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“Una prensa cínica, mercenaria y demagógica producirá un pueblo cínico, mercenario y demagógico”. Joseph Pulitzer (1847-1911)

La izquierda mediática tóxica: el cuarto poder en España

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Seguramente si, al filósofo Montesquieu (Siglos XVII y XVIII), alguien le hubiera hablado de la posibilidad de que otro poder sobrevenido le hubiera disputado la hegemonía a sus tres poderes, diferenciados e independientes, recogidos en su obra "El espíritu de las leyes", para el gobierno de una nación, con el evidente fin de evitar poderes totalitarios, absolutistas o dictatoriales, describiendo los fundamentos de la organización política liberal, es posible que hubiera desechado la idea por absurda e improbable. Es obvio que, en los tiempos de tan insigne filósofo, las comunicaciones eran lentas, los mensajes tardaban meses o años en llegar, cuando los lugares que los mensajeros estaban alejados entre sí y, muy frecuentemente, las noticias pasaban de boca a boca de modo que, en este trasvase, era muy posible que los hechos ocurridos en un lugar llegaran ya distorsionados las informaciones a sus lugares de destino. No existían, como sucede en la actualidad, procedimientos novedosos que, en fracciones de segundo, son capaces de recorrer distancias que, en aquellos tiempos se hubieran considerado como utópicas y absurdas. El filósofo de la Ilustración fue el responsable de explicar, sistematizar y ampliar el reparto de competencias que se habían establecido con anterioridad por Locke, de modo que, sin duda, su aportación a los sistemas de gobierno de aquellas épocas debió de ser no sólo novedoso sino un impacto revolucionario para aquellas gentes acostumbradas a los gobiernos absolutistas y, en la mayoría de los casos, tiránicos.

Sin embargo, los avances técnicos, el enorme recorrido que la ciencia ha cubierto en unos pocos años, los impactantes cambios que la humanidad ha experimentado, en los dos últimos siglos, en los aspectos sociales y los adelantos que han experimentado los métodos de enseñanza, su calidad, su expansión, sus tecnologías y la posibilidad de extenderse a todas las capas sociales, dejando de ser patrimonio exclusivo de las clases acomodadas; lo que ha permitido que la ciencia ampliara su expansión a un número de personas que se han incorporado a la investigación, la propagación y divulgación del saber, que se ha extendido a lugares donde, sólo hace unos años, no existía más que el atraso, la miseria y el más absoluto analfabetismo.

Quizá el sector en el que, los nuevos sistemas de comunicación, las telecomunicaciones, las técnicas de digitación, la telemática y todas las ciencias relacionadas con ellas, ha sido más beneficiado ha sido el de las comunicaciones que, en sólo unos pocos decenios, ha podido constatar que sus capacidades de expansión y la posibilidad de lograr la práctica inmediatez entre la producción de la noticia y su trasmisión a todas las partes del mundo algo que, apenas hace un siglo era completamente inimaginable. Lo que, en un principio, no representaba para la humanidad más que ventajas, mejoras, grandes posibilidades de ver regiones que, de otra manera, la mayoría de personas no hubieran tenido la oportunidad de conocer, en estos momentos, cómodamente sentados en una butaca o un sofá, en sus propias casas, pueden verlo directamente, en colores y en las mejores condiciones y sin los inconvenientes y costes correspondiente a emprender un largo viaje para poder contemplarlo al natural.

Puede que, quizá debido a la rapidez con la que el cambio ha tenido lugar, sea posible que nos hayan traído importantes inconvenientes que, en ocasiones, puedan hacernos lamentar que este tránsito no haya tenido lugar más lentamente, con tiempo para digerirlo y de tomar las medidas preventivas para evitar que, los inevitables aventureros del engaño y el mal, consigan sacar provecho de la mala utilización de aquellos adelantos que, en un principio, representan un gran beneficio para la humanidad pero que, mal utilizados o dándoles un destino distinto a aquel para el que fueron concebidos, puedan causar importantes contratiempos, desgracias y quebrantos para aquellas personas que no sepan defenderse contra la acción de los que se valen del progreso para sus fines particulares, en beneficio propio o de grupos cuya finalidad estriba en aprovecharse de la ignorancia o la inocencia de aquellas personas en las que puedan influir con sus utopías, engaños y mala fe.

