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“Las elecciones, a veces, son la venganza del ciudadano. La papeleta es un puñal de papel” David Lloid Jeorge

Pedro Sánchez, record en fracasos electorales

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Sin contar su fracasada campaña de investidura, no creemos que haya habido ningún líder en España que en11 sus campañas electorales al frente del PSOE, en los distintos tipos de consultas municipales, autonómicas y legislativas, haya conseguido un número tan sustancioso de fiascos, como los que se ha anotado en su debe, como dirigente del PSOE, el señor Pedro Sánchez; con la particularidad de que, en cada uno de ellos, se ha dejado importantes girones de votantes de su partido, con la consabida pérdida de escaños. En efecto, el señor Sánchez, líder del PSOE, con su particular estilo de dirigir su partido, de comportarse con sus adversarios políticos y con su poco disimulada preocupación por buscar, sin el menor rebozo, salvarse a el mismo por encima de las conveniencias de los ciudadanos españoles, de España e incluso, nos atreveríamos a decir, de su propio partido que, a la vista de a lo que ha quedado reducido, después de haber sido golpeado por sus propios seguidores en cada una de las sucesivas campañas legislativas en las que se ha batido el cobre con sus adversarios políticos, ha tenido el dudoso honor de haber logrado alcanzar la cota más baja de escaños que nunca, desde que en España se estableció la democracia, su partido, el socialista, hubiera conseguido.

Puede que este escurridizo personaje, superviviente a fracasos en los que, cualquier otro ejecutivo, hubiera sido defenestrado ipso facto por sus propios correligionarios, tenga la idea de que va a salir, de nuevo, indemne de esta nueva catástrofe. Sin embargo, las habilidades innatas para sobrevivir a sus propios errores, le han mantenido vivo en la política consiguiendo superar, una y otra vez, situaciones en las que nadie daba un duro por su continuidad como dirigente de su partido. Una vez más, quizá en una de las peores circunstancias en las que nunca se ha encontrado, después de los severos castigos recibidos en las elecciones gallegas y vascas, en las que, no sólo ha perdido protagonismo, sino que se ha visto superado por otros partidos perdiendo la friolera de 4 escaños en las primeras y 7 en las segundas, lo que ha supuesto unas pérdidas de votos tan escandalosas como: los 45.000 en Galicia y los 86.000 en el país vasco. No sabemos la fuerza que, los llamados barones, acumulan en el seno del PSOE, ni los arrestos que tendrán para plantarle cara al líder, aunque motivos no les faltan, argumentos les sobran y, una oportunidad como la actual es posible que no se les vuelva a presentar nunca.

Lo que sí es cierto es que, la posibilidad que se había planteado de llegar a formar una coalición que le permitiera a Sánchez encabezar un nuevo gobierno en España, mediante acuerdos en los que quedarían incluidos los nacionalistas catalanes y vascos, todavía está en el alero y nos causa una cierta desazón el hecho de que, da la sensación, las prisas independentistas mostradas por los separatistas catalanes parece que, últimamente, se hubieran apaciguado un tanto, lo que podría presagiar un intento de llegar a acuerdos con el PSOE, Podemos y ellos mismo, con la posible adhesión del PNV, para poder derrocar a Rajoy, algo que parece que se ha constituido en el leitmotiv de casi todos los partidos de la oposición, salvo ( y no estamos muy seguros) de los de Ciudadanos. Nadie se atrevería a afirmar que, un enrabietado y despechado P.Sánchez, decidiese jugárselo todo a esta solución, antes que dar por perdida su posibilidad de llegar a ser el presidente del gobierno, lo que parece haberse convertido en su única obcecación.

Y aquí es donde entra la posible reacción de los que se han venido oponiendo, desde dentro del partido, a esta deriva suicida que parece estar dispuesto a llevar a cabo el líder del PSOE, sin tener en cuenta las líneas rojas que le marcaron los miembros de su partido, consistentes en no pactar, en ningún caso, con los separatistas catalanes. ¿Pero sostendría dicha interdicción si los separatistas se comprometieran a no hablar, durante un tiempo del problema identitario catalán, dejando para ocasión más propicia sus amenazas de una declaración unilateral de independencia? No hay que despreciar la habilidad del señor Sánchez, para salirse indemne de situaciones que parecían pronosticar su destitución inmediata como secretario general de su partido.

