresidente Felipe González o el mismo Gallardón, intentaran formar parte de los defensores del señor Leopoldo López, injustamente acusado y condenado, retenido en una cárcel donde sufre vejaciones y se le impide ejercer sus derechos civiles, siendo acusado injustamente de 43 asesinatos que sólo existen en la mente del psicópata presidente de la nación. Cada día son más los encarcelados y cada día los adictos a Nicolás Maduro se ocupan de que se les limiten más las facultades de actuación de los miembros electos del Parlamento venezolano.

Cuando parece que el pueblo venezolano, cansado de ser objeto de la mano dura de los sicarios de Maduro, convencido de que, con él, la nación va directamente a la catástrofe y viendo que se hace imposible el subsistir en un régimen que carece de los más elementales productos para vivir y para medicarse,( siendo evidente la falta de alimentos en los comercios y supermercados o la carencia de medicinas en las farmacias, de modo que los ciudadanos se ven obligados a guardar largas colas para conseguir una botella de leche o un pan para sus familias); empieza a dar signos de haber agotado la paciencia y es muy posible que, si esto continúa sin solucionarse ( no parece que esto sea factible con la actitud despótica de Maduro) es muy posible que el estallido se produzca en el momento menos pensado, de modo que sus consecuencias puedan ser fatales tanto para el régimen opresivo como para los ciudadanos opositores.

El Vaticano, parece que ha querido intervenir, pero, como ya sucedió con las recepciones al señor Macri de Argentina y la señora Fernández Kirchner, expresidenta del mismo país; en las que el trato dispensado por el Papa Francisco al primero fue estrictamente protocolario y carente de la mínima afabilidad y, no obstante, a la señora Fernández, peronista como su difunto marido y con graves acusaciones de enriquecimiento injusto, se la recibió con grandes muestras de afecto y consideración. Al parecer, se produjo una reunión en el Vaticano, que se quiso mantener en secreto, del Papa con el líder venezolano; en la que se dice que se trató de la grave situación en Venezuela y se tomó en consideración la posible mediación del Vaticano para intentar reconducir la situación. No parece, sin embargo, que el papa Francisco haya tenido la misma apertura con los miembros de la oposición venezolana que, aunque seguramente les hubiera gustado poder exponer sus quejas personalmente ante el pontífice, parece que todavía no ha sido posible conseguirlo.

Resulta curioso y, porque no decirlo, que el tirano Maduro haya aceptado una comisión mediadora con la presencia de representación vaticana y la del pintoresco ex jefe del gobierno español, señor Rodriguez Zapatero, un personaje masónico, promotor de la libertad de abortar en España, contrario a la iglesia católica y laicista, que fue el gran artífice de que España estuviera a punto de la quiebra soberana. Y, si se me permite, que la comisión negociadora enviada por el Vaticano no pusiera serias objeciones de tener que formar parte de una comisión en la que interviniera un sujeto que durante su mandato procuró perjudicar todo lo que puedo a la Iglesia española.

Así las cosas, no es de extrañar que, cuando a nadie se le permitía, por las autoridades venezolanas, visitar a los detenidos de la oposición, al señor Rodríguez Zapatero se le permitiera hacerlo y, tampoco nos debería extrañar que, los miembros de la oposición a Maduro, hayan desechado participar en las conversaciones de la isla Margarita por considerar que, de dichos encuentros, no van a sacar provecho alguno y, más bien, van a salir perjudicados porque es evidente que la propaganda del régimen bolivariano va a hacer un buen uso de la participación del Vaticano, si los resultados de esta cumbre, como es de esperar que suceda, no resultan exitosos ni se saca fruto alguno que pudiera hacer recobrar la normalidad entre los ciudadanos venezolanos. Y uno se pregunta si, el Papa Francisco, no se ha dado cuenta de que, quien aspira a presentar a sus adversarios como sujetos irreconciliables, como terroristas y como sediciosos, que sólo buscan el poder por el poder, es Maduro; cuando son precisamente aquellos que debieran ser defendidos, a capa y espada, por la Iglesia católica, por ser las víctimas de un régimen absolutista, tiránico y dictatorial que pretende, por la fuerza, la amenaza y el chantaje, imponer su voluntad obligando a los que no la comparten a someterse al mandato del más fuerte.