Deberemos reconocer que, en nuestra nación, España, las izquierdas, los antisistema, los llamados “progresistas”, los que presumen de intelectuales, aunque solo lo sean en apariencia, los comunistas llegados de fuera, especialmente los de Podemos, de origen bolivariano, llegados desde Venezuela, los anarquistas y los de esta farándula, inconformista, protestona y siempre dispuesta a arrimarse a cualquier tipo de revolucionarios que pretenda acabar con la seguridad, el orden, la tranquilidad y la paz de los ciudadanos que, lo único a lo que aspiran es a vivir sin problemas y sin que nadie les impida gozar tranquilamente de su existencia; han conseguido una ventaja notable en cuanto al control de la mayoría de los medios de comunicación, sean radios, sean periódicos, magazines, revistas o publicaciones periódicas.

La mayoría de los periodistas que hoy cortan el bacalao en los medios de comunicación de nuestro país, provienen de universidades en las que sus profesores han dado prioridad el tema político, a lo que debiera haber sido el programar una enseñanza de calidad para sus alumnos que ha cedido en favor de las huelgas de tipo político, las algaradas, las presiones, la falta de autoridad de los profesores o catedráticos, la radicalización de las aulas y la poca democracia existente en la mayoría de universidades e institutos, de tal modo que, cuando se trata de permitir que se produzcan charlas por personas que no son de izquierdas y no comparten los postulados totalitarios de los extremistas, en raras ocasiones consiguen poder celebrar estos actos sin incidentes y, en la mayoría de los casos, el orador no puede asistir a las aulas por la actitud amenazadora y violenta de estos “demócratas” de vía estrecha, que entienden la democracia como un trágala para todos aquellos que no piensen como ellos.

La derecha y el centro han perdido la batalla contra esta pandilla que llevan años siendo dueños de las aulas, que han conseguido ir ocupando los puestos claves de las universidades y que, desde ellas, intentan boicotear, por todos los medios y empleando las ventajas que les proporcionan los micrófonos, las TV, la prensa escrita y las aulas para, sea con medias verdades, engaños, mentiras, artimañas, tergiversaciones históricas y la enseñanza de lo que ocurrió en la Guerra Civil española, de una forma parcial, inexacta, espuria, tendenciosa y cuajada de olvidos esenciales como podría ser no mencionar en absoluto todo el tema de las “chekas”, aquellas cámaras terribles que, los comunistas que vinieron de la Unión Soviética, se trajeron a Madrid, Barcelona y Valencia para torturar, enloquecer y asesinar a ciudadanos cuya única culpa había sido el ser ricos, el ser católicos o el no comulgar con las doctrinas y procedimientos asesinos de los que, antes del levantamiento del 18 de Julio de 1936 habían convertido las calles de las grandes capitales de España en verdaderos dominios de los sindicatos armados de la CNT, la FAI, las milicias de las Juventudes Socialistas ( dirigidas por Carrillo) y los anarquistas, todos ellos convertidos en bandas que, por las noches, recorrían las ciudades para visitar a todos aquellos que ellos consideraban que debían ser asaltados, robados, trasladados a las checas para ser torturados y finalmente, llevados a las afueras de las ciudades para ser asesinados alevosamente, sin posibilidad alguna de defenderse ni ser sometidos a juicio alguno.

Esta prensa de hoy es la que explica la Historia según su particular forma de verla y no, precisamente, como tuvieron lugar los hechos que ellos venden con si fueran reales. Esta es la prensa que, desde que el PP (con todos sus defectos y corrupción, algo que, por cierto, parece que no les perjudica a los Socialistas),gobierna España no hacen más que atacarlo cuando ellos tienen el mayor semillero de corrupción, tanto en cantidad de afectados como en cuantía de lo defraudado en su feudo de Andalucía, que, al parecer, con la separación de la juez Alaya del caso, parece ser que su sustituta permite que las causas prescriban y las va distribuyendo entre distintos juzgados, lo que permite que, sin levantar revuelo, todo se vaya difuminando sin que ninguno de los imputados reciba el castigo que se merece ¡esta es la Justicia que reclaman los socialistas para los otros, pero no para ellos!