Es obvio que, la convocatoria de un Congreso del partido socialista para el mes de diciembre, no es más que otra de las añagazas de Sánchez para ganar tiempo, recomponer su maltrecha imagen, seguir minando la credibilidad del señor Rajoy y persistir en lo que él sabe que le proporciona apoyos: los casos de corrupción del PP ( él ha sabido como ocultar los numerosos y muy importantes casos que se han producido en su propio partido) y seguir socavando, tercamente, el prestigio de Rajoy mediante una campaña despiadada de mentiras, calumnias, descalificaciones y acusaciones odiosas, en lo que parece haberse convertido en un verdadero experto. La oportunidad de que los socialistas que no comparten la forma absurda de enfocar la política de su partido, por parte de su actual dirección, se ha de basar en aprovechar la convocatoria del Comité Federal del partido, convocado para el día 1 de octubre, para poner toda la carne en el asador, formando un bloque compacto capaz de oponerse, con éxito, al formado por Sánchez, Hernando y todos los que forman parte de esta camarilla dispuesta a jugarse el todo por el todo, formando un gobierno, sin la menor posibilidad de tener éxito, que gobernase durante unos meses, durante los cuales, España y los españoles estaríamos expuestos a que, todo lo que se ha ganado durante estos años de sacrificios y recortes, se perdiera por una mala gestión de nuestros recursos, una dilapidación de nuestros impuestos y el natural enfrentamiento que tales políticas, contrarias a las que rigen en la CE, iban a producir con las autoridades europeas y los bancos con los que estamos endeudados y con los cuales tenemos contraídos acuerdos respecto a la forma de renovar nuestros créditos y los intereses que se deben abonar por ellos.

No debemos despreciar al resto de partidos de la izquierda y la extrema izquierda que, si bien han retrocedido en cuanto a los resultados obtenidos en ocasiones anteriores, hay algunos que han sido capaces de adelantar al PSOE en las votaciones celebradas en Galicia y en el país vasco. Especialmente peligroso es, Podemos, aunque ha perdido fuerza y, en la actualidad parece que ha adoptado por mantenerse en un tono menor, mientras consigue recuperarse de sus tropiezos electorales, en los que había puesto, quizá, una excesiva confianza que, evidentemente, no ha sido correspondida por los votos de la ciudadanía. Pero Pablo Iglesias es un sujeto peligroso que sabe aguardar su momento mientras intenta darle ánimo a Sánchez para que siga en su proyecto de un gobierno de izquierdas al que está dispuesto, en esta ocasión, a darle su apoyo sin pedir nada a cambio, sabiendo que, si llegaran a alcanzar el poder, su apoyo a la gobernabilidad le iba a ser imprescindible a un Sánchez atado de pies y manos a los votos de Podemos.

Una situación terriblemente complicada a la que, en principio, parece que no hay otra solución que acudir a unas terceras elecciones, a pesar de los múltiples inconvenientes que llevarían consigo. Sin embargo, según están las cosas actualmente, sería mucho mejor llegar a unos nuevos comicios en diciembre que, la posibilidad de que llegara a adquirir forma una mayoría de las izquierdas, cuando todos sabemos que no tendría otro resultado que aquellos casos en los que han intervenido distintos grupos de partidos de izquierdas donde, cada uno con sus propios objetivos, sus sistemas, sus modos asamblearios y su propensión a pelearse entre ellos, han intentado conseguir la mayor cuota de poder posible para ellos no para el pueblo o el país. La forma en la que los dirigentes de la II República, en 1936, quisieron organizar España, su incapacidad para impedir las matanzas entre los sindicatos y su ineptitud para coordinar las operaciones militares contra los responsables del levantamiento del 18 de Julio fueron, sin duda, las causas de que un ejército muy inferior en número y en armas, consiguiera una derrota total del Ejército leal a la república.