Alguien dijo que el Papa Francisco tenía un ramalazo del peronismo y, a fuer de observador de la política, en la manera con la que suele tratar los temas mundanos, no se puede negar una cierta inclinación hacia la izquierda en su forma de enfocar las cuestiones sociales. Para muchos cristianos, y es una opinión bastante extendida y, quizá en Norteamérica la curia de aquella nación, está más predispuesta a aceptarlo, el hecho de que se trajese, por primera vez en la historia del papado, a un jesuita americano, con unas ideas muy adelantadas y distintas a aquellas que los fieles europeos tenían asumidas, no ha sido aceptado por unanimidad y muchos son los que comparan la gestión del Papa Francisco con la de sus antecesores, dudando de que esta deriva tan marcada a las izquierdas, sea la adecuada en unos momentos en los que, el populismo anticlerical de izquierdas, está empezando una nueva batalla para minar el capitalismo y el libre comercio, intentando implantar de nuevo el estatalismo frente populista propio del régimen comunista soviético.

Es evidente que, los problemas vigentes en Hispanoamérica tienen componentes indigenistas, caciquistas, absolutistas, mafiosos y, si me apuran, de brujería y santería, muy específicos de aquellas tierras que, probablemente, han influido de una forma fundamental en los habitantes de aquella parte del mundo y, es muy posible, que los clérigos que viven en aquellos países tan distintos por sus circunstancias y por su calidad de vida a los países europeos, tengan un concepto del capitalismo que, seguramente, lo asocian con la serie de dirigentes dictatoriales, de uno y otro signo, que se han aprovechado de ellos desde que España les otorgó la independencia. Europa tiene un concepto distinto de democracia, aquí hace años que el absolutismo ha desaparecido y las democracias europeas, en forma de repúblicas o monarquías parlamentarias, se rigen por Parlamentos formados por miembros del pueblo, elegidos en las urnas, lo mismo que lo han sido los presidentes del ejecutivo y, si existe una libertad de mercado, basada en la oferta y la demanda dentro de un sistema de tipo capitalistas, es porque, digan lo que digan las izquierdas, se ha demostrado que son los únicos en proporcionar bienestar y un buen nivel de vida a sus ciudadanos.

Lo cierto es que, todo lo que, últimamente, nos está llegando de las américas, no nos trae más que problemas sobrevenidos, como ha ocurrido en España con estos recién llegados bolivarianos, apadrinados por Maduro y financiados por él, con el encargo de convertir al país en una más de las repúblicas bolivarianas en las que, la miseria y la pobreza, reinan como único fruto de semejantes doctrinas.

Creemos que, el Papa Francisco, debiera de haber mostrado todo su apoyo al señor López y a todos los venezolanos que están luchando por acabar con la tiranía de sus autoridades, encabezadas por Nicolás Maduro. Seguramente una postura clara y decidida del Vaticano, condenando aquel tipo de dictadura, hubiera resultado más eficaz y, seguramente, más efectiva sobre unos pueblos donde la religión cristiana y el catolicismo en particular, tienen actualmente más predicamento entre aquellas gentes sencillas, para hacerlas reaccionar en contra del intento del comunismo americano de hacerse con el poder absoluto en naciones en las que, el mal gobierno de unos especuladores, las han convertido en terreno abonado para el comunismo.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, sentimos que la religión, en ocasiones, basándose en una supuesta defensa de los pobres y necesitados, les haga el juego a aquellos que, sabiendo que el comunismo nunca ha demostrado ser capaz de proporcionar un alto nivel de vida a un pueblo, al contrario, todos los intentos llevados a cabo para sustituir la libertad y la competencia económica por el intervencionismo estatal, han acabado en fiascos y en la miseria de aquellos que han sido víctimas de tales sistemas.

¿Apoya el Vaticano al dictador venezolano Maduro?

“Ningún hombre hay de condición tan áspera como aquel que, de humildes principios, llega a verse encumbrado” Claudiano
Miguel Massanet
lunes, 31 de octubre de 2016, 00:10 h (CET)
El problema de Venezuela está basado, fundamentalmente, en que existe un sujeto, un dictador nato, un individuo sin cultura, elevado desde conductor de autobuses a presidente de la nación venezolana, que se ha creído ser un enviado de Dios y que se aferra al poder aunque el pueblo, sobre el que ejerce el poder omnímodo y totalitario, cansado de aguantar su tiranía, de sufrir su evidente incapacidad para gobernar el país y de verse empobrecido y sin los más elementales medios para mantenerse, cuidar sus enfermedades y subsistir con un mínimo de decencia; decidió, en unas elecciones legales y multitudinarias, que debía ser apartado del poder para que dejara paso a otro gobernante, que se preocupara de mejorar el lamentable estado de una nación tan rica y autosuficiente como es la república venezolana.