Hoy en día no hay juez, tribunal, político ni personaje importante de la economía, la banca, la industria o la jet, que no tiemble cuando la prensa fija su mirada en él. Veamos lo que está sucediendo cuando, de forma masiva, sin más que las acusaciones de una parte de la prensa, la inquina de un periodista en contra de un partido o de un personaje determinado, se pone bajo la picota de los artículos acusatorios de la prensa a una persona o a un grupo de ellas, acusándolas de unos delitos o acciones poco correctas, que alguien ha decidido por su cuenta que han cometido y que se sacan a la luz en el momento menos conveniente para el que recibe tal acusación o para el partido al que pertenece, por ejemplo, en víspera de unas elecciones. ¿Quién lo impide? Nadie ¿A quién perjudican? Por supuesto a los que se les acusa, sin posibilidades de defenderse, sin haber sido imputados o investigados e incluso antes de que la Justicia los cite a declarar. Lo peor es que hay personas que justifican este linchamiento moral pretendiendo alegar que, esta interferencia en la acción judicial, adelantando una sentencia que, por mucho que se esmeraran los jueces no podrían impartir, condenado o declarando inocente al imputado, tardaría cumpliendo todas las etapas procesales varios meses e incluso años, es algo políticamente justificable. ¿Dónde está, en estos casos la presunción de inocencia? En ningún lugar, porque la prensa ya ha convencido a los ciudadanos de la culpabilidad de aquel al que han decidido crucificar, antes de saber si es culpable o inocente.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos como todos estos que presumen de quijotes, de vengadores o de regeneradores de la política, son capaces de incurrir en los más repugnantes, sucios, y vergonzosos métodos para juzgar, muchas veces sin algo más que indicios o suposiciones, a personas que, por el mero hecho de aparecer acusadas en la prensa o la TV, ya se convierten en carne de horca para los ciudadanos que se creen, a pies juntillas, a estos vudús mediáticos. ¡Dios nos libre de semejante gentuza!

La izquierda mediática tóxica: el cuarto poder en España

“Una prensa cínica, mercenaria y demagógica producirá un pueblo cínico, mercenario y demagógico”. Joseph Pulitzer (1847-1911)
Miguel Massanet
viernes, 16 de septiembre de 2016, 08:45 h (CET)
Seguramente si, al filósofo Montesquieu (Siglos XVII y XVIII), alguien le hubiera hablado de la posibilidad de que otro poder sobrevenido le hubiera disputado la hegemonía a sus tres poderes, diferenciados e independientes, recogidos en su obra "El espíritu de las leyes", para el gobierno de una nación, con el evidente fin de evitar poderes totalitarios, absolutistas o dictatoriales, describiendo los fundamentos de la organización política liberal, es posible que hubiera desechado la idea por absurda e improbable. Es obvio que, en los tiempos de tan insigne filósofo, las comunicaciones eran lentas, los mensajes tardaban meses o años en llegar, cuando los lugares que los mensajeros estaban alejados entre sí y, muy frecuentemente, las noticias pasaban de boca a boca de modo que, en este trasvase, era muy posible que los hechos ocurridos en un lugar llegaran ya distorsionados las informaciones a sus lugares de destino. No existían, como sucede en la actualidad, procedimientos novedosos que, en fracciones de segundo, son capaces de recorrer distancias que, en aquellos tiempos se hubieran considerado como utópicas y absurdas. El filósofo de la Ilustración fue el responsable de explicar, sistematizar y ampliar el reparto de competencias que se habían establecido con anterioridad por Locke, de modo que, sin duda, su aportación a los sistemas de gobierno de aquellas épocas debió de ser no sólo novedoso sino un impacto revolucionario para aquellas gentes acostumbradas a los gobiernos absolutistas y, en la mayoría de los casos, tiránicos.

