Por los países del entorno mediterráneo, especialmente entre los romanos circuló el dicho que da título a este trabajo y que traducido libremente al castellano quiere decir: “No te fíes de los griegos, porque te van a engañar”.

Parece ser que su antigüedad se remonta al año 1144 a. C. cuando el falaz Ulises ideó la tramposa estratagema del caballo de Troya que hizo perecer a Ilión.

Los romanos, al sentirse hijos de los troyanos, según cuenta Virgilio en su Eneida, no tenían confianza alguna en los griegos y de ahí que esta frase haya perdurado a través de los siglos, que incluso yo la he encontrado en textos latinos del siglo XVIII. Esta expresión no sólo la empleaban para referirse al ciudadano griego del pueblo, sino también para sus dirigentes y gobernantes.

Creo que, hoy día, sería un ejercicio inútil demostrar que los griegos, sobre todo, los políticos, son mendaces ya que ellos mismos se han empecinado en manifestarlo reiteradamente ante la UE.

Pero hay otra nación al oeste de Mediterráneo que está haciendo todo lo posible para que se le aplique ese remoquete, porque parece que sus gobernantes, por su mala gestión, sus falsedades y su rectificación continua de lo expresado con anterioridad, provocan que todo el mundo pierda la confianza en ellos y está adquiriendo un grado tal de falta de fe que hace que nadie la crea. Me refiero a España.

Llevamos ya demasiado tiempo con un Gobierno en funciones y sin visos de que esto cambie de rumbo. Hay demasiado empecinamiento, excesivo odio al enemigo, pues ya no se le considera opositor político, sino adversario, son tantas las veces que Pedro Sánchez ha demostrado su resentimiento y animadversión hacia Mariano Rajoy que se está demostrando que no hay voluntad de entendimiento, sí de enfrentamiento.

El 23 de junio del presente año DIARIO SIGLO XXI publicaba un trabajo mío en el que afirmaba que volveríamos a unas terceras elecciones. No he hecho aún los cursos de adivino, ni sé interpretar el Tarot ni lo que dicen las bolas de cristal, pero sí soy un atento observador de lo que ocurre en nuestra España y se da la casualidad de que, hasta la prensa internacional coincide en el mismo juicio que manifiesto, de lo que está ocurriendo en nuestra España.

Como muestra, sin ser prolijos, espigaré algunos comentarios:

El periódico alemán Die Welt ha dicho: "España amenaza con convertirse en ingobernable después de estas elecciones"

The New York Times: “En el mejor de los casos España va a terminar con un gobierno débil. En el peor, los españoles podrían tener que ir a las urnas de nuevo pronto. No es el escenario ideal para un país que todavía está tratando de consolidar una recuperación económica muy esperada".

Desde el 20 de diciembre ppdo, el ritmo de salida de capitales de España por las desinversiones de los no residentes crece de manera alarmante, con el perjuicio que ello conlleva para nuestra economía y el descrédito ante el resto de los países.

Antiguamente la palabra de un caballero español era incuestionable y ¡ay de aquel que osase dudar de su veracidad y de que no cumpliría lo dicho! Se exponía a ser ensartado por la espada del hispano.

¿Ocurre hoy esto? Parece ser que sí, pues tenemos un político que, ante la necesidad que hay de constituir un Gobierno estable que nos saque del atasco en el que estamos, ha pronunciado un rotundo NO ante la posibilidad de formar una coalición con el partido más votado, y no se mueve ni un ápice de esa empecinada, tozuda y pertinaz negativa.

Eso es mantenella y no enmendalla, pese a quien pese, aunque se cause un perjuicio irreparable a los españoles.

En el marasmo político en el que se encuentra nuestra España desde diciembre de 2015 hasta ahora, y sin visos de solución para que haya un entendimiento entre los dos grandes partidos que haga que salgamos de este embarrancamiento en el que nos encontramos sólo puede proporcionarlos descrédito ante el resto de los países, estancamiento del crecimiento del PIB que está por encima del de la media europea, parálisis de la reanimación de la economía, el enlentecimiento de la creación de puestos de trabajo, la aprobación de los presupuestos…y tantas cosas más se van a ir al garete por la actitud empecinadamente negativa de Pedro Sánchez.

Muchos barones del PSOE están en contra de la actitud de su Secretario general, unos lo han manifestado públicamente y otros lo hacen sotto voce, pues comprende que en esta situación no se puede continuar.

Dice que no quiere unas terceras elecciones, pero tampoco presenta otra solución que no sea esa actitud tozudamente negativa. ¿Qué desea entonces?

Con su postura va a hacer que se diga FIDES HISPANA NULLA FIDES.