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Remedios Falaguera

Feliz Año Nuevo

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Les deseamos a todas las buenas personas que conocemos, que el próximo año tengan toda la fuerza y den lo mejor de sí mismos, sin importarles que les recompensen sus esfuerzos para trabajar por un mundo mejor, en el que la paz sea posible, con justicia y equidad... y en el que sobrevivan las utopías aunque parezcan (y sean) imposibles.

Porque trabajar para construir un mundo mejor es la felicidad más posible: Feliz Año Nuevo de TRABAJO para todos! (Mafalda)

Llevo días intentando sentarme ante el ordenador cinco minutos para desearles a todos un 2010 lleno de felicidad, alegría y buena suerte.

A pesar de ello, y muchos de ustedes lo entenderán a la perfección, resulta harto complicado en estas fechas para una madre de familia numerosa encontrar un momento de tranquilidad para escribir, sobre todo si tenemos en cuenta que debemos compaginar la organización desorganizada de la casa con el trabajo profesional, las comidas familiares, las recomendables sobremesas junto a la chimenea, y la debilidad de disfrutar a tope de los tuyos. Lo siento.

Ahora bien, como decía G.K.Chesterton:” No hay nada que tanto desee situar en el lugar que le corresponde, como estas dos cosas: la familia y la teoría de la gratitud.”

Y para ello, no quiero dejar pasar ni un minuto más para agradecerles todos sus pequeños y grandes gestos de gran valor que han hecho posible que el balance de mi vida en el 2009 se salde con cifras en positivo.

¡Gracias a todos! ¡Gracias por todo!

Y, como el tiempo escasea, me van a permitir que comparta con ustedes un relato del escritor y poeta argentino Pancho Aquino que cuenta:

Dicen que cuando se acerca fin de año los ángeles curiosos se sientan al borde de las nubes a escuchar los pedidos que llegan desde la tierra.

- ¿Qué hay de nuevo? -pregunta un ángel pelirrojo, recién llegado.
Lo de siempre: amor, paz, salud, felicidad...- contesta el ángel más viejo.

Y bueno, todas esas son cosas muy importantes.

Lo que pasa es que hace siglos que estoy escuchando los mismos pedidos y aunque el tiempo pasa los hombres no parecen comprender que esas cosas nunca van a llegar desde el cielo, como un regalo.

¿Y qué podríamos hacer para ayudarlos? - Dice el más joven y entusiasta de los ángeles.

¿Te animarías a bajar con un mensaje y susurrarlo al oído de los que quieran escucharlo? - pregunta el anciano.

Tras una larga conversación se pusieron de acuerdo y el ángel pelirrojo se deslizó a la tierra convertido en susurro y trabajó duramente mañana, tarde y noche, hasta 1os últimos minutos del último día del año.

Ya casi se escuchaban las doce campanadas y el ángel viejo esperaba ansioso la llegada de una plegaria renovada. Entonces, luminosa y clara, pudo oír la palabra de un hombre que decía:

"Un nuevo año comienza. Entonces, en este mismo instante, empecemos a recrear un mundo distinto, un mundo mejor: sin violencia, sin armas, sin fronteras, con amor, con dignidad; con menos policías y más maestros, con menos cárceles y más escuelas, con menos ricos y menos pobres.

Unamos nuestras manos y formemos una cadena humana de niños, jóvenes y viejos, hasta sentir que un calor va pasando de un cuerpo a otro, el calor del amor, el calor que tanta falta nos hace.

Si queremos, podemos conseguirlo, y si no lo hacemos estamos perdidos, porque nadie más que nosotros podrá construir nuestra propia felicidad".

Desde el borde de una nube, allá en el cielo, dos ángeles cómplices sonreían satisfechos.

(Del libro: "Cuentos para Niños de 8 a 108 II”)

Feliz Año Nuevo

Remedios Falaguera
Remedios Falaguera
lunes, 4 de enero de 2010, 06:45 h (CET)
Les deseamos a todas las buenas personas que conocemos, que el próximo año tengan toda la fuerza y den lo mejor de sí mismos, sin importarles que les recompensen sus esfuerzos para trabajar por un mundo mejor, en el que la paz sea posible, con justicia y equidad... y en el que sobrevivan las utopías aunque parezcan (y sean) imposibles.

Porque trabajar para construir un mundo mejor es la felicidad más posible: Feliz Año Nuevo de TRABAJO para todos! (Mafalda)

Llevo días intentando sentarme ante el ordenador cinco minutos para desearles a todos un 2010 lleno de felicidad, alegría y buena suerte.

A pesar de ello, y muchos de ustedes lo entenderán a la perfección, resulta harto complicado en estas fechas para una madre de familia numerosa encontrar un momento de tranquilidad para escribir, sobre todo si tenemos en cuenta que debemos compaginar la organización desorganizada de la casa con el trabajo profesional, las comidas familiares, las recomendables sobremesas junto a la chimenea, y la debilidad de disfrutar a tope de los tuyos. Lo siento.

Ahora bien, como decía G.K.Chesterton:” No hay nada que tanto desee situar en el lugar que le corresponde, como estas dos cosas: la familia y la teoría de la gratitud.”

Y para ello, no quiero dejar pasar ni un minuto más para agradecerles todos sus pequeños y grandes gestos de gran valor que han hecho posible que el balance de mi vida en el 2009 se salde con cifras en positivo.

¡Gracias a todos! ¡Gracias por todo!

Y, como el tiempo escasea, me van a permitir que comparta con ustedes un relato del escritor y poeta argentino Pancho Aquino que cuenta:

Dicen que cuando se acerca fin de año los ángeles curiosos se sientan al borde de las nubes a escuchar los pedidos que llegan desde la tierra.

- ¿Qué hay de nuevo? -pregunta un ángel pelirrojo, recién llegado.
Lo de siempre: amor, paz, salud, felicidad...- contesta el ángel más viejo.

Y bueno, todas esas son cosas muy importantes.

Lo que pasa es que hace siglos que estoy escuchando los mismos pedidos y aunque el tiempo pasa los hombres no parecen comprender que esas cosas nunca van a llegar desde el cielo, como un regalo.

¿Y qué podríamos hacer para ayudarlos? - Dice el más joven y entusiasta de los ángeles.

¿Te animarías a bajar con un mensaje y susurrarlo al oído de los que quieran escucharlo? - pregunta el anciano.

Tras una larga conversación se pusieron de acuerdo y el ángel pelirrojo se deslizó a la tierra convertido en susurro y trabajó duramente mañana, tarde y noche, hasta 1os últimos minutos del último día del año.

Ya casi se escuchaban las doce campanadas y el ángel viejo esperaba ansioso la llegada de una plegaria renovada. Entonces, luminosa y clara, pudo oír la palabra de un hombre que decía:

"Un nuevo año comienza. Entonces, en este mismo instante, empecemos a recrear un mundo distinto, un mundo mejor: sin violencia, sin armas, sin fronteras, con amor, con dignidad; con menos policías y más maestros, con menos cárceles y más escuelas, con menos ricos y menos pobres.

Unamos nuestras manos y formemos una cadena humana de niños, jóvenes y viejos, hasta sentir que un calor va pasando de un cuerpo a otro, el calor del amor, el calor que tanta falta nos hace.

Si queremos, podemos conseguirlo, y si no lo hacemos estamos perdidos, porque nadie más que nosotros podrá construir nuestra propia felicidad".

Desde el borde de una nube, allá en el cielo, dos ángeles cómplices sonreían satisfechos.

(Del libro: "Cuentos para Niños de 8 a 108 II”)

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