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Opinión
Etiquetas | La fuerza de la palabra
Josu Gómez Barrutia

La coherencia entre el discurso y la acción

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Decía Pablo Iglesias que los partidos políticos no sólo ganaban seguidores por las victorias electorales que se lograban o el número de representantes elegidos en las diversas cámaras sino aún más por la coherencia de esos mismos, la honestidad entre el discurso y acción era para Iglesias uno de los principales baluartes del pensamiento y el desarrollo de las ideas socialistas. Es esta la primera de las ideas de este ensayo que quiero compartir con todos/as vosotros/as queridos lectores/as, la fuerza de la coherencia en la acción política como elemento determinante en todo proceso de transformación y cambio social, económico y político no tiene parangón alguno. Con la coherencia de la palabra y la acción, de la idea y el desarrollo de esta en la práctica se logran construir sin lugar a dudas los liderazgos más sólidos en torno a la figura de aquellas personas u organizaciones que desprenden esa esencia que inexorablemente lleva a la ciudadanía a entender que frente a la coherencia decaen las mascaras de la incoherencia y la falsedad de todas aquellas organizaciones o personas que con la apariencia de una falsa honestidad y coherencia intentan lograr diversos objetivos de interés particular que no general.

Hoy asistimos a una pandemia generalizada en la sociedad y que logra su arraigo más deplorable en los centros de poder : Partidos Políticos, Sindicatos, Empresas etc, me estoy refiriendo al virus de la incoherencia, un virus que inoculado de igual forma en el seno de las estructuras de participación política: Sindicatos y Partidos Políticos, ha herido con una profunda estocada a la democracia, hasta tal punto que el retroceso brutal de la participación política año tras año hace posible la desautorización de la misma por los peligrosos pensamiento totalitarios y fascistas que poco a poco logran su espacio en diversos lugares del planeta.

No ha sido el proceso rápido o instantáneo, sino que el mismo ha sido originado fruto de diferentes circunstancias sociales, políticas, económicas y educativas, determinando que el valor de la incoherencia y la falta de honestidad siempre y cuando sean puestas al servicio de los objetivos de interés particular y a la consecución de los mismos responde a la propia naturaleza de un sistema de distribución de la relaciones socioeconómicas insolidario e injusto en el que se ha convertido nuestro planeta, sistema ante el cual es fácil escuchar a quien señala con sapiencia de salón que las cosas siempre han sido así, siempre han existido grupos sociales o sociedades más favorecidas y aquellas que por el contrario lo han sido mucho menos.

Y de esta forma gran parte de la estructura socialista del Siglo XIX y XX ha ido sucumbiendo poco a poco en las arenas movedizas de la incoherencia entre discurso y pensamiento y acción política, siempre anteponiendo a dicha coherencia un interés particular de una nación, región o territorio. De esta forma poco a poco se fueron abandonando aquellas proclamas que gritaban “Proletarios del Mundo Uníos” y buscaban la internacionalización de la acción socialista para lograr la justicia social en cada lugar del planeta por otras que proclamaban la sociedad del bienestar y la justicia social para unos pocos.

De esta forma se iniciaba a mediados del Siglo XX con este pacto de ignonimia el inicio de la incoherencia entre discurso y acción socialista, el libre mercado y el pensamiento neoconservador eran de esta forma libres para la gestión económica del mundo con las únicas reglas de respetar en los países del llamado primer mundo el sistema de bienestar y servicios públicos generales para toda la ciudadanía. A cambio de este pacto no escrito , el pensamiento socialdemocrata inicio una política internacional de acciones ambiguas que en ningún caso buscaban la resolución concreta de los problemas del mundo de tal índole como: La Pobreza, La Explotación Laboral, La Falta de Recursos Hídricos o el colonialismo voraz capitalista entre otros , problemas que sólo encontraban y aún encuentran el eco el organismos con tan poca acción ejecutiva como la FAO , el FMI o la ONU, organizaciones de cara a la galería que en nada o poco contribuyen a la resolución de los problemas reales de los más de 5.000 millones de personas que día tras día pasen hambre en el mundo.

