Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Copo | Otoño
Una estación para andar con mimo y cuidado

Otoño, que no es poca cosa

|

Ya es otoño, que, por cierto, no es poca cosa al menos para mí, pues el invierno es frío, el verano caluroso, la primavera la dejo para los cursis y yo me acurruco, ves que me gusta la palabrilla, en el columpiar de las hojas de los ficus por el malagueño Paseo de los Curas.

Una estación para andar con mimo y cuidado por entre ese crujir de lágrimas de árboles que nos acarician en el columpio de la contemplación. Fíjense si no es para volverse loco: el PP anda buscando seis votos para seguir gobernando, “Podemos” se debate entre seducir o meter miedo al personal, el PSOE de Sánchez se ha instalado en el “no” como sagrada palabra, Ciudadanos busca con pactos a derecha e izquierda un lugar responsable en el escenario político, mientras los independentistas catalanes, Oriol y Puigdemont estudian la manera de quebrar la unidad de España.

Eso en política, porque en poesía, el Grupo Málaga que fue concebido como un flagelo para endiñar verdades al poder institucional, asoma su nuevo careto en un lamentable casorio con las instituciones con poderío para buscar una migaja de poder; ¡ay Dios! en que se ha convertido el nuevo grupillo.

Sin embargo, otoño en el amor es una vorágine a tener en cuenta; ahí tienen, por ejemplo, a una poeta que va por libre, de nombre Ana Vivero, y que escribe: “De una noche contigo/ hago yo un amor para toda la vida”; y se queda tan pancha después de escribir un milagro poético.

Otoño es el alcanfor llevado a su más bella expresión, o sea, la búsqueda sin límite de aquello que teníamos encerrado bajo llave y candado, ya saben: el celeste jersey, la negra gabardina de los grises días, la puesta en marcha de un nuevo proyecto y el redescubrimiento del amor, porque el amor es el único milagro que se recicla y se redescubre en los los misteriosos límites del otro.

Desde mi corta modestia les invito a deambular por la Plaza del Asombro, ese lugar donde las fogatas de antaño se convierten en apacibles chispas de estrellas de aquello que creíamos fenecido.

No lo duden: vivan el otoño en todo su amarillento esplendor.

Otoño, que no es poca cosa

Una estación para andar con mimo y cuidado
José García Pérez
viernes, 23 de septiembre de 2016, 08:51 h (CET)
Ya es otoño, que, por cierto, no es poca cosa al menos para mí, pues el invierno es frío, el verano caluroso, la primavera la dejo para los cursis y yo me acurruco, ves que me gusta la palabrilla, en el columpiar de las hojas de los ficus por el malagueño Paseo de los Curas.

Una estación para andar con mimo y cuidado por entre ese crujir de lágrimas de árboles que nos acarician en el columpio de la contemplación. Fíjense si no es para volverse loco: el PP anda buscando seis votos para seguir gobernando, “Podemos” se debate entre seducir o meter miedo al personal, el PSOE de Sánchez se ha instalado en el “no” como sagrada palabra, Ciudadanos busca con pactos a derecha e izquierda un lugar responsable en el escenario político, mientras los independentistas catalanes, Oriol y Puigdemont estudian la manera de quebrar la unidad de España.

Eso en política, porque en poesía, el Grupo Málaga que fue concebido como un flagelo para endiñar verdades al poder institucional, asoma su nuevo careto en un lamentable casorio con las instituciones con poderío para buscar una migaja de poder; ¡ay Dios! en que se ha convertido el nuevo grupillo.

Sin embargo, otoño en el amor es una vorágine a tener en cuenta; ahí tienen, por ejemplo, a una poeta que va por libre, de nombre Ana Vivero, y que escribe: “De una noche contigo/ hago yo un amor para toda la vida”; y se queda tan pancha después de escribir un milagro poético.

Otoño es el alcanfor llevado a su más bella expresión, o sea, la búsqueda sin límite de aquello que teníamos encerrado bajo llave y candado, ya saben: el celeste jersey, la negra gabardina de los grises días, la puesta en marcha de un nuevo proyecto y el redescubrimiento del amor, porque el amor es el único milagro que se recicla y se redescubre en los los misteriosos límites del otro.

Desde mi corta modestia les invito a deambular por la Plaza del Asombro, ese lugar donde las fogatas de antaño se convierten en apacibles chispas de estrellas de aquello que creíamos fenecido.

No lo duden: vivan el otoño en todo su amarillento esplendor.

Noticias relacionadas

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto