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Rodrigo Gil-Sabio

Robinho, el mundo por montera

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Quiso ponerse el mundo por montera, comérselo incluso, pero cuatro años después, el mundo se lo ha comido a él. Hablamos de Robinho, ese brasileño frágil, rítmico, rompedor, por el que el Real Madrid inicio allá en 2005 una absurda batalla campal con el Santos por la cual incluso el chico se declaró en rebeldía.

Y esta memez por la que un jugador se declara en rebeldía –vamos, que no quiere entrenar más si no le dejar irse a otro sitio a ganar el triple de pasta- acabó siendo un asunto de Estado en Brasil y en España, algo más propio de países bananeros que de las dos superpotencias del fútbol moderno.

Robinho y el Madrid se salieron con la suya –con el talonario encima de la mesa- y el 22 de julio de 2005 era fichado el jugador brasileño a bombo y platillo, con etiqueta de crack. Su debut en el Ramón de Carranza ante el Cádiz el 30 de agosto encandiló a los medios y a la parroquia madridista, con sus famosas ‘bicicletas’: “Debut estelar”, “Robinho ha llegado”… en fin, que aquél día se acabó un Robinho que murió de éxito. Tres temporadas de blanco instalado en la mediocridad de un jugador que nunca más volvería a brillar como en aquél amistoso de la tacita de plata…

La temporada pasada, harto de no jugar (de fracasar con estrépito) en el Madrid, su pataleta le llevó al sobredimensionado Manchester City, con el que poco menos iba a ser campeón de Europa. Llegó en julio de 2009 para revolucionar el fútbol inglés y para quedarse “cinco años” como él mismo declaró. Cinco meses después, Robinho acaba de anunciar que deja el fútbol inglés para marcharse al Santos, es decir, a su casa.

Éste ha sido uno de los fracasos más absolutos de un jugador brasileño en el fútbol europeo, sin duda. Llegó joven, sin madurar, y eso en el Real Madrid se paga muy caro. Que lo tenga en cuenta Canales y su entorno para que no se convierta en el ‘Robinho español’. Además, estos brasileños se ponen muy nerviosos en año de Mundial. Sólo quieren (además de ganar dinero, algo muy lícito) jugar y jugar, y llegar a la selección y seguir jugando de titulares. Les pasó a Romario, Rivaldo o Bebeto y ahora le pasa a Ronaldo, Roberto Carlos o Robinho, que años atrás eran los amos del vestuario blanco y que ahora están ya de retiro deportivo en el Brasil de sus amores.

Robinho, tenías muchas cualidades para triunfar, pero te faltó una buena hoja de ruta y un entorno profesional para conseguirlo. Suerte en tu nueva aventura y que sea lejos del fútbol español. Afortunadamente, perfiles como el tuyo están bastante cubiertos.

Robinho, el mundo por montera

Rodrigo Gil-Sabio
Rodrigo Gil
lunes, 25 de enero de 2010, 02:45 h (CET)
Quiso ponerse el mundo por montera, comérselo incluso, pero cuatro años después, el mundo se lo ha comido a él. Hablamos de Robinho, ese brasileño frágil, rítmico, rompedor, por el que el Real Madrid inicio allá en 2005 una absurda batalla campal con el Santos por la cual incluso el chico se declaró en rebeldía.

Y esta memez por la que un jugador se declara en rebeldía –vamos, que no quiere entrenar más si no le dejar irse a otro sitio a ganar el triple de pasta- acabó siendo un asunto de Estado en Brasil y en España, algo más propio de países bananeros que de las dos superpotencias del fútbol moderno.

Robinho y el Madrid se salieron con la suya –con el talonario encima de la mesa- y el 22 de julio de 2005 era fichado el jugador brasileño a bombo y platillo, con etiqueta de crack. Su debut en el Ramón de Carranza ante el Cádiz el 30 de agosto encandiló a los medios y a la parroquia madridista, con sus famosas ‘bicicletas’: “Debut estelar”, “Robinho ha llegado”… en fin, que aquél día se acabó un Robinho que murió de éxito. Tres temporadas de blanco instalado en la mediocridad de un jugador que nunca más volvería a brillar como en aquél amistoso de la tacita de plata…

La temporada pasada, harto de no jugar (de fracasar con estrépito) en el Madrid, su pataleta le llevó al sobredimensionado Manchester City, con el que poco menos iba a ser campeón de Europa. Llegó en julio de 2009 para revolucionar el fútbol inglés y para quedarse “cinco años” como él mismo declaró. Cinco meses después, Robinho acaba de anunciar que deja el fútbol inglés para marcharse al Santos, es decir, a su casa.

Éste ha sido uno de los fracasos más absolutos de un jugador brasileño en el fútbol europeo, sin duda. Llegó joven, sin madurar, y eso en el Real Madrid se paga muy caro. Que lo tenga en cuenta Canales y su entorno para que no se convierta en el ‘Robinho español’. Además, estos brasileños se ponen muy nerviosos en año de Mundial. Sólo quieren (además de ganar dinero, algo muy lícito) jugar y jugar, y llegar a la selección y seguir jugando de titulares. Les pasó a Romario, Rivaldo o Bebeto y ahora le pasa a Ronaldo, Roberto Carlos o Robinho, que años atrás eran los amos del vestuario blanco y que ahora están ya de retiro deportivo en el Brasil de sus amores.

Robinho, tenías muchas cualidades para triunfar, pero te faltó una buena hoja de ruta y un entorno profesional para conseguirlo. Suerte en tu nueva aventura y que sea lejos del fútbol español. Afortunadamente, perfiles como el tuyo están bastante cubiertos.

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