Pero no sólo la falta de coherencia en la acción política es un virus que actúa en la esfera internacional, el mismo también lo hace en la escena política nacional, provincial, regional o local. Y es este hecho el que esta logrando el discenso entre la sociedad civil y los partidos políticos socialistas. Asistimos de esta forma a una perdida de confianza de la ciudadanía en la clase política, perdida de confianza que en el caso de los partidos socialistas o progresistas se ceba en mayor medida al ser los votantes de los mismos bases que exigen una coherencia extrema y una lealtad a las siglas que se representan y que ante un gesto o un hecho concreto que suponga una ruptura de esa relación de confianza actúan inmediatamente con un alejamiento de los partidos políticos, no sólo en los procesos electorales sino también en la afiliación a sus estructuras como herramientas estas de transformación social, política y económica. Asistimos pues a una doble realidad por un lado a una transformación en el flujo de participación de los movimientos progresistas en torno a organizaciones sociales como ongs, Foros Sociales, Asociaciones etc y por otra parte a una acción no participativa e incoherente de aquellos que ven que la realidad que les toca vivir responde a la falta de coherencia y honestidad actuando de esta forma o bien con una apatía ante la participación política activa o pasiva o incluso con una acción activa de ataque frontal al propio sistema de partidos alejando el siempre recurrido refrán popular de Todos los políticos son iguales.

Estos hechos de gran peligrosidad determinan el inicio de una crisis sistemática en los propios procesos de participación pública , crisis que sin lugar a dudas puede ser fácilmente utilizada por una parte por el pensamiento neoconservador para aplicar políticas de recorte de garantías sociales y derechos y libertades y por otra por la ultraderecha que puede ver en esta debilidad de los partidos políticos de izquierda una perfecta vía de penetración para inocular ataques directos al propio sistema de partidos y el modelo de democracia representativa.

De esta forma la falta de coherencia entre discurso y acción política que parecía haber asegurado una sociedad de bienestar en los países del primer mundo aparece en este momento con riesgo a resquebrajarse por la propia respuesta directa e indirecta que la ciudadanía de dichos países ha dado ante esa incoherencia.

El nuevo socialismo tiene ante sí el reto de iniciar una puesta en firme de medidas de carácter interno y externo que posibiliten la visualización de la coherencia entre discurso y acción de los propios partidos progresistas, visualización que debería lograr tres objetivos básicos:

Primero.- La finalización de la ruptura entre la ciudadanía y los partidos políticos progresistas posibilitando un reforzamiento de la propia democracia.

Segundo.- La puesta en valor de la clase política como elemento posibilitador de desarrollo en la sociedad e imprescindible en el propio funcionamiento del sistema democrático.

Tercero.- La regeneración de la participación activa sociopolítica de la ciudadanía en la sociedad.

La segunda idea del Nuevo Socialismo es como no puede ser de otra forma una consecuencia de la primera, de esta forma la democratización de las estructuras con medidas de reformas internas de importante calado tales como el impulso del sufragio universal en determinados momentos de la vida orgánica de las organizaciones políticas o la puesta en valor de la clase política una vez se cesa en las responsabilidades políticas entre otras y una visualización clara de las mismas de manera externa por parte de la ciudadanía deben de contribuir a una creación de esas nuevas sinergías que posibiliten un reforzamiento del liderazgo social de los partidos políticos progresistas.

Sufragio Universal en la elección de los Secretarios Generales Locales, Provinciales, Regionales o Nacionales: Piedra filosofal de la coherencia democrática entre discurso y acción.

La democracia, el Demos y Kratos, el gobierno del pueblo en su traducción griega se sustenta en el sufragio universal como elemento principal de expresión de la voluntad del pueblo y surge en la historia como contraposición a la Oligarquía o gobierno de unos pocos.

