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Rodrigo Gil-Sabio

Erika y Mireia, las reinas de Europa

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Se llaman Erika y Mireia, de apellidos Villaécija y Belmonte. Son deportistas, de alto nivel sí, y siempre andan de piscina en piscina, buscando superarse a sí mismas. Una es joven pero veterana, la otra es más joven aún y curiosamente también veterana en lides internacionales. Sus cuentas corrientes entiendo que nada tienen que ver, seguro, con las de Messi y Cristiano Ronaldo, y su deporte, la natación, no tiene comparación con el fútbol. Y es una pena, pero es así.

La semana pasada, ambas nadadoras internacionales nos han deleitado en Castellón con dos Records de Europa, nada menos: el de Erika Villaécija en 1.500 libre –kilómetro y medio nadando en poco más de 15 minutos- y en 200 mariposa en poco más de dos minutos en piscina de 25 metros. Ambas son muy buenas, talentosas, y sacrificadas como pocas. Están dando los mejores años de su vida a la natación, un deporte duro, solitario, que sólo entiende de tiempos y marcas. Si estás mal, lo pagas. Si estás bien, reza para que tu rival de la calle de al lado no esté mejor que tú.

De estos deportes olímpicos, esenciales para conocer el termómetro sociodeportivo de un país, sólo nos acordamos cada dos o cuatro años cuando hay Mundiales y Juegos Olímpicos, pero estos nadadores hacen miles de kilómetros al año –volando y nadando- para representar a nuestro país. En el último Mundial, tres medallas masculinas. En próximas competiciones, la natación femenina busca su hueco con Erika y Mireia a la cabeza, pero también con grandes nadadoras como María Peláez, Merche Peris, Ángela San Juan, Melanie Costa, Conchi Badillo, Marina García, María Fuster, Lydia Morant, Patricia Castro,… y las que vienen detrás, que no son pocas.

El deporte femenino español, y más en concreto la natación femenina, está demostrando una capacidad competitiva realmente espectacular. En este deporte de luchadoras, las generaciones espontáneas de Erika y la más actual de Mireia encarnan todos los valores que hacen que la natación les marque una hoja de ruta para toda la vida: trabajo, esfuerzo, sacrificio, autocontrol, pasión, lágrimas, orgullo…

Levantarse a las 6 de la mañana en invierno para entrenar en una piscina a no más de 26 grados no es plato de buen gusto para nadie. Estudiar, comer, volver a entrenar, masajes, estudios, orden,…ésta es la vida de otros muchos jóvenes que son un auténtico orgullo para un país que aspire a ser una potencia deportiva. Y cuando se retiren, casi ninguno podrá vivir de esto, lo que les convierte, además, en unos auténticos masoquistas. Ya sabe, si alguna vez usted se topa con uno de ellos y le dice, “yo soy nadador o nadadora”, no lo dude, está ante un deportista con mayúsculas aunque no juegue al fútbol.

Erika y Mireia, las reinas de Europa

Rodrigo Gil-Sabio
Rodrigo Gil
martes, 1 de diciembre de 2009, 03:36 h (CET)
Se llaman Erika y Mireia, de apellidos Villaécija y Belmonte. Son deportistas, de alto nivel sí, y siempre andan de piscina en piscina, buscando superarse a sí mismas. Una es joven pero veterana, la otra es más joven aún y curiosamente también veterana en lides internacionales. Sus cuentas corrientes entiendo que nada tienen que ver, seguro, con las de Messi y Cristiano Ronaldo, y su deporte, la natación, no tiene comparación con el fútbol. Y es una pena, pero es así.

La semana pasada, ambas nadadoras internacionales nos han deleitado en Castellón con dos Records de Europa, nada menos: el de Erika Villaécija en 1.500 libre –kilómetro y medio nadando en poco más de 15 minutos- y en 200 mariposa en poco más de dos minutos en piscina de 25 metros. Ambas son muy buenas, talentosas, y sacrificadas como pocas. Están dando los mejores años de su vida a la natación, un deporte duro, solitario, que sólo entiende de tiempos y marcas. Si estás mal, lo pagas. Si estás bien, reza para que tu rival de la calle de al lado no esté mejor que tú.

De estos deportes olímpicos, esenciales para conocer el termómetro sociodeportivo de un país, sólo nos acordamos cada dos o cuatro años cuando hay Mundiales y Juegos Olímpicos, pero estos nadadores hacen miles de kilómetros al año –volando y nadando- para representar a nuestro país. En el último Mundial, tres medallas masculinas. En próximas competiciones, la natación femenina busca su hueco con Erika y Mireia a la cabeza, pero también con grandes nadadoras como María Peláez, Merche Peris, Ángela San Juan, Melanie Costa, Conchi Badillo, Marina García, María Fuster, Lydia Morant, Patricia Castro,… y las que vienen detrás, que no son pocas.

El deporte femenino español, y más en concreto la natación femenina, está demostrando una capacidad competitiva realmente espectacular. En este deporte de luchadoras, las generaciones espontáneas de Erika y la más actual de Mireia encarnan todos los valores que hacen que la natación les marque una hoja de ruta para toda la vida: trabajo, esfuerzo, sacrificio, autocontrol, pasión, lágrimas, orgullo…

Levantarse a las 6 de la mañana en invierno para entrenar en una piscina a no más de 26 grados no es plato de buen gusto para nadie. Estudiar, comer, volver a entrenar, masajes, estudios, orden,…ésta es la vida de otros muchos jóvenes que son un auténtico orgullo para un país que aspire a ser una potencia deportiva. Y cuando se retiren, casi ninguno podrá vivir de esto, lo que les convierte, además, en unos auténticos masoquistas. Ya sabe, si alguna vez usted se topa con uno de ellos y le dice, “yo soy nadador o nadadora”, no lo dude, está ante un deportista con mayúsculas aunque no juegue al fútbol.

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