El fantasma de la pera dirigida por Joel Schumacher se erige como una obra ms pr xima al teatro filmado que al cine teatro, una estrategia sabiamente utilizada teniendo en cuenta la enorme fastuosidad de los decorados y la procedencia de la mayor parte del casting. Punto y aparte merecen las canciones de Andrew Lloyd Webber, ejerciendo como guionista y productor, y la fotografa de John Mathieson (Kingdom of heaven, 2005), en un intento por demostrar que los cl sicos nunca mueren. De hecho, el libro de Gaston Leroux propone una historia trgica, con multitud de ambig edades, y cuyas conclusiones se sostienen rgidas 94 a os despus.

El fantasma de la pera dirigida por Joel Schumacher se erige como una obra ms pr xima al teatro filmado que al cine teatro, una estrategia sabiamente utilizada teniendo en cuenta la enorme fastuosidad de los decorados y la procedencia de la mayor parte del casting. Punto y aparte merecen las canciones de Andrew Lloyd Webber, ejerciendo como guionista y productor, y la fotografa de John Mathieson (Kingdom of heaven, 2005), en un intento por demostrar que los cl sicos nunca mueren. De hecho, el libro de Gaston Leroux propone una historia trgica, con multitud de ambig edades, y cuyas conclusiones se sostienen rgidas 94 a os despus.

Lejos de las atestadas calles del Par s decimonnico El fantasma se esconde en los entresijos de la pera, suspirando por el amor (imposible) de Christine tras esa mscara p lida de dolor que esconde un rostro desfigurado y un alma sumida en la ms profunda de las melanc licas locuras.

A falta de visionar la obra escenogrfica de Webber (estuvo en Madrid en 2003, Teatro Lope de Vega), he podido escuchar las similitudes (todas) con esta adaptaci n, pero tambin algunas incursiones interesantes en la utilizaci n de recursos exclusivos del cine como el flashback, brillante hilo conductor tras el crescendo catrtico de las canciones y anticipo de un desenlace de sobra conocido.

Gerard Butler y Patrick Wilson muestran sus dotes de canto con interpretaciones poco acertadas, y Emmy Rossum (Mystic River) da una lecci n de gestos, declamaciones y entonaciones acertadsimas como contrapunto a la sobriedad de Miranda Richardson, aqu ms recatada de lo habitual.

Esta nueva versi n no se parece a los clsicos de Lon Chaney (1925) o Terence Fisher (1962), ambos producidos por Universal Pictures, y tampoco llega a la exquisita puesta en escena de Chicago. Schumacher nos env a por un laberinto de planos digno de las agitaciones de Baz Luhrmann, y sin embargo el entretenimiento frvolo de Moulin Rouge contrasta brutalmente con el fatalismo del fantasma. Una adaptaci n prrica si se quiere, con pocos defectos y no demasiadas virtudes, pero que funciona como b lsamo aceptable a falta del original en escena.