18 de octubre, tercera jornada, Marcus Norris anota a falta de tres segundos y el Gran Canaria 2014 se impone al Regal Barcelona por 67-65. Veinticinco partidos después, ‘El Monstruo’, como lo definió Messina, sigue devorando récords y rivales, y desde entonces no conoce la derrota. Su balance hasta el momento es simplemente impresionante: diecisiete victorias por tan solo una derrota en liga y diez de diez en su periplo europeo. Pero quizá lo más llamativo no sea el número de victorias, más sorprendente es la aplastante superioridad con que se impone a sus rivales: de 28 puntos al Caja Laboral, de 22 al Real Madrid, por 25 a Valencia y por 33 al DKV Joventut. Casi nada.

Muchos- me incluyo- pensábamos a primeros de temporada que el bipartidismo se instalaría en la ACB y que tanto Barcelona, como Real Madrid encontrarían menos dificultades que en ejercicios pasados para pelear por el título de campeón. Pero ese bipartidismo ha desaparecido de un plumazo, pues a día de hoy ni Madrid (y menos con tanta lesión), ni los gallitos de Europa se encuentran al nivel de este Regal Barça. Quizá sea pronto, pero trascurrida la primera vuelta de la competición doméstica y con el Top16 a la vuelta de la esquina, no veo un equipo en el viejo continente que pueda plantar cara a los pupilos de Xavi Pascual.

Cierto es que la inversión de los azulgrana ha sido descomunal, pero también es cierto que detrás de una plantilla excepcional, existe una gran planificación y que otros (ahí están los griegos) gozan de más mimbres y no le han sacado tanto provecho. Líder en casi todos los aspectos del juego, Xavi Pascual ha engrasado una máquina casi perfecta en la que todos los jugadores son importantes, aceptan su rol y se vuelcan en las tareas de equipo. Si a eso le sumamos una plantilla brillante y poderosa en todas sus líneas y estrellas del nivel de Navarro, Vázquez, Pete Mickeal, Morris, Lorbek, etc nos encontramos ante un equipo que puede convertirse en leyenda en los próximos meses.

Aunque el éxito está en el colectivo, mención especial merece Ricky Rubio. Nuestro niño maravilla (Ricky es patrimonio nacional), se ha adaptado a la perfección a su nueva casa, continúa con su asombrosa progresión -sobre todo en el lanzamiento exterior- y, pese a las críticas que recibió en su día por no dar el salto a la NBA, en las últimas semanas está demostrando que su decisión fue la acertada. ¡Qué bueno que te quedaste, Ricky!