De esta forma el pensamiento democrático se sustentaba y lo sigue haciendo en la actualidad en la expresión de la voluntad de la totalidad de la ciudadanía expresada a través de los procedimientos electorales o de otra índole (Referedum) establecidos para dicho cometido.

Así la elección de los gobernantes (diputados, senadores, parlamentarios) se establece de manera periódica como resultado de la voluntad del pueblo, en donde reside la soberanía popular capaz de establecer con el poder de cada voto quienes serán los lideres que durante un tiempo determinando representaran a la totalidad de la ciudadanía de una localidad, una región o un país. El Sufragio Universal, libre, igual y secreto se establece así como una piedra de toque maestra en la cual descansa la arquitectura del propio sistema democrático de las sociedades actuales.

Y si bien este mismo modelo de democracia plena es el que debería de imperar en el seno de los partidos políticos, asistimos por el contrario en el seno de los mismos a estructuras de gobierno y dirección que se legitiman en torno a un Sufragio Indirecto de las propias bases que conforman las organizaciones políticas. Este hecho supone una desviación , una ruptura del propio camino democrático pleno que los partidos políticos deberían de seguir. De esta forma, si bien el sufragio indirecto de elección de las direcciones políticas parte de una idea preconcebida de dar mayor estabilidad a las propias estructuras de dichas organizaciones en los procesos de elección interna, no podemos dejar de señalar que dicha estructuración cercena la legitimación de origen de los dirigentes de los partidos políticos con respecto a sus bases y de igual forma supone una lejanía de esa “Ciudadanía Militante” de la toma de decisión, se transvasa de esta forma esa soberanía popular y esa voluntad electiva democrática desde una base a un cuerpo de delegados estructuras y previamente elegidos en el seno de los partidos políticos.

Este hecho que podría no tener más repercusión posibilita que la estructura orgánica sea menos proclive a los cambios que desde la “ciudadanía de base” se pueden demandar en determinados momentos, imposibilitando en muchos casos la regeneración política que las bases demandan como fiel reflejo de la sociedad, ya que al fin y al cabo la militancia de los partidos son un espejo en donde se pueden dibujar los pensamientos y sentimientos de la propia sociedad civil.

De esta forma este cercenamiento de la voluntad plural de la base no lleva sólo aparejada una falta de regeneración interna, sino que de igual forma origina otros hechos de suma gravedad tales como:

1.- Mensaje de impermeabilidad y hermetismo de las estructuras de poder a la sociedad.

2.- Un desengaño de la militancia de base ante una estructura en donde no se le potencia la participación activa.

3.- Una perdida de militancia que retorna a la sociedad con un discurso de negatividad frente a los partidos políticos.

4.- Un vicio de origen de legitimidad de los líderes políticos de los partidos que puede suscitar una mayor inestabilidad interna y luchas intestinas que sirven para erosionar la propia imagen de los partidos políticos.

Así si bien las estructuras asamblearias en la toma de decisiones se muestran con diversos vicios contraproducentes para las organizaciones, que originan de esta forma la parálisis en la propia ejecución de la acción política, no nos encontramos aquí ante este hecho. La reafirmación del sufragio universal en la elección de las secretarias generales locales, provinciales, regionales y nacionales de los partidos políticos parte de una doble idea: Por un lado la de otorgar en un momento puntual y concreto de manera periódica la voz a la base de las estructuras políticas, permitiendo en segundo lugar de igual forma que cualquiera de las personas que configuran esa militancia pueda optar a los puestos de responsabilidad en el proceso de elección. Deberá ser de esta forma la propia estructura de la organizaciones políticas en los períodos intercongresuales la que deberá velar y dotar a los diversas candidaturas de iguales recursos para su participación en el proceso electoral interno.

