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Eso es lo mágico que tiene la vida, sin que uno quiera recibe un tipo u otro de bondad

Tengo que ir dando las gracias

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No sabéis cuánto, pero según pasan los días, uno no puede sino sentirse muy agradecido por las personas que conoce y con las que trabaja, personas que leen lo que escribo por aquí o que interactúan conmigo de otra forma. Empieza la semana y para mi es momento de ir dando las gracias, a todos vosotros/as, tengo muchas razones…

El sentimiento de gratutid es una de las emociones más bonitas que podemos tener y en eso me considero muy afortunado. No sé si hay algún truco para sentir gratitud, pero poder sentirla es de un valor incalculable.

Goethe nos dice esta frase:

“Es dulce ser amado pero amar,
oh dioses, qué ventura…”

Cuando uno recibe bondad no puede sino sentir gratitud.

El sentimiento de gratitud es una forma de admiración, amor y alegría hacia el otro, es algo así como sentirse sorprendido por lo que recibe uno de otras personas o del universo mismo.

Todos los días recibimos muestras de bondad de nuestro entorno, desde ese animal de compañía que se alegra de verte al despertar, hasta la sonrisa de un dependiente/a en la tienda en la que compras o el hecho de que un conductor amable te ceda el paso gentilmente. Hay tantas cosas por las que sentir gratitud cotidiana.

Yo tengo mucha suerte. Ayer conocí a Julián, un malagueño residente en Murcia que había comprado toda mi biblioteca de casi 300 libros en papel y vino a recogerla a casa. Julián es una de esas personas con brillo en la mirada, con un corazón que no le cabe en el pecho (esas cosas se notan) y con una historia personal de superación admirable. Creo que cuando uno conoce personas extraordinarias lo tiene que decir y Julián, tú eres extraordinario. Así que te deseo lo mejor, cuenta conmigo para lo que necesites.

Con el embarazo de Belén, cada vez que paso por nuestro despacho en Valencia, recojo algún que otro detalle que va llegando. El otro día María Isabel nos hizo llegar este vestidito tan chulo para Noa o Nacho Aguilar quien el viernes también nos hizo llegar un conjunto precioso (¡creo que tenemos ropita para los primeros 6 meses seguro!). Es todo un honor recibir tantas muestras de cariño, uno no las espera (faltaría más), pero sin duda que tienen la capacidad de iluminar cualquier tipo de día, por muy nublado que esté.

Hay que estar pendientes porque no siempre es un regalo o alguien que te sonríe, en ocasiones, el simple hecho de salir a la calle y ver salir el sol por el horizonte puede despertar en ti un sentimiento profundo de gratitud.

La semana pasada escribí este artículo para Belén y de buenas a primeras me encuentro con un montón de comentarios de aquellos/as que lo habíais leído. La sensación es de nuevo de una profunda gratitud y sorpresa. Sonia y Mari Carmen, como me conocen y trabajo con su empresa muy a menudo, me enviaron un mensaje de WhatsApp para decirme que el artículo les había encantado ¡Qué más puedo pedir!

El viernes por la tarde estuve trabajando con una empresa a la que quiero mucho, con gente que admiro especialmente, varios de los cuales seguís este blog. Cada vez que llego y que varias personas me preguntan cómo ha ido esto o aquello, me siento más que agradecido.

Luego están los amigos, aquellos que cuentas con los dedos de la mano y que sabes que estarán ahí pase lo que pase. Tengo la suerte de contar con grandes personas como Nacho o Joan y otros tantos, gente con la que me iría al fin del mundo si hiciera falta.

Es obvio que la familia siempre está cerca y aunque no tengo la suerte de tener una familia numerosa, es la mejor familia del mundo. Todos son geniales sin excepción. Este fin de semana vinieron también mis suegros a casa. Yo no tengo “suegros” en el sentido tradicional de la palabra, sino que más bien son dos amigos. Al ser tan jóvenes, es cómo si tuvieras dos de tus mejores amigos cerca de ti. Además de mucho amor, como siempre, esta vez nos regalaron el carrito de Noa (os habéis ganado muchos paseos y unas cuántas vacaciones con vuestra futura nieta, jeje). Como veis su habitación cada vez está más preparada.

Pero sois muchos/as las personas a las que debo todo un universo de gratitud, muchos Paco, Alexandre, Jose, Raúl, Rafa, Miguel, muchas MªLuz, Ana, Olga, Raquel, Manoli, muchas personas que con vuestra mirada simplemente hacéis que un servidor se sienta vivo y con ganas de devolver esa gratitud en la forma que sea. Si algún día necesitáis algo, no dudéis en llamar a esta puerta.

Y también siento esa gratitud hacia todos los clientes que han apostado por mi desde Agosto del 2007 ¡Gracias!

Lo cierto es que me faltarían páginas para poder agradeceros a todos/as lo que hacéis, muchos sin daros cuenta, cada día por mi. El hecho de estar ahí, más o menos activos en nuestra relación, de leer sin decir nada, de apoyar de una u otra forma, es sin duda impagable. Uno de esos regalos que uno nunca esperó recibir.

Sois unas cuantas las personas a las que tengo que estar más que agradecido, entre ellos tú. Gracias, de corazón.

Que tengas un gran día.