Desde entonces este individuo no ha cejado en poner toda clase de obstáculos para que, el nuevo Parlamento surgido de las urnas, que descabalgó del poder a los antiguos miembros afines al señor Maduro, no haya podido desempeñar sus funciones con independencia, libertad y autoridad, a causa de que, como es sabido, el sátrapa venezolano ha estado, ayudado por una justicia completamente subordinada a sus deseos y por un Ejército al que el tirano ha comprado otorgándole privilegios que permiten sacar pingües beneficios a sus mandos superiores, despojando al pueblo de sus derechos y libertades. De nada ha valido que mandatarios, como el expresidente Felipe González o el mismo Gallardón, intentaran formar parte de los defensores del señor Leopoldo López, injustamente acusado y condenado, retenido en una cárcel donde sufre vejaciones y se le impide ejercer sus derechos civiles, siendo acusado injustamente de 43 asesinatos que sólo existen en la mente del psicópata presidente de la nación. Cada día son más los encarcelados y cada día los adictos a Nicolás Maduro se ocupan de que se les limiten más las facultades de actuación de los miembros electos del Parlamento venezolano.

Cuando parece que el pueblo venezolano, cansado de ser objeto de la mano dura de los sicarios de Maduro, convencido de que, con él, la nación va directamente a la catástrofe y viendo que se hace imposible el subsistir en un régimen que carece de los más elementales productos para vivir y para medicarse,( siendo evidente la falta de alimentos en los comercios y supermercados o la carencia de medicinas en las farmacias, de modo que los ciudadanos se ven obligados a guardar largas colas para conseguir una botella de leche o un pan para sus familias); empieza a dar signos de haber agotado la paciencia y es muy posible que, si esto continúa sin solucionarse ( no parece que esto sea factible con la actitud despótica de Maduro) es muy posible que el estallido se produzca en el momento menos pensado, de modo que sus consecuencias puedan ser fatales tanto para el régimen opresivo como para los ciudadanos opositores.

El Vaticano, parece que ha querido intervenir, pero, como ya sucedió con las recepciones al señor Macri de Argentina y la señora Fernández Kirchner, expresidenta del mismo país; en las que el trato dispensado por el Papa Francisco al primero fue estrictamente protocolario y carente de la mínima afabilidad y, no obstante, a la señora Fernández, peronista como su difunto marido y con graves acusaciones de enriquecimiento injusto, se la recibió con grandes muestras de afecto y consideración. Al parecer, se produjo una reunión en el Vaticano, que se quiso mantener en secreto, del Papa con el líder venezolano; en la que se dice que se trató de la grave situación en Venezuela y se tomó en consideración la posible mediación del Vaticano para intentar reconducir la situación. No parece, sin embargo, que el papa Francisco haya tenido la misma apertura con los miembros de la oposición venezolana que, aunque seguramente les hubiera gustado poder exponer sus quejas personalmente ante el pontífice, parece que todavía no ha sido posible conseguirlo.

Resulta curioso y, porque no decirlo, que el tirano Maduro haya aceptado una comisión mediadora con la presencia de representación vaticana y la del pintoresco ex jefe del gobierno español, señor Rodriguez Zapatero, un personaje masónico, promotor de la libertad de abortar en España, contrario a la iglesia católica y laicista, que fue el gran artífice de que España estuviera a punto de la quiebra soberana. Y, si se me permite, que la comisión negociadora enviada por el Vaticano no pusiera serias objeciones de tener que formar parte de una comisión en la que interviniera un sujeto que durante su mandato procuró perjudicar todo lo que puedo a la Iglesia española.