Se de antemano que la crítica directa que puede recibir esta propuesta se sustenta en el hecho de que en un procedimiento interno de estas características lograrían un resultado positivo aquellas candidaturas que tuvieran mayores recursos externos para su campaña interna, haciendo muy difícil que las candidaturas minoritarias lograsen un resultado bueno en el procedimiento electoral, replica esta propia de aquellos que buscan en la actual estructura indirecta la seguridad de su status quo olvidando que de igual forma en un proceso indirecto de elección también quienes tienen mayores recursos parten de una posición mejor que aquellos que no los tienen.

No obstante el modelo de sufragio universal propuesto anteriormente como elemento a potenciar desde El Nuevo Socialismo tendría las siguientes consecuencias de visualización externa:

1.- Un Mensaje de permeabilidad y apertura de las estructuras políticas.
2.- Un mayor potenciamiento de la actividad política de la militancia de base y de mayor acercamiento de la ciudadanía a las organizaciones.

3.- Un mensaje positivo que pondría en valor a las organizaciones políticas como estructuras abiertas en donde llevar a cabo la ejecución de los proyectos sociopolíticos de aquella parte de la ciudadanía con deseos de lograr un transformación de la sociedad.

4.- Un potenciamiento directo de la legitimidad de origen de los líderes políticos que tendrían de esta forma un liderazgo basado en la autoridad y la coherencia democrática en el proceso de elección.

La puesta en valor de la clase política se muestra como un elemento imprescindible en la reforma de la estructuras internas que los partidos políticos deben de llevar a cabo en el Siglo XXI, así la necesaria resolución del conflicto que se plantea para la clase política cuando se cesa de la vida pública activa se presenta como un elemento a abordar desde los partidos políticos , yendo unida la misma con la necesaria puesta en valor de la clase política en responsabilidades de otra índole social. De igual forma habría que plantearse la puesta en marcha de medidas tendentes a premiar el esfuerzo de aquellos/as políticos/as que durante varios años han dejado a un lado sus profesiones y oficios, dotando al propia sistema de procedimientos oportunos para potenciar su reubicación en la sociedad con unas garantías de estabilidad.

La coherencia entre el discurso y la acción

Josu Gómez Barrutia
Josu Gómez Barrutia
sábado, 16 de enero de 2010, 14:53 h (CET)
Decía Pablo Iglesias que los partidos políticos no sólo ganaban seguidores por las victorias electorales que se lograban o el número de representantes elegidos en las diversas cámaras sino aún más por la coherencia de esos mismos, la honestidad entre el discurso y acción era para Iglesias uno de los principales baluartes del pensamiento y el desarrollo de las ideas socialistas. Es esta la primera de las ideas de este ensayo que quiero compartir con todos/as vosotros/as queridos lectores/as, la fuerza de la coherencia en la acción política como elemento determinante en todo proceso de transformación y cambio social, económico y político no tiene parangón alguno. Con la coherencia de la palabra y la acción, de la idea y el desarrollo de esta en la práctica se logran construir sin lugar a dudas los liderazgos más sólidos en torno a la figura de aquellas personas u organizaciones que desprenden esa esencia que inexorablemente lleva a la ciudadanía a entender que frente a la coherencia decaen las mascaras de la incoherencia y la falsedad de todas aquellas organizaciones o personas que con la apariencia de una falsa honestidad y coherencia intentan lograr diversos objetivos de interés particular que no general.

Hoy asistimos a una pandemia generalizada en la sociedad y que logra su arraigo más deplorable en los centros de poder : Partidos Políticos, Sindicatos, Empresas etc, me estoy refiriendo al virus de la incoherencia, un virus que inoculado de igual forma en el seno de las estructuras de participación política: Sindicatos y Partidos Políticos, ha herido con una profunda estocada a la democracia, hasta tal punto que el retroceso brutal de la participación política año tras año hace posible la desautorización de la misma por los peligrosos pensamiento totalitarios y fascistas que poco a poco logran su espacio en diversos lugares del planeta.

No ha sido el proceso rápido o instantáneo, sino que el mismo ha sido originado fruto de diferentes circunstancias sociales, políticas, económicas y educativas, determinando que el valor de la incoherencia y la falta de honestidad siempre y cuando sean puestas al servicio de los objetivos de interés particular y a la consecución de los mismos responde a la propia naturaleza de un sistema de distribución de la relaciones socioeconómicas insolidario e injusto en el que se ha convertido nuestro planeta, sistema ante el cual es fácil escuchar a quien señala con sapiencia de salón que las cosas siempre han sido así, siempre han existido grupos sociales o sociedades más favorecidas y aquellas que por el contrario lo han sido mucho menos.

Y de esta forma gran parte de la estructura socialista del Siglo XIX y XX ha ido sucumbiendo poco a poco en las arenas movedizas de la incoherencia entre discurso y pensamiento y acción política, siempre anteponiendo a dicha coherencia un interés particular de una nación, región o territorio. De esta forma poco a poco se fueron abandonando aquellas proclamas que gritaban “Proletarios del Mundo Uníos” y buscaban la internacionalización de la acción socialista para lograr la justicia social en cada lugar del planeta por otras que proclamaban la sociedad del bienestar y la justicia social para unos pocos.

De esta forma se iniciaba a mediados del Siglo XX con este pacto de ignonimia el inicio de la incoherencia entre discurso y acción socialista, el libre mercado y el pensamiento neoconservador eran de esta forma libres para la gestión económica del mundo con las únicas reglas de respetar en los países del llamado primer mundo el sistema de bienestar y servicios públicos generales para toda la ciudadanía. A cambio de este pacto no escrito , el pensamiento socialdemocrata inicio una política internacional de acciones ambiguas que en ningún caso buscaban la resolución concreta de los problemas del mundo de tal índole como: La Pobreza, La Explotación Laboral, La Falta de Recursos Hídricos o el colonialismo voraz capitalista entre otros , problemas que sólo encontraban y aún encuentran el eco el organismos con tan poca acción ejecutiva como la FAO , el FMI o la ONU, organizaciones de cara a la galería que en nada o poco contribuyen a la resolución de los problemas reales de los más de 5.000 millones de personas que día tras día pasen hambre en el mundo.

Pero no sólo la falta de coherencia en la acción política es un virus que actúa en la esfera internacional, el mismo también lo hace en la escena política nacional, provincial, regional o local. Y es este hecho el que esta logrando el discenso entre la sociedad civil y los partidos políticos socialistas. Asistimos de esta forma a una perdida de confianza de la ciudadanía en la clase política, perdida de confianza que en el caso de los partidos socialistas o progresistas se ceba en mayor medida al ser los votantes de los mismos bases que exigen una coherencia extrema y una lealtad a las siglas que se representan y que ante un gesto o un hecho concreto que suponga una ruptura de esa relación de confianza actúan inmediatamente con un alejamiento de los partidos políticos, no sólo en los procesos electorales sino también en la afiliación a sus estructuras como herramientas estas de transformación social, política y económica. Asistimos pues a una doble realidad por un lado a una transformación en el flujo de participación de los movimientos progresistas en torno a organizaciones sociales como ongs, Foros Sociales, Asociaciones etc y por otra parte a una acción no participativa e incoherente de aquellos que ven que la realidad que les toca vivir responde a la falta de coherencia y honestidad actuando de esta forma o bien con una apatía ante la participación política activa o pasiva o incluso con una acción activa de ataque frontal al propio sistema de partidos alejando el siempre recurrido refrán popular de Todos los políticos son iguales.

Estos hechos de gran peligrosidad determinan el inicio de una crisis sistemática en los propios procesos de participación pública , crisis que sin lugar a dudas puede ser fácilmente utilizada por una parte por el pensamiento neoconservador para aplicar políticas de recorte de garantías sociales y derechos y libertades y por otra por la ultraderecha que puede ver en esta debilidad de los partidos políticos de izquierda una perfecta vía de penetración para inocular ataques directos al propio sistema de partidos y el modelo de democracia representativa.