Sin embargo, los avances técnicos, el enorme recorrido que la ciencia ha cubierto en unos pocos años, los impactantes cambios que la humanidad ha experimentado, en los dos últimos siglos, en los aspectos sociales y los adelantos que han experimentado los métodos de enseñanza, su calidad, su expansión, sus tecnologías y la posibilidad de extenderse a todas las capas sociales, dejando de ser patrimonio exclusivo de las clases acomodadas; lo que ha permitido que la ciencia ampliara su expansión a un número de personas que se han incorporado a la investigación, la propagación y divulgación del saber, que se ha extendido a lugares donde, sólo hace unos años, no existía más que el atraso, la miseria y el más absoluto analfabetismo.

Quizá el sector en el que, los nuevos sistemas de comunicación, las telecomunicaciones, las técnicas de digitación, la telemática y todas las ciencias relacionadas con ellas, ha sido más beneficiado ha sido el de las comunicaciones que, en sólo unos pocos decenios, ha podido constatar que sus capacidades de expansión y la posibilidad de lograr la práctica inmediatez entre la producción de la noticia y su trasmisión a todas las partes del mundo algo que, apenas hace un siglo era completamente inimaginable. Lo que, en un principio, no representaba para la humanidad más que ventajas, mejoras, grandes posibilidades de ver regiones que, de otra manera, la mayoría de personas no hubieran tenido la oportunidad de conocer, en estos momentos, cómodamente sentados en una butaca o un sofá, en sus propias casas, pueden verlo directamente, en colores y en las mejores condiciones y sin los inconvenientes y costes correspondiente a emprender un largo viaje para poder contemplarlo al natural.

Puede que, quizá debido a la rapidez con la que el cambio ha tenido lugar, sea posible que nos hayan traído importantes inconvenientes que, en ocasiones, puedan hacernos lamentar que este tránsito no haya tenido lugar más lentamente, con tiempo para digerirlo y de tomar las medidas preventivas para evitar que, los inevitables aventureros del engaño y el mal, consigan sacar provecho de la mala utilización de aquellos adelantos que, en un principio, representan un gran beneficio para la humanidad pero que, mal utilizados o dándoles un destino distinto a aquel para el que fueron concebidos, puedan causar importantes contratiempos, desgracias y quebrantos para aquellas personas que no sepan defenderse contra la acción de los que se valen del progreso para sus fines particulares, en beneficio propio o de grupos cuya finalidad estriba en aprovecharse de la ignorancia o la inocencia de aquellas personas en las que puedan influir con sus utopías, engaños y mala fe.

Deberemos reconocer que, en nuestra nación, España, las izquierdas, los antisistema, los llamados “progresistas”, los que presumen de intelectuales, aunque solo lo sean en apariencia, los comunistas llegados de fuera, especialmente los de Podemos, de origen bolivariano, llegados desde Venezuela, los anarquistas y los de esta farándula, inconformista, protestona y siempre dispuesta a arrimarse a cualquier tipo de revolucionarios que pretenda acabar con la seguridad, el orden, la tranquilidad y la paz de los ciudadanos que, lo único a lo que aspiran es a vivir sin problemas y sin que nadie les impida gozar tranquilamente de su existencia; han conseguido una ventaja notable en cuanto al control de la mayoría de los medios de comunicación, sean radios, sean periódicos, magazines, revistas o publicaciones periódicas.

La mayoría de los periodistas que hoy cortan el bacalao en los medios de comunicación de nuestro país, provienen de universidades en las que sus profesores han dado prioridad el tema político, a lo que debiera haber sido el programar una enseñanza de calidad para sus alumnos que ha cedido en favor de las huelgas de tipo político, las algaradas, las presiones, la falta de autoridad de los profesores o catedráticos, la radicalización de las aulas y la poca democracia existente en la mayoría de universidades e institutos, de tal modo que, cuando se trata de permitir que se produzcan charlas por personas que no son de izquierdas y no comparten los postulados totalitarios de los extremistas, en raras ocasiones consiguen poder celebrar estos actos sin incidentes y, en la mayoría de los casos, el orador no puede asistir a las aulas por la actitud amenazadora y violenta de estos “demócratas” de vía estrecha, que entienden la democracia como un trágala para todos aquellos que no piensen como ellos.

