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Antonio Álvarez

¡Qué pena de prensa!

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Los últimos días en el mundo de la prensa deportiva española han estado salpicados por una especie de guerra entre Madrid y Barcelona por algo que Alfredo Relaño comenzó a llamar hace algún tiempo como el “villarato”. Aquella forma de crear campaña contra el presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, y contra el eterno rival del Real Madrid, el F. C. Barcelona, para desacreditar ciertos triunfos culés y justificar la mediocridad del madridista ha dejado ver qué hay bajo las faldas de la prensa deportiva de este país: exactamente lo mismo que en la prensa del corazón, sensacionalismo puro y duro.

La palabra “villarato” ha estado presente en la mayoría de los últimos artículos del gran periodista Relaño, a quien, pienso, que se le ha ido de las manos la situación. En la prensa deportiva se habla de los favores arbitrales al Madrid, de los beneficios que el Barça saca de los colegiados. Incluso, en el diario Marca hay una clasificación de “la otra Liga”, es decir, de la clasificación una vez corregidos los errores arbitrales. Correcciones que hace un diario totalmente madridista capaz de pedir en su portada a toda página una sanción perpetua para Gerard Piqué.

Es sabido que en España la prensa deportiva, y en especial, los diarios deportivos no son un ejemplo de imparcialidad, análisis objetivo ni fomento de los valores del deporte. Su encarnizada lucha con titulares cruzados, y manipulados en algunos casos, producen una cierta inestabilidad que no traerá nada bueno. Hasta se ha llegado a desacreditar los seis títulos del Barça. ¡Qué será lo siguiente!

Es una lástima que se enreden durante los siete días de la semana en gilipolleces a las que dedican 14 páginas, en lugar de darle un poco más de cancha al fútbol sala, al balonmano, al baloncesto o al skí. Quizá esto no tenga solución, y tengamos que ver todos los días en las portadas declaraciones nimias de tal y cual futbolista sobre la actuación arbitral de menganito o fulanito. “Es lo que vende”, dirán los directores de estos diarios. Evidentemente es lo que vende porque es lo único que se ofertan.

Para que el baloncesto salga en una portada tiene que ganar un Mundial; para que el fútbol sala tenga un hueco ha de conseguir cuatro Europeos (y no es seguro que se le dé mucha bola). Sin embargo, cuando uno mira las portadas de L´Equipe se da cuenta de que allí sí hay prensa deportiva y periódicos de verdad. ¡Lástima que nadie lo intente aquí!

¡Qué pena de prensa!

Antonio Álvarez
Antonio Álvarez
jueves, 11 de febrero de 2010, 07:08 h (CET)
Los últimos días en el mundo de la prensa deportiva española han estado salpicados por una especie de guerra entre Madrid y Barcelona por algo que Alfredo Relaño comenzó a llamar hace algún tiempo como el “villarato”. Aquella forma de crear campaña contra el presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, y contra el eterno rival del Real Madrid, el F. C. Barcelona, para desacreditar ciertos triunfos culés y justificar la mediocridad del madridista ha dejado ver qué hay bajo las faldas de la prensa deportiva de este país: exactamente lo mismo que en la prensa del corazón, sensacionalismo puro y duro.

La palabra “villarato” ha estado presente en la mayoría de los últimos artículos del gran periodista Relaño, a quien, pienso, que se le ha ido de las manos la situación. En la prensa deportiva se habla de los favores arbitrales al Madrid, de los beneficios que el Barça saca de los colegiados. Incluso, en el diario Marca hay una clasificación de “la otra Liga”, es decir, de la clasificación una vez corregidos los errores arbitrales. Correcciones que hace un diario totalmente madridista capaz de pedir en su portada a toda página una sanción perpetua para Gerard Piqué.

Es sabido que en España la prensa deportiva, y en especial, los diarios deportivos no son un ejemplo de imparcialidad, análisis objetivo ni fomento de los valores del deporte. Su encarnizada lucha con titulares cruzados, y manipulados en algunos casos, producen una cierta inestabilidad que no traerá nada bueno. Hasta se ha llegado a desacreditar los seis títulos del Barça. ¡Qué será lo siguiente!

Es una lástima que se enreden durante los siete días de la semana en gilipolleces a las que dedican 14 páginas, en lugar de darle un poco más de cancha al fútbol sala, al balonmano, al baloncesto o al skí. Quizá esto no tenga solución, y tengamos que ver todos los días en las portadas declaraciones nimias de tal y cual futbolista sobre la actuación arbitral de menganito o fulanito. “Es lo que vende”, dirán los directores de estos diarios. Evidentemente es lo que vende porque es lo único que se ofertan.

Para que el baloncesto salga en una portada tiene que ganar un Mundial; para que el fútbol sala tenga un hueco ha de conseguir cuatro Europeos (y no es seguro que se le dé mucha bola). Sin embargo, cuando uno mira las portadas de L´Equipe se da cuenta de que allí sí hay prensa deportiva y periódicos de verdad. ¡Lástima que nadie lo intente aquí!

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