Así las cosas, no es de extrañar que, cuando a nadie se le permitía, por las autoridades venezolanas, visitar a los detenidos de la oposición, al señor Rodríguez Zapatero se le permitiera hacerlo y, tampoco nos debería extrañar que, los miembros de la oposición a Maduro, hayan desechado participar en las conversaciones de la isla Margarita por considerar que, de dichos encuentros, no van a sacar provecho alguno y, más bien, van a salir perjudicados porque es evidente que la propaganda del régimen bolivariano va a hacer un buen uso de la participación del Vaticano, si los resultados de esta cumbre, como es de esperar que suceda, no resultan exitosos ni se saca fruto alguno que pudiera hacer recobrar la normalidad entre los ciudadanos venezolanos. Y uno se pregunta si, el Papa Francisco, no se ha dado cuenta de que, quien aspira a presentar a sus adversarios como sujetos irreconciliables, como terroristas y como sediciosos, que sólo buscan el poder por el poder, es Maduro; cuando son precisamente aquellos que debieran ser defendidos, a capa y espada, por la Iglesia católica, por ser las víctimas de un régimen absolutista, tiránico y dictatorial que pretende, por la fuerza, la amenaza y el chantaje, imponer su voluntad obligando a los que no la comparten a someterse al mandato del más fuerte.

Alguien dijo que el Papa Francisco tenía un ramalazo del peronismo y, a fuer de observador de la política, en la manera con la que suele tratar los temas mundanos, no se puede negar una cierta inclinación hacia la izquierda en su forma de enfocar las cuestiones sociales. Para muchos cristianos, y es una opinión bastante extendida y, quizá en Norteamérica la curia de aquella nación, está más predispuesta a aceptarlo, el hecho de que se trajese, por primera vez en la historia del papado, a un jesuita americano, con unas ideas muy adelantadas y distintas a aquellas que los fieles europeos tenían asumidas, no ha sido aceptado por unanimidad y muchos son los que comparan la gestión del Papa Francisco con la de sus antecesores, dudando de que esta deriva tan marcada a las izquierdas, sea la adecuada en unos momentos en los que, el populismo anticlerical de izquierdas, está empezando una nueva batalla para minar el capitalismo y el libre comercio, intentando implantar de nuevo el estatalismo frente populista propio del régimen comunista soviético.

Es evidente que, los problemas vigentes en Hispanoamérica tienen componentes indigenistas, caciquistas, absolutistas, mafiosos y, si me apuran, de brujería y santería, muy específicos de aquellas tierras que, probablemente, han influido de una forma fundamental en los habitantes de aquella parte del mundo y, es muy posible, que los clérigos que viven en aquellos países tan distintos por sus circunstancias y por su calidad de vida a los países europeos, tengan un concepto del capitalismo que, seguramente, lo asocian con la serie de dirigentes dictatoriales, de uno y otro signo, que se han aprovechado de ellos desde que España les otorgó la independencia. Europa tiene un concepto distinto de democracia, aquí hace años que el absolutismo ha desaparecido y las democracias europeas, en forma de repúblicas o monarquías parlamentarias, se rigen por Parlamentos formados por miembros del pueblo, elegidos en las urnas, lo mismo que lo han sido los presidentes del ejecutivo y, si existe una libertad de mercado, basada en la oferta y la demanda dentro de un sistema de tipo capitalistas, es porque, digan lo que digan las izquierdas, se ha demostrado que son los únicos en proporcionar bienestar y un buen nivel de vida a sus ciudadanos.

Lo cierto es que, todo lo que, últimamente, nos está llegando de las américas, no nos trae más que problemas sobrevenidos, como ha ocurrido en España con estos recién llegados bolivarianos, apadrinados por Maduro y financiados por él, con el encargo de convertir al país en una más de las repúblicas bolivarianas en las que, la miseria y la pobreza, reinan como único fruto de semejantes doctrinas.

Creemos que, el Papa Francisco, debiera de haber mostrado todo su apoyo al señor López y a todos los venezolanos que están luchando por acabar con la tiranía de sus autoridades, encabezadas por Nicolás Maduro. Seguramente una postura clara y decidida del Vaticano, condenando aquel tipo de dictadura, hubiera resultado más eficaz y, seguramente, más efectiva sobre unos pueblos donde la religión cristiana y el catolicismo en particular, tienen actualmente más predicamento entre aquellas gentes sencillas, para hacerlas reaccionar en contra del intento del comunismo americano de hacerse con el poder absoluto en naciones en las que, el mal gobierno de unos especuladores, las han convertido en terreno abonado para el comunismo.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, sentimos que la religión, en ocasiones, basándose en una supuesta defensa de los pobres y necesitados, les haga el juego a aquellos que, sabiendo que el comunismo nunca ha demostrado ser capaz de proporcionar un alto nivel de vida a un pueblo, al contrario, todos los intentos llevados a cabo para sustituir la libertad y la competencia económica por el intervencionismo estatal, han acabado en fiascos y en la miseria de aquellos que han sido víctimas de tales sistemas.

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Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

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Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
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