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Antonio Pérez Gómez

Antagonistas

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Cuando Cristiano llegó a España, todo el mundillo futbolístico pudo adivinar que íbamos a tener un duelo épico en nuestra liga. No sólo se trata de tener a los dos mejores futbolistas del mundo en nuestra casa. Se trata de que estos dos jugadores están en las filas de dos equipos diferentes (imaginen lo que supondría para el resto de los competidores si ambos militaran en un sólo equipo), y que esos dos equipos son, además, el Madrid y el Barça, los dos más acérrimos antagonistas del mundo del fútbol.

Messi y Ronaldo son dos jovencísimos jugadores (asombra recordar que tienen 22 y 24 años) que han conseguido todo a nivel individual y muchísimo a nivel colectivo. Son los dos epítomes del fútbol internacional. Ricos, poderosos, influyentes, son los reyes del deporte rey. Pocas veces se ha alcanzado la espectacularidad que estos dos jugadores han logrado.

Pero es que poca gente esperaba que estos dos chicos dieran la lección de protagonismo que ambos están dando en sus respectivos clubes. Como ambos desempeñan funciones parecidas sobre el terreno de juego, es fácil comparar lo que hace el uno y el otro. Además, ambas estrellas se están esforzando en intentar demostrar quien es la mejor del mundo.

Y lo cierto es que no me encuentro con fuerzas para intentar dilucidar quien es el mejor, si el argentino o el portugués. El balón de Oro, y probablemente el FIFA World Player, son para Lionel. Pero no nos engañemos, posiblemente ha sido el impresionante año del FCB y la larga lesión de Cristiano la que ha pesado más en la consecución del Balón de Oro (y el probable FWP), porque los méritos individuales están muy igualados. Más allá de ello, es muy complicado decidirse.

Messi es el futbolista más desbordante que nunca haya existido Su determinación para percutir y sortear las líneas defensivas rivales no tiene parangón. Su agilidad, su forma de deshacerse de los contrarios, su verticalidad y la imposibilidad de arrancarle el balón, debido a su increíble estabilidad, su pequeño tamaño y a su habilidad para llevar el cuero pegado al pie, le hacen ser lo que es hoy en día.

Por otra parte, CR9 es un espectáculo puro. Un súper clase. Es un pura sangre del fútbol, su pinta sobre le césped es impresionante. No me refiero sólo al aspecto sexual del chico (por cierto, ensordecedor los gritos de las adolescentes cada vez que la toca el portugués), sino la pinta de futbolista de calidad del de Madeira. Es más completo que Messi, sin duda, no solo desborda sino que cabecea de lujo y levanta la cabeza y centra como los ángeles. En su contra, sin embargo, la mentalidad endiosada e individualista del madridista. Nadie se imagina a Messi haciendo el extraño ritual de cara a la galería que hace CR9 antes de botar una falta, ni dejando de alegrarse por que un compañero haya marcado tras un fallo suyo, ni dejando de jugar un partido clave por enseñar su trabajado físico al público y las cámaras.

La demostración de esa rivalidad y de esta forma tan opuesta de ver y vivir el fútbol la hemos visto esta semana con la simple ejecución de dos faltas que acabaron en gol. Una en Marsella, por parte de CR9; y en Kiev, por parte de Messi.

La del madridista fue como su autor. Espectacular, una especie de folha seca, pero con el balón más duro, sin spin, plano y con súbita caída. Imparable.

La de Lionel, más clásica, pero no por menos original, menos imparable. Con rosquita, muy tocada, con exquisita técnica. Como el ejecutor, el chut es más “humilde” pero tan efectivo o más que la falta ejecutada por Cristiano contra el OM.

Yo estoy entusiasmado con el duelo de egos, supongo que ustedes también. La jornada liguera de esta semana estará vacía del talento de ambas estrellas, pues uno está sancionado y otro lesionado. Y yo ya estoy pensando en la jornada de dentro de 10 días.