De esta forma la falta de coherencia entre discurso y acción política que parecía haber asegurado una sociedad de bienestar en los países del primer mundo aparece en este momento con riesgo a resquebrajarse por la propia respuesta directa e indirecta que la ciudadanía de dichos países ha dado ante esa incoherencia.

El nuevo socialismo tiene ante sí el reto de iniciar una puesta en firme de medidas de carácter interno y externo que posibiliten la visualización de la coherencia entre discurso y acción de los propios partidos progresistas, visualización que debería lograr tres objetivos básicos:

Primero.- La finalización de la ruptura entre la ciudadanía y los partidos políticos progresistas posibilitando un reforzamiento de la propia democracia.

Segundo.- La puesta en valor de la clase política como elemento posibilitador de desarrollo en la sociedad e imprescindible en el propio funcionamiento del sistema democrático.

Tercero.- La regeneración de la participación activa sociopolítica de la ciudadanía en la sociedad.

La segunda idea del Nuevo Socialismo es como no puede ser de otra forma una consecuencia de la primera, de esta forma la democratización de las estructuras con medidas de reformas internas de importante calado tales como el impulso del sufragio universal en determinados momentos de la vida orgánica de las organizaciones políticas o la puesta en valor de la clase política una vez se cesa en las responsabilidades políticas entre otras y una visualización clara de las mismas de manera externa por parte de la ciudadanía deben de contribuir a una creación de esas nuevas sinergías que posibiliten un reforzamiento del liderazgo social de los partidos políticos progresistas.

Sufragio Universal en la elección de los Secretarios Generales Locales, Provinciales, Regionales o Nacionales: Piedra filosofal de la coherencia democrática entre discurso y acción.

La democracia, el Demos y Kratos, el gobierno del pueblo en su traducción griega se sustenta en el sufragio universal como elemento principal de expresión de la voluntad del pueblo y surge en la historia como contraposición a la Oligarquía o gobierno de unos pocos.

De esta forma el pensamiento democrático se sustentaba y lo sigue haciendo en la actualidad en la expresión de la voluntad de la totalidad de la ciudadanía expresada a través de los procedimientos electorales o de otra índole (Referedum) establecidos para dicho cometido.

Así la elección de los gobernantes (diputados, senadores, parlamentarios) se establece de manera periódica como resultado de la voluntad del pueblo, en donde reside la soberanía popular capaz de establecer con el poder de cada voto quienes serán los lideres que durante un tiempo determinando representaran a la totalidad de la ciudadanía de una localidad, una región o un país. El Sufragio Universal, libre, igual y secreto se establece así como una piedra de toque maestra en la cual descansa la arquitectura del propio sistema democrático de las sociedades actuales.

Y si bien este mismo modelo de democracia plena es el que debería de imperar en el seno de los partidos políticos, asistimos por el contrario en el seno de los mismos a estructuras de gobierno y dirección que se legitiman en torno a un Sufragio Indirecto de las propias bases que conforman las organizaciones políticas. Este hecho supone una desviación , una ruptura del propio camino democrático pleno que los partidos políticos deberían de seguir. De esta forma, si bien el sufragio indirecto de elección de las direcciones políticas parte de una idea preconcebida de dar mayor estabilidad a las propias estructuras de dichas organizaciones en los procesos de elección interna, no podemos dejar de señalar que dicha estructuración cercena la legitimación de origen de los dirigentes de los partidos políticos con respecto a sus bases y de igual forma supone una lejanía de esa “Ciudadanía Militante” de la toma de decisión, se transvasa de esta forma esa soberanía popular y esa voluntad electiva democrática desde una base a un cuerpo de delegados estructuras y previamente elegidos en el seno de los partidos políticos.