Tengo que ir dando las gracias

Eso es lo mágico que tiene la vida, sin que uno quiera recibe un tipo u otro de bondad
César Piqueras
martes, 25 de octubre de 2016, 00:29 h (CET)
No sabéis cuánto, pero según pasan los días, uno no puede sino sentirse muy agradecido por las personas que conoce y con las que trabaja, personas que leen lo que escribo por aquí o que interactúan conmigo de otra forma. Empieza la semana y para mi es momento de ir dando las gracias, a todos vosotros/as, tengo muchas razones…

El sentimiento de gratutid es una de las emociones más bonitas que podemos tener y en eso me considero muy afortunado. No sé si hay algún truco para sentir gratitud, pero poder sentirla es de un valor incalculable.

Goethe nos dice esta frase:

“Es dulce ser amado pero amar,
oh dioses, qué ventura…”

Cuando uno recibe bondad no puede sino sentir gratitud.

El sentimiento de gratitud es una forma de admiración, amor y alegría hacia el otro, es algo así como sentirse sorprendido por lo que recibe uno de otras personas o del universo mismo.

Todos los días recibimos muestras de bondad de nuestro entorno, desde ese animal de compañía que se alegra de verte al despertar, hasta la sonrisa de un dependiente/a en la tienda en la que compras o el hecho de que un conductor amable te ceda el paso gentilmente. Hay tantas cosas por las que sentir gratitud cotidiana.

Yo tengo mucha suerte. Ayer conocí a Julián, un malagueño residente en Murcia que había comprado toda mi biblioteca de casi 300 libros en papel y vino a recogerla a casa. Julián es una de esas personas con brillo en la mirada, con un corazón que no le cabe en el pecho (esas cosas se notan) y con una historia personal de superación admirable. Creo que cuando uno conoce personas extraordinarias lo tiene que decir y Julián, tú eres extraordinario. Así que te deseo lo mejor, cuenta conmigo para lo que necesites.

Con el embarazo de Belén, cada vez que paso por nuestro despacho en Valencia, recojo algún que otro detalle que va llegando. El otro día María Isabel nos hizo llegar este vestidito tan chulo para Noa o Nacho Aguilar quien el viernes también nos hizo llegar un conjunto precioso (¡creo que tenemos ropita para los primeros 6 meses seguro!). Es todo un honor recibir tantas muestras de cariño, uno no las espera (faltaría más), pero sin duda que tienen la capacidad de iluminar cualquier tipo de día, por muy nublado que esté.

Hay que estar pendientes porque no siempre es un regalo o alguien que te sonríe, en ocasiones, el simple hecho de salir a la calle y ver salir el sol por el horizonte puede despertar en ti un sentimiento profundo de gratitud.

La semana pasada escribí este artículo para Belén y de buenas a primeras me encuentro con un montón de comentarios de aquellos/as que lo habíais leído. La sensación es de nuevo de una profunda gratitud y sorpresa. Sonia y Mari Carmen, como me conocen y trabajo con su empresa muy a menudo, me enviaron un mensaje de WhatsApp para decirme que el artículo les había encantado ¡Qué más puedo pedir!

El viernes por la tarde estuve trabajando con una empresa a la que quiero mucho, con gente que admiro especialmente, varios de los cuales seguís este blog. Cada vez que llego y que varias personas me preguntan cómo ha ido esto o aquello, me siento más que agradecido.

Luego están los amigos, aquellos que cuentas con los dedos de la mano y que sabes que estarán ahí pase lo que pase. Tengo la suerte de contar con grandes personas como Nacho o Joan y otros tantos, gente con la que me iría al fin del mundo si hiciera falta.

Es obvio que la familia siempre está cerca y aunque no tengo la suerte de tener una familia numerosa, es la mejor familia del mundo. Todos son geniales sin excepción. Este fin de semana vinieron también mis suegros a casa. Yo no tengo “suegros” en el sentido tradicional de la palabra, sino que más bien son dos amigos. Al ser tan jóvenes, es cómo si tuvieras dos de tus mejores amigos cerca de ti. Además de mucho amor, como siempre, esta vez nos regalaron el carrito de Noa (os habéis ganado muchos paseos y unas cuántas vacaciones con vuestra futura nieta, jeje). Como veis su habitación cada vez está más preparada.

Pero sois muchos/as las personas a las que debo todo un universo de gratitud, muchos Paco, Alexandre, Jose, Raúl, Rafa, Miguel, muchas MªLuz, Ana, Olga, Raquel, Manoli, muchas personas que con vuestra mirada simplemente hacéis que un servidor se sienta vivo y con ganas de devolver esa gratitud en la forma que sea. Si algún día necesitáis algo, no dudéis en llamar a esta puerta.

Y también siento esa gratitud hacia todos los clientes que han apostado por mi desde Agosto del 2007 ¡Gracias!

Lo cierto es que me faltarían páginas para poder agradeceros a todos/as lo que hacéis, muchos sin daros cuenta, cada día por mi. El hecho de estar ahí, más o menos activos en nuestra relación, de leer sin decir nada, de apoyar de una u otra forma, es sin duda impagable. Uno de esos regalos que uno nunca esperó recibir.

Sois unas cuantas las personas a las que tengo que estar más que agradecido, entre ellos tú. Gracias, de corazón.

Que tengas un gran día.

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