Antagonistas

Antonio Pérez Gómez
Antonio Pérez Gómez
viernes, 11 de diciembre de 2009, 08:01 h (CET)
Cuando Cristiano llegó a España, todo el mundillo futbolístico pudo adivinar que íbamos a tener un duelo épico en nuestra liga. No sólo se trata de tener a los dos mejores futbolistas del mundo en nuestra casa. Se trata de que estos dos jugadores están en las filas de dos equipos diferentes (imaginen lo que supondría para el resto de los competidores si ambos militaran en un sólo equipo), y que esos dos equipos son, además, el Madrid y el Barça, los dos más acérrimos antagonistas del mundo del fútbol.

Messi y Ronaldo son dos jovencísimos jugadores (asombra recordar que tienen 22 y 24 años) que han conseguido todo a nivel individual y muchísimo a nivel colectivo. Son los dos epítomes del fútbol internacional. Ricos, poderosos, influyentes, son los reyes del deporte rey. Pocas veces se ha alcanzado la espectacularidad que estos dos jugadores han logrado.

Pero es que poca gente esperaba que estos dos chicos dieran la lección de protagonismo que ambos están dando en sus respectivos clubes. Como ambos desempeñan funciones parecidas sobre el terreno de juego, es fácil comparar lo que hace el uno y el otro. Además, ambas estrellas se están esforzando en intentar demostrar quien es la mejor del mundo.

Y lo cierto es que no me encuentro con fuerzas para intentar dilucidar quien es el mejor, si el argentino o el portugués. El balón de Oro, y probablemente el FIFA World Player, son para Lionel. Pero no nos engañemos, posiblemente ha sido el impresionante año del FCB y la larga lesión de Cristiano la que ha pesado más en la consecución del Balón de Oro (y el probable FWP), porque los méritos individuales están muy igualados. Más allá de ello, es muy complicado decidirse.

Messi es el futbolista más desbordante que nunca haya existido Su determinación para percutir y sortear las líneas defensivas rivales no tiene parangón. Su agilidad, su forma de deshacerse de los contrarios, su verticalidad y la imposibilidad de arrancarle el balón, debido a su increíble estabilidad, su pequeño tamaño y a su habilidad para llevar el cuero pegado al pie, le hacen ser lo que es hoy en día.

Por otra parte, CR9 es un espectáculo puro. Un súper clase. Es un pura sangre del fútbol, su pinta sobre le césped es impresionante. No me refiero sólo al aspecto sexual del chico (por cierto, ensordecedor los gritos de las adolescentes cada vez que la toca el portugués), sino la pinta de futbolista de calidad del de Madeira. Es más completo que Messi, sin duda, no solo desborda sino que cabecea de lujo y levanta la cabeza y centra como los ángeles. En su contra, sin embargo, la mentalidad endiosada e individualista del madridista. Nadie se imagina a Messi haciendo el extraño ritual de cara a la galería que hace CR9 antes de botar una falta, ni dejando de alegrarse por que un compañero haya marcado tras un fallo suyo, ni dejando de jugar un partido clave por enseñar su trabajado físico al público y las cámaras.

La demostración de esa rivalidad y de esta forma tan opuesta de ver y vivir el fútbol la hemos visto esta semana con la simple ejecución de dos faltas que acabaron en gol. Una en Marsella, por parte de CR9; y en Kiev, por parte de Messi.

La del madridista fue como su autor. Espectacular, una especie de folha seca, pero con el balón más duro, sin spin, plano y con súbita caída. Imparable.

La de Lionel, más clásica, pero no por menos original, menos imparable. Con rosquita, muy tocada, con exquisita técnica. Como el ejecutor, el chut es más “humilde” pero tan efectivo o más que la falta ejecutada por Cristiano contra el OM.

Yo estoy entusiasmado con el duelo de egos, supongo que ustedes también. La jornada liguera de esta semana estará vacía del talento de ambas estrellas, pues uno está sancionado y otro lesionado. Y yo ya estoy pensando en la jornada de dentro de 10 días.

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