Este hecho que podría no tener más repercusión posibilita que la estructura orgánica sea menos proclive a los cambios que desde la “ciudadanía de base” se pueden demandar en determinados momentos, imposibilitando en muchos casos la regeneración política que las bases demandan como fiel reflejo de la sociedad, ya que al fin y al cabo la militancia de los partidos son un espejo en donde se pueden dibujar los pensamientos y sentimientos de la propia sociedad civil.

De esta forma este cercenamiento de la voluntad plural de la base no lleva sólo aparejada una falta de regeneración interna, sino que de igual forma origina otros hechos de suma gravedad tales como:

1.- Mensaje de impermeabilidad y hermetismo de las estructuras de poder a la sociedad.

2.- Un desengaño de la militancia de base ante una estructura en donde no se le potencia la participación activa.

3.- Una perdida de militancia que retorna a la sociedad con un discurso de negatividad frente a los partidos políticos.

4.- Un vicio de origen de legitimidad de los líderes políticos de los partidos que puede suscitar una mayor inestabilidad interna y luchas intestinas que sirven para erosionar la propia imagen de los partidos políticos.

Así si bien las estructuras asamblearias en la toma de decisiones se muestran con diversos vicios contraproducentes para las organizaciones, que originan de esta forma la parálisis en la propia ejecución de la acción política, no nos encontramos aquí ante este hecho. La reafirmación del sufragio universal en la elección de las secretarias generales locales, provinciales, regionales y nacionales de los partidos políticos parte de una doble idea: Por un lado la de otorgar en un momento puntual y concreto de manera periódica la voz a la base de las estructuras políticas, permitiendo en segundo lugar de igual forma que cualquiera de las personas que configuran esa militancia pueda optar a los puestos de responsabilidad en el proceso de elección. Deberá ser de esta forma la propia estructura de la organizaciones políticas en los períodos intercongresuales la que deberá velar y dotar a los diversas candidaturas de iguales recursos para su participación en el proceso electoral interno.

Se de antemano que la crítica directa que puede recibir esta propuesta se sustenta en el hecho de que en un procedimiento interno de estas características lograrían un resultado positivo aquellas candidaturas que tuvieran mayores recursos externos para su campaña interna, haciendo muy difícil que las candidaturas minoritarias lograsen un resultado bueno en el procedimiento electoral, replica esta propia de aquellos que buscan en la actual estructura indirecta la seguridad de su status quo olvidando que de igual forma en un proceso indirecto de elección también quienes tienen mayores recursos parten de una posición mejor que aquellos que no los tienen.

No obstante el modelo de sufragio universal propuesto anteriormente como elemento a potenciar desde El Nuevo Socialismo tendría las siguientes consecuencias de visualización externa:

1.- Un Mensaje de permeabilidad y apertura de las estructuras políticas.
2.- Un mayor potenciamiento de la actividad política de la militancia de base y de mayor acercamiento de la ciudadanía a las organizaciones.

3.- Un mensaje positivo que pondría en valor a las organizaciones políticas como estructuras abiertas en donde llevar a cabo la ejecución de los proyectos sociopolíticos de aquella parte de la ciudadanía con deseos de lograr un transformación de la sociedad.

4.- Un potenciamiento directo de la legitimidad de origen de los líderes políticos que tendrían de esta forma un liderazgo basado en la autoridad y la coherencia democrática en el proceso de elección.

La puesta en valor de la clase política se muestra como un elemento imprescindible en la reforma de la estructuras internas que los partidos políticos deben de llevar a cabo en el Siglo XXI, así la necesaria resolución del conflicto que se plantea para la clase política cuando se cesa de la vida pública activa se presenta como un elemento a abordar desde los partidos políticos , yendo unida la misma con la necesaria puesta en valor de la clase política en responsabilidades de otra índole social. De igual forma habría que plantearse la puesta en marcha de medidas tendentes a premiar el esfuerzo de aquellos/as políticos/as que durante varios años han dejado a un lado sus profesiones y oficios, dotando al propia sistema de procedimientos oportunos para potenciar su reubicación en la sociedad con unas garantías de estabilidad.

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