Convertir en dinero datos, información y escritos, audios y videos
disponibles en Internet creo que es el presente y el futuro. La pretensión de
Telefónica de que sus clientes cobren a Google y Facebook por usar sus
datos me parece completamente coherente y racional. Porque los beneficios
del marketing digital deben ser compartidos por los usuarios que son el
origen de los mismos. El derecho a la privacidad existe, si bien cada
persona tiene derecho a monetizar sus datos o parte de los mismos.
Considero que existen posibles fórmulas para que no todo sea gratis en
Internet, sobre todo respecto a las empresas que se basan en las tendencias
de consumo que se pueden investigar a través de la red. Me refiero a que
los creadores de contenidos de calidad del tipo que sea merecen
reconocimiento monetario en Internet.
Una ley de propiedad intelectual que afirme estos derechos de un modo
rotundo representaría un avance prodigioso. Se deberían elaborar nuevas
normas y leyes que incentivasen la creación o producción de contenidos
culturales y artísticos que sean pagados a los creadores al ser subidos a los
medios de comunicación o a Internet.
El teletrabajo sería entonces una opción que iría ganando más terreno y
disminuiría el desempleo de una forma considerable. Y esto sería aplicable
a los diversos sectores productivos que estarían presentes online de un
modo más efectivo.
Estoy convencido de que uno de los principales recursos para crear empleo
de calidad será una mayor digitalización. Y aunque lo virtual y lo digital
convivirán necesariamente con lo presencial será factible una explotación
económica que monetice lo digital, aunque sea en parte. Algo que será
positivo para todos, ya que se diversificaría mucho más la cantidad de
trabajos o actividades posibles y esto mismo permitiría una mayor libertad
e independencia de los individuos a la hora de acceder a un medio de vida.
Por ejemplo, con las impresoras en 3D se están creando unas posibilidades
de fabricación y producción que eran casi impensables hace unos decenios.
Y las consecuencias que tendrá esta nueva forma de elaborar utensilios,
casas, y todo tipo de objetos y prótesis es una revolución en toda regla.
Es cierto que no es bueno monetizarlo todo. Existen sentimientos y
emociones, etc., que poseen un valor incuantificable, pero también es
verdad que con el esfuerzo de las grandes empresas se podría activar un uso
de Internet que fuera más provechoso para todos, con compensaciones
económicas generalizadas para los que contribuyen con sus conocimientos
y creatividad. Esto puede parecer algo completamente utópico, y
probablemente lo sea. Aunque, tal vez, cuando pasen varios decenios sea
algo usual en unas nuevas formas de vida social que premien el esfuerzo
con dinero. Algo que, actualmente, no sucede siempre, por desgracia.