Si no somos capaces de detener todos estos intentos de acabar con nuestra democracia, estas escaladas de indisciplina, intentos revolucionarios, desobediencia a las leyes y desacato a los principios democráticos derivados de nuestras normas constitucionales, es evidente que vamos a tener que pagar las amargas consecuencias de ver como quedamos superados por aquellos que intentan provocar la revolución comunista en nuestro país, con el objetivo claro de subvertir el orden establecido y el actual sistema de gobierno, para aplicar uno de tipo totalitario, como el que hay establecido en Venezuela, lugar de procedencia de estos grupos bolivarianos que han venido a España, subvencionados por el dictador Maduro, para imponernos lo que tenemos que hacer, no para ser más ricos, vivir mejor, producir más o conseguir unas instituciones más efectivas; no señores, se trata de establecer un nuevo régimen bolchevique en el que los salarios se igualen pero por lo bajo, echar a los ricos, para que así, quedemos en manos de quienes, como ocurre en muchos lugares del mundo, de políticos absolutistas, que se enriquezcan a costa de esquilmar a los ciudadanos a base de impuestos.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, los que ya tenemos la experiencia de muchos años de vida, una parte durante y después de la Guerra Civil, hemos aprendido a conocer que, un país sin empresa privada, sin libertad de comercio, sin relaciones exteriores fluidas y empresas importantes dirigidas por personas capaces y no por políticos ni sindicalistas, es un país destinado a la pobreza, a la miseria, a la falta de un buen nivel de vida y a vivir dentro de la más absoluto pesimismo como ocurría, hace unos años, en aquellas tristes ciudades, cuyos habitantes vegetaban detrás de la famosa muralla, el muro de Berlín, viviendo una vida de aislamiento, bajo el férreo poder bolchevique.

Pedro Sánchez, record en fracasos electorales

“Las elecciones, a veces, son la venganza del ciudadano. La papeleta es un puñal de papel” David Lloid Jeorge
Miguel Massanet
martes, 27 de septiembre de 2016, 01:35 h (CET)
Sin contar su fracasada campaña de investidura, no creemos que haya habido ningún líder en España que en11 sus campañas electorales al frente del PSOE, en los distintos tipos de consultas municipales, autonómicas y legislativas, haya conseguido un número tan sustancioso de fiascos, como los que se ha anotado en su debe, como dirigente del PSOE, el señor Pedro Sánchez; con la particularidad de que, en cada uno de ellos, se ha dejado importantes girones de votantes de su partido, con la consabida pérdida de escaños. En efecto, el señor Sánchez, líder del PSOE, con su particular estilo de dirigir su partido, de comportarse con sus adversarios políticos y con su poco disimulada preocupación por buscar, sin el menor rebozo, salvarse a el mismo por encima de las conveniencias de los ciudadanos españoles, de España e incluso, nos atreveríamos a decir, de su propio partido que, a la vista de a lo que ha quedado reducido, después de haber sido golpeado por sus propios seguidores en cada una de las sucesivas campañas legislativas en las que se ha batido el cobre con sus adversarios políticos, ha tenido el dudoso honor de haber logrado alcanzar la cota más baja de escaños que nunca, desde que en España se estableció la democracia, su partido, el socialista, hubiera conseguido.

Puede que este escurridizo personaje, superviviente a fracasos en los que, cualquier otro ejecutivo, hubiera sido defenestrado ipso facto por sus propios correligionarios, tenga la idea de que va a salir, de nuevo, indemne de esta nueva catástrofe. Sin embargo, las habilidades innatas para sobrevivir a sus propios errores, le han mantenido vivo en la política consiguiendo superar, una y otra vez, situaciones en las que nadie daba un duro por su continuidad como dirigente de su partido. Una vez más, quizá en una de las peores circunstancias en las que nunca se ha encontrado, después de los severos castigos recibidos en las elecciones gallegas y vascas, en las que, no sólo ha perdido protagonismo, sino que se ha visto superado por otros partidos perdiendo la friolera de 4 escaños en las primeras y 7 en las segundas, lo que ha supuesto unas pérdidas de votos tan escandalosas como: los 45.000 en Galicia y los 86.000 en el país vasco. No sabemos la fuerza que, los llamados barones, acumulan en el seno del PSOE, ni los arrestos que tendrán para plantarle cara al líder, aunque motivos no les faltan, argumentos les sobran y, una oportunidad como la actual es posible que no se les vuelva a presentar nunca.

Lo que sí es cierto es que, la posibilidad que se había planteado de llegar a formar una coalición que le permitiera a Sánchez encabezar un nuevo gobierno en España, mediante acuerdos en los que quedarían incluidos los nacionalistas catalanes y vascos, todavía está en el alero y nos causa una cierta desazón el hecho de que, da la sensación, las prisas independentistas mostradas por los separatistas catalanes parece que, últimamente, se hubieran apaciguado un tanto, lo que podría presagiar un intento de llegar a acuerdos con el PSOE, Podemos y ellos mismo, con la posible adhesión del PNV, para poder derrocar a Rajoy, algo que parece que se ha constituido en el leitmotiv de casi todos los partidos de la oposición, salvo ( y no estamos muy seguros) de los de Ciudadanos. Nadie se atrevería a afirmar que, un enrabietado y despechado P.Sánchez, decidiese jugárselo todo a esta solución, antes que dar por perdida su posibilidad de llegar a ser el presidente del gobierno, lo que parece haberse convertido en su única obcecación.

Y aquí es donde entra la posible reacción de los que se han venido oponiendo, desde dentro del partido, a esta deriva suicida que parece estar dispuesto a llevar a cabo el líder del PSOE, sin tener en cuenta las líneas rojas que le marcaron los miembros de su partido, consistentes en no pactar, en ningún caso, con los separatistas catalanes. ¿Pero sostendría dicha interdicción si los separatistas se comprometieran a no hablar, durante un tiempo del problema identitario catalán, dejando para ocasión más propicia sus amenazas de una declaración unilateral de independencia? No hay que despreciar la habilidad del señor Sánchez, para salirse indemne de situaciones que parecían pronosticar su destitución inmediata como secretario general de su partido.

Es obvio que, la convocatoria de un Congreso del partido socialista para el mes de diciembre, no es más que otra de las añagazas de Sánchez para ganar tiempo, recomponer su maltrecha imagen, seguir minando la credibilidad del señor Rajoy y persistir en lo que él sabe que le proporciona apoyos: los casos de corrupción del PP ( él ha sabido como ocultar los numerosos y muy importantes casos que se han producido en su propio partido) y seguir socavando, tercamente, el prestigio de Rajoy mediante una campaña despiadada de mentiras, calumnias, descalificaciones y acusaciones odiosas, en lo que parece haberse convertido en un verdadero experto. La oportunidad de que los socialistas que no comparten la forma absurda de enfocar la política de su partido, por parte de su actual dirección, se ha de basar en aprovechar la convocatoria del Comité Federal del partido, convocado para el día 1 de octubre, para poner toda la carne en el asador, formando un bloque compacto capaz de oponerse, con éxito, al formado por Sánchez, Hernando y todos los que forman parte de esta camarilla dispuesta a jugarse el todo por el todo, formando un gobierno, sin la menor posibilidad de tener éxito, que gobernase durante unos meses, durante los cuales, España y los españoles estaríamos expuestos a que, todo lo que se ha ganado durante estos años de sacrificios y recortes, se perdiera por una mala gestión de nuestros recursos, una dilapidación de nuestros impuestos y el natural enfrentamiento que tales políticas, contrarias a las que rigen en la CE, iban a producir con las autoridades europeas y los bancos con los que estamos endeudados y con los cuales tenemos contraídos acuerdos respecto a la forma de renovar nuestros créditos y los intereses que se deben abonar por ellos.

No debemos despreciar al resto de partidos de la izquierda y la extrema izquierda que, si bien han retrocedido en cuanto a los resultados obtenidos en ocasiones anteriores, hay algunos que han sido capaces de adelantar al PSOE en las votaciones celebradas en Galicia y en el país vasco. Especialmente peligroso es, Podemos, aunque ha perdido fuerza y, en la actualidad parece que ha adoptado por mantenerse en un tono menor, mientras consigue recuperarse de sus tropiezos electorales, en los que había puesto, quizá, una excesiva confianza que, evidentemente, no ha sido correspondida por los votos de la ciudadanía. Pero Pablo Iglesias es un sujeto peligroso que sabe aguardar su momento mientras intenta darle ánimo a Sánchez para que siga en su proyecto de un gobierno de izquierdas al que está dispuesto, en esta ocasión, a darle su apoyo sin pedir nada a cambio, sabiendo que, si llegaran a alcanzar el poder, su apoyo a la gobernabilidad le iba a ser imprescindible a un Sánchez atado de pies y manos a los votos de Podemos.

Una situación terriblemente complicada a la que, en principio, parece que no hay otra solución que acudir a unas terceras elecciones, a pesar de los múltiples inconvenientes que llevarían consigo. Sin embargo, según están las cosas actualmente, sería mucho mejor llegar a unos nuevos comicios en diciembre que, la posibilidad de que llegara a adquirir forma una mayoría de las izquierdas, cuando todos sabemos que no tendría otro resultado que aquellos casos en los que han intervenido distintos grupos de partidos de izquierdas donde, cada uno con sus propios objetivos, sus sistemas, sus modos asamblearios y su propensión a pelearse entre ellos, han intentado conseguir la mayor cuota de poder posible para ellos no para el pueblo o el país. La forma en la que los dirigentes de la II República, en 1936, quisieron organizar España, su incapacidad para impedir las matanzas entre los sindicatos y su ineptitud para coordinar las operaciones militares contra los responsables del levantamiento del 18 de Julio fueron, sin duda, las causas de que un ejército muy inferior en número y en armas, consiguiera una derrota total del Ejército leal a la república.

Si no somos capaces de detener todos estos intentos de acabar con nuestra democracia, estas escaladas de indisciplina, intentos revolucionarios, desobediencia a las leyes y desacato a los principios democráticos derivados de nuestras normas constitucionales, es evidente que vamos a tener que pagar las amargas consecuencias de ver como quedamos superados por aquellos que intentan provocar la revolución comunista en nuestro país, con el objetivo claro de subvertir el orden establecido y el actual sistema de gobierno, para aplicar uno de tipo totalitario, como el que hay establecido en Venezuela, lugar de procedencia de estos grupos bolivarianos que han venido a España, subvencionados por el dictador Maduro, para imponernos lo que tenemos que hacer, no para ser más ricos, vivir mejor, producir más o conseguir unas instituciones más efectivas; no señores, se trata de establecer un nuevo régimen bolchevique en el que los salarios se igualen pero por lo bajo, echar a los ricos, para que así, quedemos en manos de quienes, como ocurre en muchos lugares del mundo, de políticos absolutistas, que se enriquezcan a costa de esquilmar a los ciudadanos a base de impuestos.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, los que ya tenemos la experiencia de muchos años de vida, una parte durante y después de la Guerra Civil, hemos aprendido a conocer que, un país sin empresa privada, sin libertad de comercio, sin relaciones exteriores fluidas y empresas importantes dirigidas por personas capaces y no por políticos ni sindicalistas, es un país destinado a la pobreza, a la miseria, a la falta de un buen nivel de vida y a vivir dentro de la más absoluto pesimismo como ocurría, hace unos años, en aquellas tristes ciudades, cuyos habitantes vegetaban detrás de la famosa muralla, el muro de Berlín, viviendo una vida de aislamiento, bajo el férreo poder bolchevique.

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