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“Las personas son máscaras, las acciones son juegos de enmascarados, los deseos contribuyen al desarrollo normal de la farsa, los hombres denominan toda esta multiplicidad de seres y fenómenos, ¡Consumen el tesoro de sus días disfrazándose de muertos!” Gonzalo Rojas.

El gran bluf de los políticos nacionalistas catalanes

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Cada vez resulta más evidente que, en Cataluña, se está practicando una doble política por parte de los nacionalistas que tiene dos finalidades específicas, aunque ambas se dirijan a un mismo fin que; para ellos, es la consecución de la separación de la comunidad catalana del resto de España, o sea, lo que ellos insisten en denominar la creación de un “estat catalá´” independiente. Claro que no pueden decirles, a los ciudadanos catalanes, lo que, de verdad, iba a sucederles si consiguiesen, por fin, llegar a conseguir esta engañosa independencia que intentan vender como la consecución de un paraíso terrenal en el que todos los catalanes, vivirían como príncipes mediante una especie de liberación de la “opresión” española, que les iba a permitir vivir una existencia mejor, con un nivel de vida más elevado, formando parte como uno más de los países de la UE y disfrutando de un intercambio comercial sin aranceles, fronteras ni restricciones con el resto de países. ¡La vida en Jauja!

En consecuencia, ante la papanatería de los sucesivos gobiernos del Estado español, ésta ha sido, durante muchos años, la labor sorda pero insistente y reiterativa que, los nacionalistas, han ido practicando impunemente; lo que ha contribuido, en gran manera, el proporcionarles un éxito que nunca pensaron conseguir. Fue la falta de inteligencia, de visión y de sentido común de los poderes estatales, cuando les permitieron que la enseñanza pasara a manos de la Generalitat catalana, que no tardó ni un instante en crear todo un entramado de directivos, profesores, maestros y expertos en el idioma catalán, dispuestos a hacerse cargo de adoctrinar a toda la juventud que iba a pasar, primero por las escuelas primarias, más tarde por la enseñanza media y, finalmente, ya completamente adoctrinados, por las aulas universitarias que, como no, también estaban en manos de rectores y catedráticos adictos a la causa independentista ( y algunos comunistas que esperan el turno para cuando llegue su ocasión).

El hecho, innegable, es que la historia de España, que debiera haber sido la misma para ser enseñada en todos los colegios de España, se ha convertido en uno de los utensilios más útiles, en manos de profesores independentistas, para imbuir en sus alumnos unos relatos de lo sucedido en los últimos siglos que, gracias a esta absurda y canallesca ley de la Memoria Histórica, poco o nada tienen que ver con los que, los que ya tenemos algunos años, vivimos personalmente, tanto durante la Guerra Civil, cuando éramos unos niños, como en los sucesivos años, durante el gobierno del general Franco, en los que nos es imposible reconocer nada de lo que, estos tendenciosos historiadores, fabricantes de pamemas e historias de ficción, pretenden hacer creer a quienes están dispuestos a aceptar, como bueno, lo que sus educadores les hacen creer.

La indiferencia y pasividad con la que, unas veces por conveniencia y otras por miedo a crear un problema, los sucesivos gobiernos que ha tenido España, han ido haciendo la vista gorda a lo que vascos y catalanes han ido fomentando, sin alharacas ni demostraciones ostentosas, con el resultado de que ahora, cuando ya el número de independentistas viene rodando el 50% de la población catalana, sin duda, se ha convertido en un problema de primera magnitud, que pudiera fácilmente haberse evitado si, los sucesivos presidentes de los gobiernos de la democracia, hubieran tenido un sentido patriótico más arraigado, una convicción más firme de cuáles eran sus deberes para con el país y un sentido de la responsabilidad más de acuerdo con lo establecido en la Constitución española de 1978, en la que se arbitran los remedios para cuando las situaciones que, en la actualidad nos están afectando, requieren que se aplique, sin paliativos, las disposiciones de nuestra Carta Magna.

El otro aspecto que han intentado explotar los políticos nacionalistas catalanes, hasta hora con escaso o ningún resultado, ha sido el de conseguir apoyo internacional para su causa. Visitas a mandatarios extranjeros (pocas o ninguna), entrevistas con ministros o con directivos de partidos u organizaciones de otras naciones (se pueden contar como fracasos, por el nulo o limitado éxito), amén de intentos de involucrar a la ONU o al Parlamento Europeo, en cuyo caso el resultado ha sido patético. Fracaso abrumador y total. Sin embargo, los dirigentes separatistas no han dejado de insistir en pedir una Cataluña independiente que formaría parte de Europa, con la que seguiría comerciando y recibiendo los beneficios propios de un país miembro de la UE, conscientes de que estaban mintiendo al pueblo catalán, ya que la legislación europea, resulta clara y terminante cuando declara la imposibilidad de que, un país desgajado de otro perteneciente al club europeo, no podrá formar parte de la Unión ni recibir subvención alguna, ni obtener créditos, ayudas o compra de bonos por parte, tanto del BCE como del BEI o del propio FMI.

Pero es que, actualmente, hasta pretenden extender el engaño a lo que, para ellos, es fundamental, el apoyo masivo en las calles a su causa independentistas. Lo cierto es que la tan cacareada asistencia multitudinaria a las manifestaciones del pasado 11 de noviembre, también ha sido otro engaño, manipulado desde los órganos de gobierno de Cataluña, cuando han pretendido vender cifras de asistencia que, unos días después, han sido rotundamente desmentidas por un estudio de la Universidad de Florida, elaborado por el doctor Haaron Idrees del Centro de Investigación y Cómputo (CRCV) de la citada universidad estadounidense, presentado en Barcelona por Albert Satorra, catedrático de Estadística de la Universidad Pompeu y Fabra ( no de ninguna de la otras universidades españolas). El resultado es apabullante: ni un millón en total ni más de medio millón en Barcelona, son las cifras que dieron los periódicos adictos a la causa catalana, las TV y los políticos catalanes, en su afán de minimizar el desastre de la convocatoria que, el año anterior, tuvo una asistencia masiva. Para realizar el estudio se tomaron en cuenta los datos obtenidos por el” Institud Cartografic i Geologic de Cataluña” y los parámetros internacionales de densidad en concentraciones y las imágenes de la retrasmisión de la TV autonómica. Todos datos de casa nada inventado.

Los resultados han sido los siguientes: el total de asistentes a las manifestaciones de la última “Diada” fue de ¡292.000 personas ¡. En Barcelona se habla de 140.000 asistentes y en Tarragona 65.000. Cifras, todas ellas, muy alejadas de las que se difundieron desde la Administración catalana que, como es evidente, intentó aparentar que (aun reconociendo una asistencia menor que la del año anterior) la diferencia no fuera tan espectacular como la que, en realidad, fue. El bluf estaba servido. Pero hay otros datos que confirman el enfriamiento que la situación del país, en general, y que han ido calando en el sentido común de muchos catalanes que van viendo cómo, las ventajas que pensaban que se obtendrían de una hipotética independencia, cada día que pasa se convierten en incertidumbres y, cada vez, ven más lejana la posibilidad de que, Cataluña, logre su independencia y, ven con más preocupación el hecho de que, un estado independiente, no acabase siendo un desastre total para el pueblo catalán.

Por otra parte, algunos de los fichajes que, Artur Más y sus correligionarios, hicieron para montar la Administración Tributaria catalana, una de las estructuras del nuevo estado, han quedado en agua de borrajas; como ha sido el caso de Joan Iglesias ex inspector de la Delegación de Hacienda de Barcelona, que ya pidió su reingreso como funcionario del Estado (español, por supuesto). La señora Teresa Ribas, de perfil técnico, que había sido reclutada para la Oficina Tributaria y, apenas unas semanas después, pedía su dimisión para ocupar un puesto en el Ayuntamiento de Barcelona. En la última oferta de empleo de la Generalitat, relativa al cobro y gestión de tributos, sólo se presentaron 19 para cubrir 40 plazas. La Agencia de Junqueras pretende cancelar los convenios existentes con los Registradores de la Propiedad, Mercantiles y Bienes inmuebles de Cataluña para la administración de tributos recaudados en Cataluña, con el fin de pasar de una plantilla de 350 funcionarios actuales a una de 800 (no existen presupuestos autonómicos que contengan la cantidad necesaria para cubrir el coste de estos nuevos funcionarios).

Si bien es cierto que, a nivel de la calle, sigue existiendo una gran masa de ciudadanos catalanes mal informados, peor aconsejados y propicios a intentar la aventura separatista, negándose a admitir que, todo lo que se les advierte respecto a Europa y la imposibilidad de que un gobierno catalán, sin las ayudas que viene recibiendo del Estado, con más de 65.000 millones de euros de deuda pública (avalada por el Estado), sin cuyo aval la calificación que, las agencias de rating vienen dando a la deuda catalana de “bono basura” o sea la de BB-, haría imposible cualquier tipo de financiación externa, porque nadie se atrevería, a ningún tipo de interés, a arriesgar sus inversiones en semejantes valores; sea cierto, al atribuirlo a quienes quieren impedir el proceso independentista de Cataluña o sea, el resto de los españoles. En el castigo, si llegara a producirse semejante barbaridad, iban a tener su penitencia.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, hemos llegado a la conclusión de que, en Cataluña, existen muchos catalanistas que desearían tener más competencias, pagar menos impuestos (¡Y quién no!) y tener más inversiones en estructuras dentro de la comunidad catalana; sin embargo, tenemos por cierto que, llegado el momento de emprender una ventura separatista en serio, exponerse a una ruptura completa con España e iniciar una, más que dudosa, singladura fuera de la UE; es muy posible que los que se decidieran a dar el salto fueran muchos menos de los que, los políticos secesionistas catalanes, piensan que les seguirían en tan arriesgada apuesta. O esta es nuestra impresión.

El gran bluf de los políticos nacionalistas catalanes

“Las personas son máscaras, las acciones son juegos de enmascarados, los deseos contribuyen al desarrollo normal de la farsa, los hombres denominan toda esta multiplicidad de seres y fenómenos, ¡Consumen el tesoro de sus días disfrazándose de muertos!” Gonzalo Rojas.
Miguel Massanet
miércoles, 21 de septiembre de 2016, 00:41 h (CET)
Cada vez resulta más evidente que, en Cataluña, se está practicando una doble política por parte de los nacionalistas que tiene dos finalidades específicas, aunque ambas se dirijan a un mismo fin que; para ellos, es la consecución de la separación de la comunidad catalana del resto de España, o sea, lo que ellos insisten en denominar la creación de un “estat catalá´” independiente. Claro que no pueden decirles, a los ciudadanos catalanes, lo que, de verdad, iba a sucederles si consiguiesen, por fin, llegar a conseguir esta engañosa independencia que intentan vender como la consecución de un paraíso terrenal en el que todos los catalanes, vivirían como príncipes mediante una especie de liberación de la “opresión” española, que les iba a permitir vivir una existencia mejor, con un nivel de vida más elevado, formando parte como uno más de los países de la UE y disfrutando de un intercambio comercial sin aranceles, fronteras ni restricciones con el resto de países. ¡La vida en Jauja!

En consecuencia, ante la papanatería de los sucesivos gobiernos del Estado español, ésta ha sido, durante muchos años, la labor sorda pero insistente y reiterativa que, los nacionalistas, han ido practicando impunemente; lo que ha contribuido, en gran manera, el proporcionarles un éxito que nunca pensaron conseguir. Fue la falta de inteligencia, de visión y de sentido común de los poderes estatales, cuando les permitieron que la enseñanza pasara a manos de la Generalitat catalana, que no tardó ni un instante en crear todo un entramado de directivos, profesores, maestros y expertos en el idioma catalán, dispuestos a hacerse cargo de adoctrinar a toda la juventud que iba a pasar, primero por las escuelas primarias, más tarde por la enseñanza media y, finalmente, ya completamente adoctrinados, por las aulas universitarias que, como no, también estaban en manos de rectores y catedráticos adictos a la causa independentista ( y algunos comunistas que esperan el turno para cuando llegue su ocasión).

El hecho, innegable, es que la historia de España, que debiera haber sido la misma para ser enseñada en todos los colegios de España, se ha convertido en uno de los utensilios más útiles, en manos de profesores independentistas, para imbuir en sus alumnos unos relatos de lo sucedido en los últimos siglos que, gracias a esta absurda y canallesca ley de la Memoria Histórica, poco o nada tienen que ver con los que, los que ya tenemos algunos años, vivimos personalmente, tanto durante la Guerra Civil, cuando éramos unos niños, como en los sucesivos años, durante el gobierno del general Franco, en los que nos es imposible reconocer nada de lo que, estos tendenciosos historiadores, fabricantes de pamemas e historias de ficción, pretenden hacer creer a quienes están dispuestos a aceptar, como bueno, lo que sus educadores les hacen creer.

La indiferencia y pasividad con la que, unas veces por conveniencia y otras por miedo a crear un problema, los sucesivos gobiernos que ha tenido España, han ido haciendo la vista gorda a lo que vascos y catalanes han ido fomentando, sin alharacas ni demostraciones ostentosas, con el resultado de que ahora, cuando ya el número de independentistas viene rodando el 50% de la población catalana, sin duda, se ha convertido en un problema de primera magnitud, que pudiera fácilmente haberse evitado si, los sucesivos presidentes de los gobiernos de la democracia, hubieran tenido un sentido patriótico más arraigado, una convicción más firme de cuáles eran sus deberes para con el país y un sentido de la responsabilidad más de acuerdo con lo establecido en la Constitución española de 1978, en la que se arbitran los remedios para cuando las situaciones que, en la actualidad nos están afectando, requieren que se aplique, sin paliativos, las disposiciones de nuestra Carta Magna.

El otro aspecto que han intentado explotar los políticos nacionalistas catalanes, hasta hora con escaso o ningún resultado, ha sido el de conseguir apoyo internacional para su causa. Visitas a mandatarios extranjeros (pocas o ninguna), entrevistas con ministros o con directivos de partidos u organizaciones de otras naciones (se pueden contar como fracasos, por el nulo o limitado éxito), amén de intentos de involucrar a la ONU o al Parlamento Europeo, en cuyo caso el resultado ha sido patético. Fracaso abrumador y total. Sin embargo, los dirigentes separatistas no han dejado de insistir en pedir una Cataluña independiente que formaría parte de Europa, con la que seguiría comerciando y recibiendo los beneficios propios de un país miembro de la UE, conscientes de que estaban mintiendo al pueblo catalán, ya que la legislación europea, resulta clara y terminante cuando declara la imposibilidad de que, un país desgajado de otro perteneciente al club europeo, no podrá formar parte de la Unión ni recibir subvención alguna, ni obtener créditos, ayudas o compra de bonos por parte, tanto del BCE como del BEI o del propio FMI.

Pero es que, actualmente, hasta pretenden extender el engaño a lo que, para ellos, es fundamental, el apoyo masivo en las calles a su causa independentistas. Lo cierto es que la tan cacareada asistencia multitudinaria a las manifestaciones del pasado 11 de noviembre, también ha sido otro engaño, manipulado desde los órganos de gobierno de Cataluña, cuando han pretendido vender cifras de asistencia que, unos días después, han sido rotundamente desmentidas por un estudio de la Universidad de Florida, elaborado por el doctor Haaron Idrees del Centro de Investigación y Cómputo (CRCV) de la citada universidad estadounidense, presentado en Barcelona por Albert Satorra, catedrático de Estadística de la Universidad Pompeu y Fabra ( no de ninguna de la otras universidades españolas). El resultado es apabullante: ni un millón en total ni más de medio millón en Barcelona, son las cifras que dieron los periódicos adictos a la causa catalana, las TV y los políticos catalanes, en su afán de minimizar el desastre de la convocatoria que, el año anterior, tuvo una asistencia masiva. Para realizar el estudio se tomaron en cuenta los datos obtenidos por el” Institud Cartografic i Geologic de Cataluña” y los parámetros internacionales de densidad en concentraciones y las imágenes de la retrasmisión de la TV autonómica. Todos datos de casa nada inventado.

Los resultados han sido los siguientes: el total de asistentes a las manifestaciones de la última “Diada” fue de ¡292.000 personas ¡. En Barcelona se habla de 140.000 asistentes y en Tarragona 65.000. Cifras, todas ellas, muy alejadas de las que se difundieron desde la Administración catalana que, como es evidente, intentó aparentar que (aun reconociendo una asistencia menor que la del año anterior) la diferencia no fuera tan espectacular como la que, en realidad, fue. El bluf estaba servido. Pero hay otros datos que confirman el enfriamiento que la situación del país, en general, y que han ido calando en el sentido común de muchos catalanes que van viendo cómo, las ventajas que pensaban que se obtendrían de una hipotética independencia, cada día que pasa se convierten en incertidumbres y, cada vez, ven más lejana la posibilidad de que, Cataluña, logre su independencia y, ven con más preocupación el hecho de que, un estado independiente, no acabase siendo un desastre total para el pueblo catalán.

Por otra parte, algunos de los fichajes que, Artur Más y sus correligionarios, hicieron para montar la Administración Tributaria catalana, una de las estructuras del nuevo estado, han quedado en agua de borrajas; como ha sido el caso de Joan Iglesias ex inspector de la Delegación de Hacienda de Barcelona, que ya pidió su reingreso como funcionario del Estado (español, por supuesto). La señora Teresa Ribas, de perfil técnico, que había sido reclutada para la Oficina Tributaria y, apenas unas semanas después, pedía su dimisión para ocupar un puesto en el Ayuntamiento de Barcelona. En la última oferta de empleo de la Generalitat, relativa al cobro y gestión de tributos, sólo se presentaron 19 para cubrir 40 plazas. La Agencia de Junqueras pretende cancelar los convenios existentes con los Registradores de la Propiedad, Mercantiles y Bienes inmuebles de Cataluña para la administración de tributos recaudados en Cataluña, con el fin de pasar de una plantilla de 350 funcionarios actuales a una de 800 (no existen presupuestos autonómicos que contengan la cantidad necesaria para cubrir el coste de estos nuevos funcionarios).

Si bien es cierto que, a nivel de la calle, sigue existiendo una gran masa de ciudadanos catalanes mal informados, peor aconsejados y propicios a intentar la aventura separatista, negándose a admitir que, todo lo que se les advierte respecto a Europa y la imposibilidad de que un gobierno catalán, sin las ayudas que viene recibiendo del Estado, con más de 65.000 millones de euros de deuda pública (avalada por el Estado), sin cuyo aval la calificación que, las agencias de rating vienen dando a la deuda catalana de “bono basura” o sea la de BB-, haría imposible cualquier tipo de financiación externa, porque nadie se atrevería, a ningún tipo de interés, a arriesgar sus inversiones en semejantes valores; sea cierto, al atribuirlo a quienes quieren impedir el proceso independentista de Cataluña o sea, el resto de los españoles. En el castigo, si llegara a producirse semejante barbaridad, iban a tener su penitencia.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, hemos llegado a la conclusión de que, en Cataluña, existen muchos catalanistas que desearían tener más competencias, pagar menos impuestos (¡Y quién no!) y tener más inversiones en estructuras dentro de la comunidad catalana; sin embargo, tenemos por cierto que, llegado el momento de emprender una ventura separatista en serio, exponerse a una ruptura completa con España e iniciar una, más que dudosa, singladura fuera de la UE; es muy posible que los que se decidieran a dar el salto fueran muchos menos de los que, los políticos secesionistas catalanes, piensan que les seguirían en tan arriesgada apuesta. O esta es nuestra impresión.

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Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
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