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La sorpresa ciega,
de aquel amigo que te sorprende sin más,
y te deja el regalito envuelto de su cariño en los zapatitos.
La sorpresa ciega,
de aquel amigo invisible que se regalan entre conocidos almas,
a los amantes les tocó el cambio de enseres regalados.
La novia entristece y se pregunta:
"¿Cómo sabe el color preferido de la más interna luz de su karma?",
la otra amiga la observa y simplemente se calla.
La sorpresa ciega,
de aquél que era tu fiel amigo y fundió tu karma al vacío negro,
y de aquél que simplemente te da un beso gratis por tus cien mil lágrimas muertas.
La sorpresa ciega,
de esos nuevos amigos que se regalan sus dulces sonrisas,
y un posavasos gris muerto para la mesilla de la joven.
El amigo entristece y se pregunta:
"¿Cómo sabe sus secretos de alcoba?",
su otro amigo lo observa y simplemente se calla.
Soneto dedicado a la Hermandad del Cristo de los Estudiantes de Córdoba que ha logrado esta imagen, tan cabal como conmovedora, que nos acerca, más aún, al Cristo Vivo del Sagrario.
A pocos días de que comience la Semana Santa, en donde se vive con especial devoción en lugares tan emblemáticos como Sevilla, cae en nuestras manos una característica novela negra del escritor Fran Ortega. Los hijos de justo comienza con el capellán de la Macarena degollado en la Basílica, en donde, además, no hay rastro de la imagen de la virgen.
Te he mirado Señor, como otras veces, pero hoy tu rostro está más afligido. Sé que ahora te sientes muy herido por agravios que tu no te mereces.
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