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No me gusta estar lejos,
pero si nuestro amor es azul,
no me romperé la cabeza
pensando ¿dónde estarás?,
yo estoy a tu lado siempre,
aunque el destino nos separe,
siempre estás en mi cabeza
y en ninguna otra parte.
El amor es azul cuando se es fiel,
cuando se ama de verdad
y la distancia no es obstáculo
para dejarse de amar.
Algún día nos juntaremos
y todo recordaremos,
y también comprenderemos
que lo nuestro es de verdad,
no sólo un juego que se acabará.
Eterno y azul es y será
pues existe voluntad,
comprensión y amor
para que sea así toda la eternidad.
A Mercedes Isabel: A mi edad, me pregunto, sin pretender escribir los versos mas triste esta tarde. Como olvidarte, flor de mi vida. Desventurado sería, no haberte tenido.
El hombre ocupa el área ocre de la pista. La mujer, el área aceituna. El hombre, debajo de una mesa liviana. Cerca y silencioso, un enanito disfrazado de enanito de jardín. El haz del “buscador”, quieto, lo ilumina. Se enloquece. Se pasea por el área ocre. Se detiene en el hombre: Romeo, el italiano. Habrán de imaginárselo: candor.
Resulta admirable encontrarse con un libro que guarda sus raíces en la investigación académica y en la fusión de las pasiones por la tradición oral y la ilustración. La cantidad de datos, citas, reflexiones minuciosas, relatos, trazos y nombres aparecen de una manera tan acertada, que en conjunto configuran ese terreno seguro donde entregarnos confiadamente a la lectura.
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