La derecha y el centro han perdido la batalla contra esta pandilla que llevan años siendo dueños de las aulas, que han conseguido ir ocupando los puestos claves de las universidades y que, desde ellas, intentan boicotear, por todos los medios y empleando las ventajas que les proporcionan los micrófonos, las TV, la prensa escrita y las aulas para, sea con medias verdades, engaños, mentiras, artimañas, tergiversaciones históricas y la enseñanza de lo que ocurrió en la Guerra Civil española, de una forma parcial, inexacta, espuria, tendenciosa y cuajada de olvidos esenciales como podría ser no mencionar en absoluto todo el tema de las “chekas”, aquellas cámaras terribles que, los comunistas que vinieron de la Unión Soviética, se trajeron a Madrid, Barcelona y Valencia para torturar, enloquecer y asesinar a ciudadanos cuya única culpa había sido el ser ricos, el ser católicos o el no comulgar con las doctrinas y procedimientos asesinos de los que, antes del levantamiento del 18 de Julio de 1936 habían convertido las calles de las grandes capitales de España en verdaderos dominios de los sindicatos armados de la CNT, la FAI, las milicias de las Juventudes Socialistas ( dirigidas por Carrillo) y los anarquistas, todos ellos convertidos en bandas que, por las noches, recorrían las ciudades para visitar a todos aquellos que ellos consideraban que debían ser asaltados, robados, trasladados a las checas para ser torturados y finalmente, llevados a las afueras de las ciudades para ser asesinados alevosamente, sin posibilidad alguna de defenderse ni ser sometidos a juicio alguno.

Esta prensa de hoy es la que explica la Historia según su particular forma de verla y no, precisamente, como tuvieron lugar los hechos que ellos venden con si fueran reales. Esta es la prensa que, desde que el PP (con todos sus defectos y corrupción, algo que, por cierto, parece que no les perjudica a los Socialistas),gobierna España no hacen más que atacarlo cuando ellos tienen el mayor semillero de corrupción, tanto en cantidad de afectados como en cuantía de lo defraudado en su feudo de Andalucía, que, al parecer, con la separación de la juez Alaya del caso, parece ser que su sustituta permite que las causas prescriban y las va distribuyendo entre distintos juzgados, lo que permite que, sin levantar revuelo, todo se vaya difuminando sin que ninguno de los imputados reciba el castigo que se merece ¡esta es la Justicia que reclaman los socialistas para los otros, pero no para ellos!

Hoy en día no hay juez, tribunal, político ni personaje importante de la economía, la banca, la industria o la jet, que no tiemble cuando la prensa fija su mirada en él. Veamos lo que está sucediendo cuando, de forma masiva, sin más que las acusaciones de una parte de la prensa, la inquina de un periodista en contra de un partido o de un personaje determinado, se pone bajo la picota de los artículos acusatorios de la prensa a una persona o a un grupo de ellas, acusándolas de unos delitos o acciones poco correctas, que alguien ha decidido por su cuenta que han cometido y que se sacan a la luz en el momento menos conveniente para el que recibe tal acusación o para el partido al que pertenece, por ejemplo, en víspera de unas elecciones. ¿Quién lo impide? Nadie ¿A quién perjudican? Por supuesto a los que se les acusa, sin posibilidades de defenderse, sin haber sido imputados o investigados e incluso antes de que la Justicia los cite a declarar. Lo peor es que hay personas que justifican este linchamiento moral pretendiendo alegar que, esta interferencia en la acción judicial, adelantando una sentencia que, por mucho que se esmeraran los jueces no podrían impartir, condenado o declarando inocente al imputado, tardaría cumpliendo todas las etapas procesales varios meses e incluso años, es algo políticamente justificable. ¿Dónde está, en estos casos la presunción de inocencia? En ningún lugar, porque la prensa ya ha convencido a los ciudadanos de la culpabilidad de aquel al que han decidido crucificar, antes de saber si es culpable o inocente.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, vemos como todos estos que presumen de quijotes, de vengadores o de regeneradores de la política, son capaces de incurrir en los más repugnantes, sucios, y vergonzosos métodos para juzgar, muchas veces sin algo más que indicios o suposiciones, a personas que, por el mero hecho de aparecer acusadas en la prensa o la TV, ya se convierten en carne de horca para los ciudadanos que se creen, a pies juntillas, a estos vudús mediáticos. ¡Dios nos libre de semejante gentuza!

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